Hannibal Laguna, 30 años de moda y flores
- El diseñador celebra en Cibeles su 30º aniversario
- La primera flor que hizo siendo un niño está presente en la colección
- Laguna repasa con rtve.es sus tres décadas en la moda
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La primera fila estaba a reventar, tanto que el front row de Hannibal Laguna se tuvo que extender hasta la tercera bancada. Su desfile iba más allá de la presentación de su nueva colección porque el modisto celebraba tres décadas de moda y muchas de sus clientas y amigas querían estar a su lado. Algunas como la cantante de boleros Tamara o Vanesa Romero habían desfilado para él en otras ocasiones.
"La colección no es una retrospectiva, es una continuidad de la anterior, porque quiero mantener el mismo mensaje y seguir esa línea", cuenta Laguna. Pero algo hay de nostalgia y tiene forma de flor. "Cuando hemos estado revisando los archivos mi madre me ha dado una flor que tenía guardada, como si fuera una flor natural. Es una flor de cuatro pétalos en tela que hice yo de pequeño con retales de tejido de la fábrica de mi madre. Y las flores han estado presentes en mis colecciones durante este tiempo. He dedicado colecciones completas a las flores, con las siluetas, los estampados y los colores. ¡No hay nada más femenino!", revela.
Las formas, las texturas y los colores de las flores siempre han estado presentes, de una manera evidente o de forma más sutil, en sus colecciones. "Estoy enamorado del mundo floral, ¡a veces es un poco obsesivo! Nunca me ha dado por hacer un estampado de cebra o tigre y es que me viene de pequeño: ¡no tenía conocimiento y lo primero que hice fue una flor!".
El desfile se divide en tres bloques. "En el primero he querido mezclar esa flor de infancia y he hecho un dibujo de un guipur en neopreno que se ha cortado al láser, algo que nunca pensábamos hacer en aquella época y que es como unir el principio y el final. Luego destacan los estampados posicionados, que ya hice en la colección anterior y que han sido un hit de ventas".
Lo artesanal es uno de los valores de Laguna y una de sus armas para competir en el exterior. Ahora, vemos vestidos de satén que van estampados y sobre esllos se imprime un tul transparente con el mismo dibujo, reduciéndolo, "y así crear ese caos verbena sobre el que después se ha bordado a mano con los mismos colores”.
La segunda parte conecta con su adolescencia y hace referencia a una parte muy importante de su carrera marcada por el uso de los corpiños que pasaron de ser un elemento exterior a ser una pieza interna. Los vemos en vestidos con bordados barrocos en cuarzo y perla, como hacía en los 90, que llevan el cuerpo drapeado y la falda cayendo al bies, igual que hacía Madaleine Vionnet, uno de sus referentes. “Me ha llevado a tirarme horas esculpiendo el cuerpo dentro de pliegues que se encuentran”, cuenta.
Hay que destacar los corpiños hechos con tul invisible "que no van emballenados y sujetan el pecho desde la verticalidad, no desde la horizontalidad, para mí son los sujetadores del futuro. Llevo años utilizándolo, también en vestidos de novia”.
La tercera parte representa la madurez, plasmada en vestidos de flores marcados por las asimetrías, realizados en mikados de seda hechos en Valencia. Los vemos en liso y con estampados digitales. “Siempre cortados al bies, evitando las costuras laterales y con la cola Laguna que crea esa silueta sirena que tanto me gusta".
La cintura se marca en casi toda la colección, algo característico de la casa, pero destacan dos diseños muy limpios que se separan del cuerpo cayendo en vertical y provocando una nueva silueta. “Quién sabe, a lo mejor por ahí es el camino del futuro”.
Las ovaciones han acompañado las salidas de las modelos, especialmente las de Godeliv Van Den Brandt, una de sus musas. Con ella se ha fundido en un emotivo abrazo tras el desfile. Después ha bajado de la pasarela para abrazar y besar a la guardiana de aquella primera flor que hizo siendo un niño. Carmen, su madre.