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'La piel fría': ciencia ficción sobre la demonización del enemigo

  • Xavier Gens dirige una adaptación de la novela de Albert Sánchez Piñol
  • Aura Garrido interpreta a un ser mitad anfibio, mitad humano

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RTVE.es estrena el tráiler final de 'La piel fría', la adaptación de la novela de Sánchez Piñol

Al comenzar la I Guerra Mundial, un hombre desembarca en una remota isla oceánica con la misión de instalarse varios meses para registrar las variaciones climatológicas. La única compañía humana es un farero que ha convertido su faro en una fortaleza. Pero pronto descubre que anfibios humanoides surgen del mar para asediarles. Aterrorizados, deben sobrevivir cada noche a sucesivas oleadas de enemigos.

Con ese planteamiento debutó en 2003 como novelista el escritor y antropólogo Albert Sánchez Piñol. La piel fría fue un rápido éxito editorial traducido a 37 idiomas. El viernes 20 de octubre se estrenó su adaptación cinematográfica a cargo del cineasta francés Xavier Gens, en una coproducción que cuenta con la participación de RTVE.

Ray Stevenson, David Oakes y Aura Garrido protagonizan una mezcla de ciencia ficción y thriller que es en realidad una alegoría sobre la demonización del otro. ¿Qué tiene de universal La piel fría?

Habla de la relación del hombre con el prójimo, y también de la relación del hombre con la naturaleza”, explica su director en una entrevista para RTVE.es. “Y de cómo la falta de comunicación lleva a al hombre a destruir el entorno. Por suerte, el personaje de Friend está para traer un poco de esperanza a este mundo”.

Pese a la aplicación a cualquier tiempo y lugar, es obvio que el estreno de La piel fría coincide con uno de los mayores momentos de división en la sociedad española. “Es una película muy simbólica. El faro es un símbolo del extremismo y también del poder absoluto. Quien vive en el faro, ostenta el poder. Y la película muestra una destrucción del pueblo para ejercer el poder cuando, en realidad, la tierra nos pertenece a todos”.

Xavier Gens presentó la semana pasada en el Festival de Sitges "La piel fría", adaptación de la novela de Albert Sánchez Piñol en la que Aura Garrido asume el aspecto de una criatura medio humana, medio anfibia. En una isla perdida en medio del océano, dos hombres bajo extrema presión se defienden del asedio de esos extraños seres.

Las ideas, sin embargo, van por debajo en La piel fría. En pantalla, es una recreación fantástica con estética romántica. La dirección artística de La piel fría fue el último trabajo de Gil Parrondo, recientemente fallecido y ganador de dos premios Oscar (Patton y Nicolás y Alejandra).

“El desafío era encontrar una forma hiperrealista de contar la historia. El mejor recuerdo que tengo de Gil Parrondo fue encontrarme con un señor de 94 años con la energía de un niño. Investigamos la arquitectura, la textura de los faros, y tuve el honor de contar con su bendición para contar esta historia”, dice el director.

Aura Garrido, mitad anfibia, mitad humana

Aura Garrido da vida a Ameris, uno de esos seres que provocan el miedo de los dos humanos. La actriz se enfundó en un todo desafío: necesitaba ocho hora de maquillaje y dos de desmaquillaje para interpretar a una ‘carasapo’ criada en cautividad por el farero. “Fue muy intenso pero muy divertido. Llevaba prótesis a medida y tenía que estar seis horas de pie con los brazos en cruz. Y luego rodar”.

Garrido coincide en la lectura de La piel fría. “Habla de cómo nos relacionamos y cómo reaccionamos ante lo desconocido con miedo y desconfianza. Y cómo eso nos lleva a atacar, en vez de pararnos a mirar y buscar puntos comunes en el otro. Miramos más lo que nos separa”.

Irreconocible en pantalla, su personaje es solo movimiento y gesto. “Me gusta mucho el trabajo físico y gestual, pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo profesionalmente. No tenía las herramientas que suelo tener en cine para expresar: voz, mirada, gestos. Y eso daba mucho miedo.”

La solución estaba en casa: “Había que encontrar el movimiento para una especie y nos fijamos en distintos animales. Yo me fijaba mucho en mis gatos, que se han criado con humanos y son distintos a los salvajes, pero también en En busca del fuego, donde los personajes son homínidos que muestran ese trabajo gestual y físico entre lo humano y lo no humano”.