El Estado Islámico pierde Raqqa, su principal bastión
- Las milicias kurdoárabes que respalda EE.UU. anuncian que controlan la ciudad
- Con todo, peinan las calles para desminarlas y capturar a los últimos yihadistas
- La derrota en su autoproclamada capital es un notable revés para el Dáesh
El grupo terrorista Estado Islámico ha sido expulsado este martes, tras meses de combates, de la ciudad siria de Raqqa, su principal bastión y capital de su autoproclamado califato, según han anunciado las milicias kurdas y árabes agrupadas en las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), que reconocen, con todo, que aún quedan algunos combatientes yihadistas en las calles.
En cualquier caso, la organización terrorista ha perdido ya el control de la ciudad y ve como, tras perder la ciudad iraquí de Mosul, ha cedido el control de gran parte del territorio que conquistó en 2014 en Siria y en Irak en las reiteradas ofensivas para desalojarle de lo que había convertido en el territorio sobre el que Abu Bakr al Bagdadi proclamó su califato.
Las milicias kurdoárabes, que están respaldadas por Estados Unidos, han culminado su victoria con la toma de la emblemática rotonda de Al Naïm, donde se celebraban las ejecuciones del Estado Islámico. Algunos de los combatientes no han podido contener las lágrimas, mientras otros mostraban su alegría y ondeaban la bandera del FSD o se sacaban fotos.
A su alrededor, queda un escenario de desolación: edificios en ruinas, calles invadidas por escombros y esqueletos de coches, como resultado de los cuatro meses de combates y bombardeos aéreos que han quebrado las defensas yihadistas. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización con sede en Londres que monitoriza el conflicto sirio, la batalla de Raqqa se salda con 3.250 muertos, de los que 2.120 eran combatientes de ambos bandos y 1.130 eran civiles, incluidos 270 niños.
En busca de los últimos combatientes yihadistas
“Las operaciones militares en Raqqa han finalizado. La ciudad está bajo el control total de las FSD“
"Las operaciones militares en Raqqa han finalizado. La ciudad está bajo el control total" de las FSD, ha confirmado a la agencia AFP el portavoz de las milicias kurdas, Talal Sello. "Actualmente se llevan a cabo redadas para eliminar a las células durmientes, si es que quedan, y para desminar la ciudad", ha añadido. Posteriormente, el portavoz de la milicia Unidades de Protección del Pueblo (YPG, en sus siglas en kurdo; las más relevante de la alianza), Nuri Mahmud, ha precisado a EFE que sus combatientes todavía "peinan" el casco urbano.
"Nuestras fuerzas están limpiando Al Raqa de mercenarios del Dáesh [acrónimo despectivo en árabe de Estado Islámico], nuestros combatientes llevan a cabo esta labor en los alrededores del Hospital Nacional", ha indicado. "Podemos decir que el 99 % de Al Raqa está limpia de terroristas del Dáesh, pero hay que acabar la operación del limpieza en el Hospital Nacional para destruir las minas y terminar con los remanentes de los mercenarios", ha detallado Mahmud.
Raqqa se había convertido en el símbolo de las peores atrocidades cometidas por el Estado Islámico, que planificó en la ciudad atentados como los cometidos en París en noviembre de 2015. "La alegría es indescriptible", asegura a la agencia AFP Oum Abdallah, una mujer que tuvo que huir a Kobani, a unos cien kilómetros al norte, tras enterarse de la noticia: "Cuando mi hermana me ha contado la liberación, ha comenzado a llorar, y yo con ella, gracias a Dios, gracias a Dios".
Las FSD lanzaron en noviembre de 2016 su ofensiva 'Cólera del Éufrates', encaminada en un principio a conquistar los territorios en torno a Raqqa, para aislar la ciudad y cortar sus vías de comunicación con el exterior. En junio de este año, sus combatientes lograron entrar en el caso urbano, gracias al apoyo aéreo de la coalición internacional que lidera Estados Unidos.
El símbolo del terror islamista
A principios de septiembre, las FSD se hicieron con el control del caso histórico de la ciudad, y han seguido avanzado hasta que este martes tomaron el principal hospital y el estadio municipal, en el centro de la urbe, que antes de la invasión yihadista llegó a superar los 200.000 habitantes. Durante los últimos días, en cirtud de un acuerdo alcanzaod entre los responsables locales y jefes tribales, se ha permitido la evacuación de los últimos civiles atrapados en los combates y la salida de unos 275 yihadistas, acompañados de sus familias.
La coalición internacional, sin embargo, se había opuesto a permitir la huida de los combatientes islamistas extranjeros: "Lo último que queremos es que los combatientes extranjeros sean liberados y que puedan volver a sus países de origen y causar más terror", explicaba el portavoz de la coalición, el coronel estadounidense Ryan Dillon.
En cualquier caso, la toma de Raqqa supone un importante avance en la lucha contra el Estado Islámico, que ahora ya solo controla algunos enclaves aislados en el centro de Siria, especialmente en la provincia de Hama y en el desierto de Homs; asimismo, tiene una presencia menor en la periferia sur de Damasco, la capital del país.
Su principal reducto, en estos momentos, es la provincia de Deir al Zor, en el este del territorio sirio, aunque ha perdido la mitad del terreno que controlaba en apenas dos meses, a manos de la fuerzas gubernamentales sirias, en este caso respaldadas por la aviación rusa. En Irak, mientras tanto, apenas mantiene dos ciudades en el extremo oeste del país tras perder su último gran bastión, Al Hauiya.