Treinta años después del 'Lunes Negro' de Wall Street, ningún broker descarta que pueda repetirse
- Aquel Black Monday, la Bolsa estadounidense se desplomó más de un 20%
- La incipiente automatización se combinó con la corrección de unos índices en máximos
- Desde entonces se han introducido frenos de emergencia para evitar ese caos
- Pero ningún operador del parqué se atreve a asegurar que no volverá a pasar
El 19 de octubre de 1987, Wall Street vivió la peor jornada bursátil de su Historia. La corrección de los principales índices -que estaban situados en niveles récord- se combinó con el primer ejemplo de descontrol derivado de la automatización de operaciones para provocar la mayor caída porcentual vista en la Bolsa estadounidense. Treinta años después, y a pesar de las medidas introducidas para frenar ese tipo de caos, los brokers no se atreven a afirmar que es imposible que se repita algo similar.
Aquel lunes de octubre -después de meses de subidas constantes que habían llevado a los índices bursátiles a máximos históricos y de un último mes complicado debido a las dudas de los inversores-, el mercado estadounidense se despertó con la resaca de las ventas masivas que se habían producido en Asia y Europa la semana anterior.
Un círculo vicioso de ventas
Wall Street respondió a lo sucedido en los otros mercados con ventas aún mayores, que se multiplicaron debido a un sistema automático de órdenes de compraventa que estaba aún en sus primeros pasos.
Entonces se usaba una estrategia de cobertura que vendía en corto los futuros de los índices para protegerse de la caída en la cotización de esos mismos valores. Así, el programa informático dió órdenes de venta para protegerse de las pérdidas, pero esas órdenes causaron a su vez pérdidas aún mayores y se entró en un círculo vicioso de ventas masivas que no se podía ni controlar ni parar.
El enorme volumen de ventas bloqueó el sistema y se tardó horas en actualizar precios que se movían a velocidades de vértigo, lo que repercutió también en otros mercados, como el de opciones y otros derivados.
"Nunca antes había visto movimientos en los precios como los de aquel día, y tampoco los he visto después", recuerda Ted Weisberg, un trader de Seaport Securities que trabaja en Wall Street desde 1969. "De hecho, es el día más terrorífico que he vivido en el parqué, con excepción del día siguiente al 11-S", resume este veterano operador.
Como resultado, al final de la sesión, el Dow Jones de Industriales se desplomó un 22,6% -equivalente a una caída de más de 5.200 puntos del índice actual-, el selectivo S&P 500 se hundió un 20,5% -igual a un retroceso de más de 520 puntos actuales- y el Nasdaq retrocedió un 11,4%, comparable a una pérdida de más de 750 puntos de ahora.
A pesar de los cortafuegos, otro desplome es posible
Desde entonces, el fuerte desarrollo de la tecnología bursátil, los cambios en el funcionamiento del mercado y la forma en que se gestionan ahora los fondos de inversión debería impedir que se repitiera un caos como el de aquel día.
Sin embargo, ningún operador descarta que pueda suceder otra vez, sobre todo, teniendo en cuenta que los índices estadounidenses están de nuevo en máximos históricos.
Según los brokers, aún se puede producir una caída del 20%, pero ocurriría de forma más ordenada. Eso es así porque la Comisión del Mercado de Valores ha establecido un sistema de cortocircuitos con el que se deja en pausa el mercado cuando se registran caídas del 10%, 20% y 30%.
Ese sistema -que sólo se ha aplicado una vez, en 1997- se revisó en 2012 para evitar situaciones como la de mayo de 2010, cuando -debido a un fallo informático- el Dow Jones se desplomó casi 1.000 puntos (un 9%) en pocos minutos y, tan rápido como había caído, rebotó en la misma cuantía.
"Cualquier cosa es posible", advierte Peter Costa, presidente de Empire Executions, que añade: "Con el predominio de la tecnología y la velocidad a la que esa tecnología ha cambiado el mercado, es muy posible".