Montesol: "Fortuny me ha enseñado la experiencia vital de retratar a otro ser humano"
- El dibujante presenta Idilio, su cómic dedicado al pintor dentro de la colección del Museo del Prado
- El 21 de noviembre el museo inaugurará la exposición Mariano Fortuny (1838-1874)
Con motivo de la exposición Mariano Fortuny (1838-1874), que podrá verse en el Museo del Prado del 21 de noviembre de 2017 al 18 de marzo de 2018, el museo presenta su tercer cómic, Idilio, que Montesol (Barcelona, 1952) ha realizado inspirándose en las famosas acuarelas del artista.
Un cómic que narra el viaje iniciático de un joven a Tánger, en 1974, donde buscará inspiración y creatividad. Y cuyo título parte de dos obras de Fortuny. “He hecho un recorrido vital entre El idilio y El Anacoreta –asegura Montesol-. El idilio es un grabado sobre un fauno, un pastorcillo que toca la flauta en un pedestal en unas ruinas romanas, y que representa para mí el momento del adolescente que descubre mundo. Y El anacoreta lo interpreto como el momento al que yo estoy llegando ahora: el hombre maduro con la mirada ya formada”.
“Por eso pensé que Idilio era un título muy bonito, porque quería representar ese idilio con la vida” –concluye Montesol-.
Los Rolling Stones y David Bowie
Montesol nos comenta cómo encaró el proyecto mezclando las experiencias de Fortuny con las suyas propias: “La diputación de Barcelona mandó a Fortuny a Tánger y Marruecos para realizar un cuadro enorme con las batallas de O’Donnell y Prim, contra los insurgentes que acosaban Ceuta, Melilla, Tetuán. Fortuny tomó muchos apuntes de los árabes, de las tiendas, de los campos de batalla… Si quería trabajar a Fortuny debía hacer un cómic sobre ese lado suyo”.
“Pero –continúa- generacionalmente lo que me quedaba más cercano era cuando los Rolling Stones estaban en Tánger en los años 70, con Brian Jones totalmente colgado. Allí coinciden con restos de la generación maldita americana, con Paul Bowles… Si ves las películas de Visconti comprobarás que en los diálogos colaboraron Bowles y Tennesee Williams. Había mucho movimiento cultural. También William S. Burroughs y El almuerzo desnudo, que fue otra obra que nos impactó muchísimo a nuestra generación”.
“Patty Smith, Lou Reed, David Bowie,Velvet Underground… -continúa Montesol- Me sumerjo en ese movimiento, que coincidió con mi época de formación. A lo que añadiiría los existencialistas franceses como Camus, los escritores que huyeron del nazismo, como Thomas Mann. Con todo eso he construido esta historia, ese viaje iniciático de un adolescente. El momento en el que rompe el cascarón del huevo familiar, aterriza en el mundo y empieza a vivir de verdad. Cuando empiezas a ver qué te gustaría ser”.
“Tenemos miedo a enfrentarnos a la realidad”
En los otros cómics de la colección del Prado, El Tríptico de los encantados de Max (sobre el Bosco)y El perdón y la furia de Altarriba y Keko (sobre Ribera), los autores no han intentado imitar ni reflejar el estilo de los pintores que homenajeaban. Pero Montesol sí: “He querido partir de lo que a mí me interesaba de Fortuny, sus apuntes y cómo trataba la realidad, algo que ahora ya no se hace”.
“He descubierto muchas cosas de Fortuny –asegura Montesol-. Sobre todo la riqueza, la experiencia vital de enfrentarte con la realidad, encararte con otro ser humano cuando tomas apuntes al natural, ese conocimiento no lo supera nada. No hay ordenador ni fotografía que te acerque a esa experiencia única de contacto con otro ser humano”.
“Antes –continúa- los pintores se formaban enfrentándose a la realidad. Hoy en día parece que los artistas, tenemos miedo de enfrentarnos a esa realidad. En parte porque la realidad es muy agresiva. Yo he estado tomando apuntes en París y la policía ha venido prohibírmelo porque hay mucho miedo al terrorismo, porque a la gente le molesta que les dibujes…”
“Yo me acerco a Fortuny porque tengo acceso a sus apuntes y veo cómo trataba la realidad, con estas manchas, estos claoroscuros. Estas insinuaciones, porque con una mancha y dos líneas ya representaba una playa en la que hay unos árabes… Para mí ha sido un placer fundirme con su estilo para tratar esta historia” –concluye-.
Descubriendo a Fortuny
Montesol nos comenta que: “Fortuny es un pintor que conozco bien. Yo soy de Barcelona, él de Reus. Y por cuestiones sentimentales y emocionales hace años que tenía acceso a las obras de Fortuny. En 1974 asistí a una exposición por el centenario de su muerte en el Museo de Arte Moderno de Barcelona y allí quedé deslumbrado ante una gran obra suya, de 3 x 9 metros que era sobre una de las batallas de Prim en Marruecos”.
“En esa época –añade- también estaba muy interesado por los pintores catalanes del siglo XIX, como Rusiñol y Casas. Como dibujante de cómic estaba muy marcado por definir la línea porque los medios de impresión no eran muy buenos y había que marcar esa línea para que el dibujo se entendiese bien. Si ves los tebeos antiguos no hay grises, no hay matices, porque había que dibujar en blanco y negro”.
“Eso hacía –continúa- que los dibujantes de cómic nos acostumbrásemos a ver la realidad con líneas, con trazos. Nos faltaba esa visión del pintor. El pintor pinta para que le compren un cuadro, los dibujantes pensamos en que van a reproducir nuestros dibujos en un montón de ejemplares. Son planteamientos diferentes”.
“Me interesa esa formación como pintor porque en los noventa me empezó a interesar la pintura a raíz de una experiencia muy interesante que hizo un marchante de arte contemporáneo, El supermercado del arte contemporáneo. Una vez al año los pintores y dibujantes vendíamos allí nuestras pinturas, dibujos, bocetos, como si fuese un supermercado. A raíz de ahí empecé a ver también como pintor. Y Fortuny me sirvió para entrar en la pintura”.
Expondrá los originales del cómic
Montesol destaca que Fortuny murió joven, en parte por el arte: “Cuando uno toma apuntes al aire libre tienes que ir con un equipo muy ligero, en su caso unos Dina-5, agua y pinceles. Y al final, en un arranque de pasión cuando estaba pintando, acababa chupando los pinceles para limpiarlos, para no perder ese instante que quería reflejar. En esa época las pinturas tenían materiales pesados y acabó con un cúmulo de tóxicos que le ocasionaron unas úlceras letales en el estómago”.
En cuanto a sus proyectos, Montesol nos avanza que: “A partir de esta experiencia con Fortuny, que ha sido tan enriquecedora, voy a exponer todos los originales de Idilio en la sala de las Francesas en Valladolid. Inauguramos el 2 de noviembre. Y para esa exposición he realizado cuatro originales de cuatro obras de Fortuny que son muy pequeños y que yo he tratado en gran formato. Como el retrato de un marroquí o El vendedor de tapices”.
Por cierto que nuestros compañeros de Efecto Doppler (Radio 3) os invitan esta tarde a la presentación del cómic en el Museo del Prado, en la sala de Las Musas, a las 21:00. Se podrá acceder desde la puerta de Velázquez desde las 20.30h., hasta completar aforo. Participarán Javier Ballester (Montesol); el comisario de la próxima exposición de Fortuny, Javier Barón; el impulsor de la publicación de cómics en el museo, José Manuel Matilla, y el director de la institución, Miguel Falomir. El acto se retransmitirá en un programa especial de Efecto Doppler.