Yo quiero un tebeo
- El Museo ABC dedica una exposición a los tebeos españoles
- Historietas del tebeo. 1917-1977 presenta 300 obras, incluyendo 180 originales
- Puede visitarse desde el 31 de octubre al 4 de febrero de 2018
Mortadelo y Filemón, Esther, Anacleto, el Capitán Trueno… y sus creadores, Ibáñez, Escobar Jesús Blasco, Víctor Mora... son los protagonistas de la exposición Historietas del Tebeo. 1917 -1977, que puede verse en el Museo ABC de Madrid en colaboración con la Obra Social “la Caixa".
Es la primera exposición que revisa la historia y desarrollo de los tebeos españoles e incluye 300 obras (180 dibujos originales y 120 revistas), desde la publicación del TBO (1917) hasta la aparición del cómic adulto con la revista Totem (1977).
Según el Comisario de la exposición, Antoni Guiral: “Los mayores de cuarenta años disfrutarán recordando esas lecturas de juventud que forman parte de su cultura sentimental y su formación. Y los más jóvenes tienen la oportunidad de recuperar un tesoro que desconocen, que está impreso en papel, no en pantallas, pero que tiene un gran interés histórico, sociológico, artístico y literario”.
“El otro gran atractivo de esta exposición es la reivindicación del gran trabajo que hicieron estos maravillosos guionistas y dibujantes que, además no eran reconocidos como tales” –añade Guiral-.
La exposición
Antoni Guiral nos comenta qué es lo que vamos a ver en la exposición: “Es una muestra variada que combina páginas originales de los autores y tebeos históricos que está dividida en tres partes”.
“La primera -continúa Guiral- es una cronología, desde 1917 hasta 1977, donde se detalla, sobre todo, en que año nacieron ciertas publicaciones, el impacto de los tebeos en la sociedad (algunos vendían 300.000 ejemplares a la semana) y la progresión de la industria”.
“La segunda parte–añade- es la más importante: “Géneros, personajes y autores”. Es la que nos presenta esos originales de los autores. Y está dividida por temáticas, desde los tebeos de aventuras a los de humor, pasando por los tebeos románticos y otro tipo de publicaciones que se hacían para el extranjero a través de agencias. Desde los años 50 a los 80, los autores españoles trabajaron para todo el mundo, un tema que está poco estudiado pero que es muy interesante”.
Y la tercera y última –concluye- está dedicada a la confección y los formatos de los tebeos, desde los almanaques a los fascículos, ediciones singulares…”
En cuanto a las joyas de esta exposición, Antoni confiesa que: “Para mí es difícil destacar alguno, ya que cada original tiene la fuerza de su autores. Pero sí hay que destacar por el tema anecdótico, destacaría el original de la primera historia de La Familia Ulises, de 1944, y el original de una historieta inédita de Ibáñez de una serie (El doctor Esparadrapo y su ayudante Gazapo) de la que hizo siete páginas y la última, la que podemos ver aquí, no se publicó”.
Del TBO al Totem
"Yo quiero un TBO y me estaré quieta mientras yo lo leo..." (Canción de 1917)
La exposición cierra un año dedicado al centenario del TBO, que aquí también está muy presente. “La revista el TBO, que nació en 1917, marca el inicio de la exposición –asgura Guiral-. Marcó una forma de hacer tebeos y, además, a partir del año 1931 se estrenó la canción “Yo quiero un tebeo”, que es la que provocó que los niños pidieran tebeos a sus padres”.
La exposición finaliza en 1977 con la aparición del llamado cómic adulto. “De hecho –asegura Guiral- el uso de la palabra tebeo queda fuera de lugar en ese año porque antes había empezado a llegar un cómic para adultos, más undergorund… como El Papus. Pero ese año apareció la revista Totem, que estaba dirigida a lectores adultos y que recuperaba lo mejor de la historieta europea y americana de los anteriores 15 años, cuando se reivindicó la historieta como medio de comunicación para adultos”.
“Con la aparición de Totem empezamos a hablar del cómic para adultos y entendemos que la palabra “tebeo” refleja un tiempo ya pasado y un tipo de historieta obsoleto. Por eso la exposición se cierra en 1977 aunque en realidad los tebeos siguen siendo libros de historietas. Lo que ahora la gente llama "novela gráfica" para mí sigue siendo un "tebeo”.
Tebeos políticamente incorrectos
La exposición también nos recuerda una gran época para los tebeos, cuando se vendían millones de ejemplares al mes. “Estos tebeos tienen todo tipo de influencias e idiosincrasias, porque la industria del tebeo español fue muy potente a nivel nacional por la cantidad de títulos que vendían y la importancia de los autores. Y a nivel internacional, a partir de los años 50 muchísimos autores trabajaron para el extranjero”.
“Los tebeos son hijos de su tiempo –añade Guiral- y reflejaban las condiciones, sociales, culturales y políticas de cada época. En la dictadura franquista muchas veces fueron en contra de la dictadura, sobre todos los tebeos de humor que, en su momento, fueron políticamente incorrectos. Hay algunos que lo siguen siendo hoy en día. Hasta que alguien se dio cuenta de que ciertas cosas no se podían publicar y a partir del año 55 se hizo una legislación especial y los tebeos de humor dejaron de ser tan rebeldes”.
“Por ejemplo –añade- al Capitán Trueno también se le acusaba de que el protagonista no practicaba la religión católica sino que parecía laico y, encima, viajaba por todo el mundo con su novia, con la que no estaba casado”.
El tebeo femenino y las autoras
La exposición tiene un interés especial por el cómic femenino y las grandes autoras españolas. “El cómic sentimental romántico dirigido a las niñas parte de una visión muy concreta de la mujer, absolutamente arcaica, desfasada y machista”.
“Pero –continúa- ese tipo de cómic también sirvió para que la mujer entrase de forma regular en la profesión. Desde principios del Siglo XX hubo grandes mujeres dibujantes pero cuando más aparecieron fue en ese tipo de cómic porque los editores pensaron que tenían la sensibilidad idónea para dibujar esos tebeos románticos. Esa generación de dibujantes femeninas fue excepcional. Aunque la exposición también tiene los trabajos de mujeres que hicieron otro tipo de cómics”.
“Yo destacaría –asegura Guiral- tebeos como Esther, de Pura Campos, que dibujaba directamente para Inglaterra por lo que, cuando se traducían y publicaban en España, mostraban una realidad de las jovencitas británicas mucho más avanzada y distinta de las niñas españolas, lo que contribuyó al avance de la sociedad”.