El Govern asegura que han votado 2,2 millones de catalanes y que el sí ha ganado con un 90%
- Turull informa de que se han recogido 2.262.424 papeletas (2,3 millones en el 9-N)
- El No, según los datos del Govern, ha cosechado el 7,87% de los votos (176.566)
- La Generalitat permititió votar sin sobre, con la papeleta impresa en casa
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La Generalitat de Cataluña ha anunciado después de realizar el recuento de los votos en el referéndum del 1-O y tras una jornada electoral sin garantías que se han emitido 2,2 millones de votos (de un censo de 5,5 millones) y que el sí a la independencia ha obtenido dos millones de votos, lo que supone el 90% de los votos favorables a la independencia de Cataluña, según un escrutinio sin interventores ni Junta Electoral.
A las 0:30 horas se daban unos resultados que han sido muy similares a los de la consulta del 9 de noviembre de 2014, que también fue suspendida por el Tribunal Constitucional. En concreto, el portavoz de la Generalitat, Jordi Turull, ha dicho que se han recogido 2.262.424 papeletas -fueron 2,3 millones en el 9-N).
Tomando como válido el recuento de la Generalitat, con el 95% de los votos escrutados, el 90,09% de los participantes han votado Sí a la independencia de Cataluña (2.262.424 votos); el No ha cosechado el 7,87% de los votos (176.566) y ha habido 40.686 papeletas en blanco (2,03%) y 20.729 votos nulos (0,89%). Llama la atención que la suma de estos porcentajes supera el 100% de los votos; en concreto, da un 100,88%.
Sin embargo, los resultados que han presentado en rueda de prensa Turull; el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, están bajo sospecha principalmente por las circunstancias en las que se ha desarrollado la votación: un censo universal electrónico improvisado 45 minutos antes de abrir los colegios, inutilizado por la Guardia Civil, de modo que no se podía garantizar que quien quisiera votara cuantas veces quisiera, y además con una 'prórroga' para votar hasta que toda la gente que guardaba cola a la hora prevista de cierre de los colegios depositara su voto.
Merced a las reglas dispuestas por la Generalitat con esa insólita figura del censo universal, los 5,5 millones de catalanes con derecho a voto podían votar en el colegio electoral o punto de votación que quisieran, y además hacerlo sin sobres, con la papeleta doblada e impresa desde casa, presentando el DNI o pasaporte, independientemente del empadronamiento.
Turull ha dicho que de ese censo habría que restar (aunque solo teóricamente, por las razones antes expuestas) 400 escuelas cerradas o cuyas urnas fueron requisadas, que representaban a 770.000 votantes, aunque en rueda de prensa negaba la posibilidad de que se hubieran duplicado votos, algo que desmienten imágenes difundidas a lo largo de la jornada.
La Generalitat da por válido el resultado
El conseller de Presidencia ha dado por buena la votación pese a todas las alteraciones que ha sufrido el proceso previsto por el Govern a lo largo del día, por el "marco de excepcionalidad" en el que se ha celebrado.
Pese a lo irregular de la votación, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado que en los próximos días "trasladará" al Parlament los resultados para que, dado que el 'sí' es mayoritario, aplique el procedimiento previsto en la ley del referéndum para proclamar la independencia.
También el vicepresidente de la Generalitat y líder de ERC, Oriol Junqueras, presente en la rueda de prensa en la que se han avanzado los resultados, ha afirmado que serán "consecuentes con el mandato democrático que los ciudadanos no han dado", pero que es al Parlamento de Cataluña al que le corresponde declarar la independencia.
Según el artículo 4.4 de la ley del referéndum, aprobada por el Parlament y suspendida por el Tribunal Constitucional, si el 'sí' a la independencia sale vencedor, el Parlament, "dentro de los dos días siguientes a la proclamación de los resultados por parte de la Sindicatura Electoral, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de la independencia de Cataluña".
El Estado español, "la vergüenza de Europa"
Con estos insólitos cálculos, se cumplen así las expectativas que la Generalitat enunció al cierre de los colegios electorales, cuando el mismo Turull se jactó de que los votos de los catalanes se podrían contar "por millones", a pesar, decía, de que "la Policía está haciendo una auténtica salvajada" empleando pelotas de goma y gases lacrimógenos en cargas en el entorno de varios puntos de votación.
Por eso, al tiempo que ha anunciado que los catalanes podrían seguir votando más allá de las 20:00 horas, tildaba de "escándalo internacional" la actuación del Estado. "Es la vergüenza de Europa", añadía.
"El Estado español se ha puesto en una situación muy comprometida y tendrá que ponerse frente a los tribunales internacionales" por ponerse "a la vanguardia de la violación de los derechos fundamentales", afirmaba el consejero de Presidencia de la Generalitat.
Junqueras también ha insistido al final de la jornada en que "la prensa de todo el mundo refleja cómo se ha utilizado la violencia para impedir el derecho al voto, pero que "Cataluña ama la democracia y lo ha tenido que demostrar en circunstancias adversas".
Referéndum "efectuado", pero "no con normalidad"
Pese a esta normativa, debido a la actuación policial, Turull ha admitido que "no se ha podido votar con normalidad" ya que se han tenido que cerrar colegios. El grupo de académicos y profesionales elegidos por el Govern para el seguimiento del referéndum ha asegurado en una rueda de prensa por la noche que se han abierto 2.162 colegios electorales de los 2.315 previstos inicialmente, es decir, el 93%.
Los académicos que conforman el grupo son los catedráticos de derecho constitucional de la Universidad de Barcelona Enoch Albertí y Joan Vintró, el catedrático de ciencia política en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) Ferran Requejo, la catedrática de derecho constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona Mercè Barceló, el decano de la facultad de derecho de la UPF, Josep Maria Vilajosana, el abogado Ignasi Faura y el notario Eladi Crehuet.