Jorge Vázquez, el mago de la belleza
- El modisto deslumbra con un desfile imponente
- La colección tiene aires franceses de los 50 y 60
- El tul y las muselinas se adueñan de los vestidos de fiesta
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week
Jorge Vázquez no se quita los nervios previos al desfile. Es la prueba de fuego pero además cada vez hay más rivalidad, a la hora de engatusar a la prensa y coger la pequeña porción del pastel de las ventas. El nivel de los desfiles ha crecido mucho en las últimas ediciones y el modisto se siente pionero en decorar a lo grande la sala principal.
“Creo que sí he generado esa competencia”, dice. Competencia sana, y necesaria, además. Solo así el nivel será cada vez más alto y se competitivos. “Es un incentivo y así podemos estar a la altura de los desfiles de Nueva York y París”.
Vázquez es un hedonista, adora la belleza y quiere ayudar a que la vida sea un poco más bonita. “Es todo tan feo fuera que necesito hacerlo, además creo que la gente se está acostumbrando a lo feo y eso es terrible”.
Todas sus pasarelas, desde que regresó a Ifema tras pasar por MFSHOW, han sido espectaculares y en esta ocasión ambienta su colección en un jardín francés de finales de los 50 y principios de los 60. Las prendas, también.
Los tejidos tienen mucho protagonismo, por su adn y por su tacto. “Son muy naturales y la mayoría van empolvados con un aspecto lavado, y me gusta el contraste entre los mates y los brillantes, como el lino o el algodón seco por un lado y los técnicos de papel que crujen con el movimiento y son más sofisticados”.
En lino vemos sencillos abrigos y en algodón mate vemos vestidos con fruncidos y detalles de volantes. En textura de papel brillante Vázquez desarrolla todo tipo de prendas, como camisas masculinas y pantalones de pinzas y cintura alta.
Tiene claro que hay que vender y para la tienda hace una extensa línea de día y tarde, con sudaderas que llevan su nombre en inglés y la palabra Forever, en un precioso homenaje a David Delfín.
Además propone jerséis con shorts, camisas con pantalones capri, vestidos y abrigos en negro liso, camisas tipo caftán con pantalones amplios, vestidos de refinado aire hippy y sastres perfectos con abrigos kimono.
Con la parte de cóctel llegan los volantes que el diseñador emplea con cariño en distintos tamaños y formas. El mono adquiere protagonismo con escotes de vértigo y poco a poco los estampados se van adueñando la colección, dejando atrás los bordados que tanto han marcado anteriores colecciones.
El guipur también se trabaja con ganas y lo vemos en tonos azules y rosas en vestidos mini de tirantes y en vestidos maxi de mangas largas. El tono nude cobra protagonismo al final y se utiliza para teñir el tul de los diseños de noche y fiesta que llevan crinolinas y también en los de muselina que van “bañados con gotas de cristal”, rebela.
Algunas prendas tienen un delicado acento lencero y otras son más potentes, como los vestidos en tafeta o raso con flores estampadas, algunos con femeninas mangas abullonadas y otros con tirantes tipo ballet. Distintos patrones para distintas formas de disfrutar de la noche, insinuando debajo de un pliegue o seduciendo a través de una abertura o un escote.