Lanvin atraviesa uno de los peores momentos de su larga historia
- La casa de moda más antigua de Francia se enfrenta a un futuro incierto
- Desde la salida de Alber Elbaz en 2015 las ventas han disminuido
- La empresa niega el desastre y dice que no tiene "ni un céntimo de deuda"
La casa Lanvin ha salido al paso de los comentarios sobre sus problemas financieros y ha lanza un comunicado en el que dice que la taiwanesa Shaw-Lang Wang, dueña del 75% de la empresa, “ha tomado la decisión de inyectar fondos antes de finales de 2017 para respaldar acciones futuras” y que antes de fin de año “se anunciarán varias líneas de desarrollo en un intento por cambiar de estrategia de negocio dada la mala situación”, aunque en el comunicado se evita dar cifras sobre las pérdidas sufridas en estos dos años.
La estrategia pasa por modernizar la casa, vincularla al lujo y al lifestyle, ampliando las líneas de trabajo hacía los hoteles y spás. Pero también apostando por los complementos, mantenido siempre el espíritu de la casa.
La agencia Reuters se hacía eco de la noticia y al parecer, según fuentes cercanas a la firma, se temía que la empresa no pudiera pagar los salarios de los empleados en los próximos meses. Y eso que el número de trabajadores se ha reducido ya que desde principios de 2017 muchos han abandonado la casa.
El momento que atraviesa Lanvin es crítico. Así lo han calificado los auditores que han estudiado las cuentas de la empresa y que han puesto sobre aviso al Tribunal de Comercio de París. Pero Nicolas Druz, responable de Lanvin, acalla los rumores e intenta disipar los malos presagios diciendo que no están en absoluto preocupados. “La compañía no tiene ni un céntimo de deuda”, dice Druz y reconoce sí atraviesan “una situación tensa”.
Una situación que tiene su origen en la salida de Alber Elbaz, en octubre de 2015 tras 14 años en la firma. Desde entonces Lanvin camina por la cuerda floja. Hablamos de la maison de moda más antigua de Francia de las que están en activo. La fundó Jeanne Lanvin en 1889 pero hoy su futuro parece incierto debido a que los números rojos lo tiñen todo de incertidumbre.
La salida de Elbaz fue un duro golpe para la empresa pero se intentó remontar contratando en 2016 a la diseñadora Bouchra Jarrar, una creadora vinculada a la alta costura de París pero desconocida para el gran público. Jarrar firmó tan solo dos colecciones antes de dejar la firma y en junio de 2017 se anunció que el puesto de director creativo para las líneas de mujer era para Olivier Lapidus, de 59 años, hijo del mítico diseñador Ted Lapidus.
La ausencia de Elbaz ya se notó en las ventas que, según cuenta la agencia Reuters, cayeron hasta un 23% en 2016. La primera colección de Lapidus, presentada en septiembre de 2017, tuvo mala acogida y críticas severas lo que ha hecho que los pedidos se reduzcan a la mitad.
Todo ello hace que las previsiones sean nefastas y se teme que las ventas sigan cayendo hasta un 30%, o más. Un escenario terrible que nada tiene que ver con las expectativas que tenía la empresa cuando fichó a Lapidus ya que con este movimiento se pretendía convertir a Lanvin en “el Michael Kors francés”.
Druz señala que Lapidus no tiene “intención de abandonar el barco” y defiende su trabajo alegando que “solo tuvo el mes de agosto para preparar la primera colección” e intentar enderezar los malos resultados tras el paso de Bouchra Jarrar. “Creemos que es la persona idónea para desarrollar la marca” dice Druz y señala la trayectoria y premios del diseñador.
Lanvin llegó a ser una de las etiquetas más exitosas y deseadas con Alber Elbaz pero ahora está en el extremo opuesto a otras que sí acertaron con sus fichajes, como Balenciaga y Gucci. Las dos firmas con más poder e influencia en estos momentos.