Wim Wenders naufraga en San Sebastián con 'Inmersión'
- El cineasta inaugura el festival con un romance sobre la esperanza de salvar al mundo
- Alicia Vikander: "Ahora se cuentan historias que no se contaban en el pasado"
Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) no teme a las críticas. “No las leo porque las buenas hacen que te lo creas y las malas te hacen sentir como una mierda. Solo leo críticas de otras películas”. No parece mala receta: su película Inmersión, que inaugura la 65 edición del Festival de San Sebastián, ha congelado las expectativas en el primer día del certamen.
Acompañado de la oscarizada (y próxima Lara Croft) Alicia Vikander el cineasta alemán, ha presentado su adaptación de la novela de J.M. Ledgard en una coproducción europea con participación española (contiene escenas rodadas en La Mancha y la música es de Fernando Velázquez).
La trama es sencilla: Una biomatemática y un espía se conocen y enamoran en un lujoso, apartado y encantador hotel de la costa francesa. Ella (Alicia Vikander) aspira a descubrir vida abisal que arroje luz sobre la supervivencia de la vida en el planeta. Él (James McAvoy) pretende combatir el terrorismo yihadista y confía en la acción política.
Pero ella no conoce su verdadera identidad y, mientras es él es secuestrado, ella emprende una arriesgada inmersión hacia abismos oceánicos nunca explorados sin tener noticias de su amante.
El naufragio es doble: en primer lugar, la historia de amor, almibarada y trufada de citas, no emociona. Y, en segundo, la alegoría sobre el maridaje entre ciencia y política como única esperanza para salvar el mundo es discursiva, como mal menor, y poesía vacía en el peor de los casos.
Wenders explica el inestable cocktail: “Cuando leí la increíble novela de Ledgard me dije: hay mucha oscuridad en nuestro planeta. Esta la oscuridad del fondo del océano y del fondo de nuestra alma. Y tenía que equilibrarlo: no puedes luchar la oscuridad con la oscuridad. Su amor les lleva a aventuras por separado”.
Tanta ambición por la profundidad condena a Wenders a la superficie. Lejos queda el talentoso director de ficciones como Alicia en las ciudades o Paris, Texas, y el valiente documentalista de Relámpago sobre el agua, Buena Vista Social Club, o La sal de la tierra.
Alicia Vikander y el privilegio de su generación
Alicia Vikander es pura naturalidad y bienvenida por tanto a cualquier promoción festivalera. Y, ahora mismo, una de las pocas actrices con capacidad de elección. “Sigo siendo muy joven y estoy al comienzo de mi carrera. Solo llevo trabajando en inglés seis años. Creo que en los últimos años salen historias que no se han contado en el pasado y hay más oportunidades”, explica sobre la amplitud de registros y papeles que le ofrece la industria.
Wenders aprovecha para coincidir categóricamente: “No existe una generación de mujeres que haya tenido sus oportunidades”, en referencia a la riqueza de personajes femeninos en la actualidad.
En Inmersión es una matemática independiente que toma la iniciativa en las relaciones. “Admiro de mi personaje su pasión y he aprendido mucho: no tenía idea exacta de lo que los matemáticos hacen por nosotros en el mundo real”, explica Vikander, que confiesa que su madre le hizo ver de pequeña clásicos de Wenders como El cielo sobre Berlín.
Yihadismo y responsabilidad de occidente
Concebida antes del incremento de atentados yihadistas en Europa, la actualidad redefine en parte Inmersión. “El terrorismo es solo uno de los elementos del guion, no su tema principal. Lo que me interesaba era tratarlo sin prejuicios, pero luego se convirtió en un tema muy importante en la actualidad”, piensa Wenders.
E incluso se aventura al analizar sus causas: “Es un problema de la sociedad que viene del pasado, de la falta de equilibrio entre ricos y pobres. Declarar la guerra contra el terrorismo en 2001 fue lo mejor para el terrorismo. Creamos parcialmente ese monstruo”.
Y, tras el prólogo, San Sebastián se prepara para la gala de inauguración (21.00 h. en RTVE.es y La2). El gran cine está por llegar.