Alvarno abren la puerta al romanticismo
- Los diseñadores abren un nuevo ciclo cambiando de registro
- Las prendas se aligeran y adquieren un tono más romántico
- Todas las modelos llevan cuellos y lazos en homenaje a Lagerfeld
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week
Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, directores creativos de Alvarno, salen de su zona de confort y cambian de registro para cerrar así un ciclo de siete años y comenzar otro, con esta colección.
“Echamos la vista atrás y vemos que el tiempo ha pasado muy rápido, que han sido unos años muy intensos y que hemos logrado muchas cosas, tanto en el terreno profesional como en el personal” dicen, y recuerdan todos los premios que han recibido - sobre todo en Cibeles, donde hicieron historia-, su trabajo en la casa Azzaro, las colaboraciones con importantes empresas internacionales como Disney… “Da vértigo pero seguimos con la misma fuerza y las mismas ganas”.
Su nuevo camino comienza con un cambio en el desfile. La música es más tranquila, las modelos caminan más lentas y la pasarela cambia las estructuras metalizadas por un vergel. Un escenario ideal para acoger su nueva propuesta, un trabajo con el que rompen algunos esquemas y revisan su estilo. Ahora prescinden de los estampados salvajes que tantas alegrías les han dado y de las geometrías. Su nueva línea se consigue aligerando las prendas, buscando una silueta más fresca y romántica pero manteniendo su identidad, su sello.
Llaman la atención los vestidos que llevan bandas verticales que se abren al caminar, restando intensidad a las prendas. “Son bandas al bies cortadas con láser y luego viveadas, ¡para algunos vestidos hemos empleado hasta cien metros de tejido”, añade Álvaro.
Se aprecian prendas que estética casi minimalista, vestidos en negro que destacan por su exquisito patrón y camisas blancas que se bordan con gracia y se llevan con pantalones, las únicas prendas que permiten los zapatos de tacón, ya que se apuesta por la sandalia plana.
No se olvidan de las prendas que adoran sus clientas, como los abrigos sin mangas de textura casi oriental y tonos refrescantes como el naranja. Tampoco falta su chaqueta militar, bordada de lujo ahora y con una impactante sorpresa en la espalda.
Las espaldas son el foco de atención y llevan escotes muy estudiados, algunos con sus ya famosos juegos de tirantes que forman geometrías y rejuvenecen los vestidos más especiales, de fiesta, que a veces decoran con las impactantes joyas de porcelana de Juan Guillén o las metálicas de Inés Sainz.
El encaje en oro metálico provoca glamurosos reflejos y los estampados se usan jugando con el color, en blanco y negro, negro y blanco y con tonos como el naranja o turquesa, muy presentes en la colección.
Destaca un conjunto en shantung de seda drapeada y los plisados que aprietan con gusto vestidos y faldas en tono azabache, o también vestidos en algodón de seda blanco. El corte imperio se aplica a majestuosos vestidos de noche que juegan con las texturas y el color, mezclando transparencias y bordados o aplicando flores metálicas en cobre sobre un fondo azul marino.
De broche, una novia que cierra este primer capítulo de su nueva vida. Un diseño romántico y muy femenino que va bordado con perlas y encaje y encima, como barnizado con elegancia, lleva flores de organza y tul. Texturas mimosas, y a veces inocentes, que, como dicen ellos, camuflan la fuerza de la mujer.
Y un detalle. Todas las modelos llevaban cuellos blancos y lazos negros. “Es un guiño a Karl Lagerfeld”, dice Arnaud. En el taller del alemán se formaron los dos durante años. Fue hace más de una década, de 2000 a 2005, pero ahora, para comenzar este nuevo ciclo, han querido hacer un cálido homenaje al Káiser.