Hawái, el sueño de Juan Vidal
- El modisto recrea los iconos y el simbolismo hawaianos
- El patrón pareo y el corte al bies recorren la colección
- Los vestidos joya arrasan por el imponente trabajo manual
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El sueño de Juan Vidal es ir a Hawái y mientras espera se conforma viendo películas como Al sur del Pacífico, escuchando a Elvis u observando las obras de Gauguin, así que el cine, la música y la pintura le han inspirado para la colección de primavera y verano de 2018, titulada 'Lula Rock-A-Hula'.
Vidal explora todos la iconografía de la cultura tiki, las bailarinas ‘hula’ y los carteles publicitarios de los años cincuenta que vendían el turismo en las islas como el viaje al paraíso, contando, con sus prendas, el choque brusco “entre los que les vendían y lo que se encontraban después”, dice.
El patrón envolvente, como un pareo, marca los patrones de vestidos y faldas, estrellas de la pasarela, a veces hechos con superposiciones o tablas planchadas y otras resaltando los vivos de las costuras, una de las señas de la casa. “Me gusta mucho hacerlo porque se remarca mucho más el trabajo del patrón”, añade.
La rafia típica de los sombreros hawaianos y las faldas de las bailarinas se emplea con ganas en forma de pompón, a veces como elemento ornamental y otras veces integrada en la prenda. Un detalle que aporta un sensual movimiento al caminar.
La gabardina y la guayabera pierden su masculinidad para empaparse de una desbordante feminidad, lo mismo que los estampados. Palmeras e hibiscos pierden su estilo ‘turista’ gracias al talento del modisto que logra presentarlos elegantes y seductores.
El punto de viscosa desempeña un importante papel en la colección y lo vemos, con un aire setentero, en vestidos ajustados y en jerséis que parecen postales idílicas. Ideal es la falda de otomán de lamé elástico en verde, pura arquitectura, que tiñe en un verde festivo, nocturno y sensual.
Destacan estampados sobre una organza o una sinuosa seda brillante pero quedan maravillosos bordados en vestidos-joya que juegan al contraste en verde y negro o en rojo y negro.
Vidal los hace con lentejuelas maxi y canutillos sobre un fondo de lentejuela mini, “son una maravilla y hemos tardado cuatro meses en hacerlos”, revela. Los zapatos mezclan un trazo oriental con tacones tiki, un golpe de efecto arrebatador.