A bordo del Orient Express con Kenneth Branagh y Penélope Cruz
- El cineasta dirige una nueva versión de la novela de Agatha Christie
- Con un lujoso reparto con Johnny Depp, Judi Dench y Michelle Pfeiffer
- RTVE.es entrevista al director y al reparto de Asesinato en el Orient Express
- Penélope Cruz: “A todos nos intimidaba actuar con tantos actores”
Para Orson Welles, el cine era el tren eléctrico más maravilloso que un niño podía soñar. Y otro amante de Shakespeare, Kenneth Branagh, deja metáforas a un lado para jugar directamente con el tren más famoso de la ficción (y la realidad). El Orient Express, que unía Estambul y París, y que Agatha Christie utilizó para una de sus famosas novelas policíacas, está a punto de partir en su nueva adaptación cinematográfica.
La versión pilotada por Branagh, que se estrena el 24 de noviembre en España, presume de reparto con Johnny Depp, Penélope Cruz, Judi Dench, Michelle Pfeiffer, Willem Dafoe y Daisy Ridley, entre otros. El argumento conocido: desconocidos en el opulento expreso, un asesinato a medianoche y la presencia de Hércules Poirot, el bigote más perspicaz del mundo para resolverlo. Un lujo acorde con el pomposo estreno en el Royal Albert Hall de Londres.
“Ver la película allí fue increíble para mí”, dice Brannagh en una entrevista en Londres para RTVE.es. Actualizar una historia conocida con una resolución inolvidable, que además cuenta con un sólido precedente (la versión de Sidney Lumet en 1974), era una apuesta osada. Más humor, más acción, más exteriores, rodaje en 65 mm y, sobre todo, un Hércules Poirot más protagonista parece ser la respuesta de Branagh.
Penélope Cruz recoge el personaje que le valió un Oscar a Ingrid Bergman en la versión de Lumet. “Es un personaje que arrastra una trauma muy profundo desde hace años, se agarra mucho a la religión y se dedica a ayudar a otros porque tiene mucho sentimiento de culpa”, explica.
Michelle Pfeiffer cuenta que lloró de emoción instantánea cuando se encontró con Judi Dench en el rodaje. “Todos estábamos nerviosos”, recuerda Cruz. “¿Cómo puede ser que alguien como Judi Dench , Derek Jacobi o Michelle Pfeffier puedan estar nerviosos? A todos nos intimidaba la cosa del grupo, de 10 o 12 actores en un cuarto pequeño. Pero Kenneth sabe escuchar, es un tío humilde, y creó un ambiente agradable. No había muchos egos en ese tren”.
Kenneth Branagh comenzó su carrera de cineasta como la perfecta promesa de un cruce entre Welles y Laurence Olivier. No ha llegado a tanto, pero tampoco es ningún juguete roto y carga con el prestigio de ser la quintaesencia de lo british. En 2012 fue el encargado de recitar a Shakespeare en la ceremonia de los JJ.OO. de Londres, y este mismo año encarnaba la flema castrense británica en Dunkerque.
Como cineasta, Branagh gusta de las buenas compañías. Además de sus múltiples Shakespeare (Enrique V, Hamlet, Mucho y ruido y pocas nueces, Trabajos de amor perdidos), ha adaptado a Mary Shelley (Frankestein), Anthony Shaffer (La huella), y hasta al mismísimo Mozart (La flauta mágica).
Nadie más apropiado que sir Kenneth Brannagh para actualizar Asesinato en el Orient Express. “Era un admirador de Agatha Christie. Me gusta cómo maneja tantos personajes diferentes, lo que es una gran cualidad: si quieres que la gente se pregunté ‘quién lo ha hecho’, pon más gente”, explica el director.
“Pero, en estos tiempos, la gente quiere saber con detalle cómo son los personajes. No quería que fuera una especia de pantomima, así que he contado con los mejores actores que se puede contar. Para que cuando aparezcan en su limitado espacio en pantalla, te impacten y realmente sientas que les conoces”, dice el director.
Penélope Cruz rueda ahora mismo en España a las órdenes del oscarizado cineasta iraní Asghar Farhadi, junto a Javier Bardem y Ricardo Darín. Dice estar en un momento de plenitud con su oficio:cada vez se considera más una estudiante y mayor es el disfrute.
“Interpretamos personajes, pero los sentimientos son reales. Ponerte en los zapatos de seres nuevos es fascinante porque nunca puedes tener seguridad, un sentimiento de control. El control es enemigo de la interpretación”, desarrolla. “Hay que buscar lo contrario: tener todo el tiempo posible para prepararse mucho antes y luego tirar todo eso fuera. Estar presente, ver lo que te da el otro, estar vivo sin miedo a equivocarte. Lo digo y parece fácil, pero es lo más difícil”.
La cabra tira al monte y Branagh siempre tira al bardo y al protagonismo. Su Hércules Poirot tiene una mayor carga de profundidad, con breves monólogos cuasishakesperianos. Y, al mismo tiempo, es más payaso y roza en alguna secuencia al héroe de acción.
“Tiene un alma romántica, poética y sensible, y trata de protegerla con ese comportamiento obsesivo compulsivo”, dice sobre su lectura del personaje. “Encuentra la vida complicada y por eso trata de controlarla: para ordenarla. Involuntariamente eso tiene un coste términos de soledad. Hay melancolía y tristeza en él. Quiere encontrar esa persona que es mejor que las bestias, porque piensa que no somos mejores: somos las bestias”.
Llegamos al debate moral que, sin spoilers, plantea la película. “Poirot dice al principio: existe el mal, existe el bien, no hay nada entre medias. Pero al final tiene que considerar que cuando tratas con sufrimiento humano y dolor quizá hay algo entre medias. ¿Puede ser la venganza justa? Si lo es, ¿dónde queda la conciencia?”.
Michelle Pfeffier, que da vida a la descarada Caroline Hubbard, quizá con el secundario más jugoso, coincide. “La película pone sobre la mesa el debate de la venganza y la familia. ¿Hay situaciones en la que está justificado matar a alguien?”, se pregunta. Pfeffier viene de participar en la explosiva Madre! y afirma estar disfrutando de esta particular etapa de su carrera porque tiene “el nido vacío” y se siente “libre para trabajar más”.
Muchos personajes es el otro rasgo que define a Branagh, cuyas forma de trabajo se asemeja a las compañías teatrales. El director dice que la moda de los ‘grandes repartos’ de los años 70 marcaron su infancia como espectador. Bien lo sabe el gran Derek Jacobi, otra gloria shakespeariana habitual en las producciones de Branagh, que interpreta al ayudante de cámara del inquietante Rachett (Johnny Depp). “Pequeños papeles con grandes conflcitos… he hecho muchos en mi carrera”, sostiene. “Pero no soy nunca consciente del tamaño, me siento más parte de todo”.
Se dice que Agatha Christie es la autora que más ha vendido tras Shakespeare (y la Biblia). Solo queda por saber si la Asesinato en el Orient Express atrapará algo de esa estela de éxito.