Ulises Mérida, la belleza que envuelve a la mujer
- El optimismo marca la décima colección del modisto
- El contraste de tejidos aporta riqueza a la colección
- La actriz Ana Fernández ha puesto voz a la Moda
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Cuando todavía resuenan los aplausos del desfile de Palomo Spain un silencio respetuoso, y doloroso, se ha instalado en la pasarela Cibeles tras ver de nuevo, aunque con otros ojos, el vídeo que hicieron David Delfín y Bimba Bosé en 2012. Es uno de los homenajes que se harán estos días al diseñador y la modelo. Dos notables ausencias que todos tienen muy presentes.
Ese silencio ha dado paso a la Moda. Ella, la Moda, ha leído un manifiesto con la voz de Ana Álvarez para reivindicarse. “Miradme y ved lo que soy porque soy mucho más de lo que aparento; soy un universo de estilos, soy arte y soy expresión”.
Y después el desfile, con una cuidada puesta en escena. Las modelos caminaban entre maniquíes desnudos, quizá esperando a ser vestidos con la nueva colección de Mérida, la décima. Una propuesta optimista y alegre para la que se ha dejado llevar por la simpatía de los colores alegres, como el turquesa y el naranja, dejando atrás otros más fríos como el morado que tanto le ha acompañado en estos cinco años.
La colección se articula en tres bloques cromáticos: blancos, tierras y naranjas, muy cálidos; azules joya, tierra y marino, más sofisticado; y azul noche intenso, tono que reserva para los vestidos de fiesta que modela sobre la modelo, con ese talento que tiene para crear a partir de un tejido plano.
Mérida trabaja especialmente las prendas de día con patrones fáciles de llevar, volviendo a sus orígenes, a la esencia, pero pensando siempre en la venta y no dejándose cegar por los focos de las alfombras rojas que se suceden de cuando en cuando.
Vemos chaquetas, pantalones, vestidos sencillos pero muy favorecedores y camisas, una pieza que ha convertido en su bandera y ondea con elegancia. Ahora, en colaboración con la casa Mirto, ha hecho cinco modelos que ya están a la venta. “Es fantástico trabajar con una empresa con tanta experiencia para poder desarrollar un producto de calidad y dar un servicio muy rápido”, cuenta.
Su camisa, la reinterpretación de la famosa Bettina de Givenchy, se convierte ahora en una gabardina de neopreno y da paso a conjuntos de chaqueta y falda que tienen una silueta 'A' muy femenina y coqueta que contrasta con otras siluetas más líquidas y más envolventes, menos estructuradas.
Las texturas enriquecen la contenida paleta de tonalidades y a veces juegan al contraste de brillo y mate, como el satén o el lino de aspecto rústico que resulta muy atractivo y apetecible.
El modisto se divierte mezclando hasta cuatro tejidos de distinta naturaleza y color para provocar el efecto de un estampado, y destacan las que tienen un patrón que es un círculo perfecto y “que caen de forma aleatoria sobre el cuerpo”, señala.
Los lazos y nudos que tanto marcaron sus colecciones anteriores desaparecen o se convierten en tirantes de un vestido o en una joya de belleza brutalista. Es, sin duda, una de sus mejores colecciones, una de las refinadas y contenidas. “He querido trabajar una silueta muy relajada, muy limpia, muy bella, una silueta que se entienda”. Y que se venda, hay que añadir.