Talavera de la Reina, la otra cara de la recuperación económica: "No queremos ser españoles de tercera"
- Más de 70 asociaciones protestan este sábado en la ciudad toledana
- Claman contra la falta de inversiones, servicios e infraestructuras básicas
- Es la segunda población de Castilla-La Mancha pero la de mayor tasa de paro
En junio de este año el semanario The Economist dedicaba un reportaje a las reformas económicas de España, país que ponía como ejemplo para la recuperación de Europa. Aunque el artículo destacaba también como ejemplo fallido de esta recuperación la situación de Talavera de la Reina, municipio toledano situado en el oeste de Castilla-La Mancha.
Este sábado, más de 70 asociaciones talaveranas de todos los ámbitos -culturales, empresariales, ecologistas, deportivas, vecinales, recreativas...- salen a la calle para protestar por la discriminación que, consideran, la ciudad sufre desde hace décadas por parte de las diferentes administraciones. No habrá banderas políticas ni sindicales: solo el azul y blanco de la enseña del municipio y un lema "Talavera por su futuro".
Las estadísticas son demoledoras con esta ciudad ubicada a orillas del Tajo, a 120 kilómetros de Madrid, la segunda en población de Castilla-La Mancha por detrás de Albacete. Su tasa de paro es del 31,15% -llegó a estar por encima del 40% en 2012-, la más alta de su comunidad autónoma entre los municipios mayores de 40.000 habitantes y solo superada a nivel nacional por ciudades como Ceuta, Sanlúcar de Barrameda, Jerez de la Frontera, La Línea de la Concepción y Melilla. Hace solo una década, este indicador era inferior al 17%.
Entre las ciudades de su entorno, Toledo, con una población muy similar -83.459 habitantes frente a los 84.119 de Talavera, según datos del INE a 1 de enero de 2016- tiene la mitad de paro (14,56%).
Un declive que dura cuatro décadas
"No queremos ser españoles de tercera", asegura Miguel Méndez, médico, escritor y una de las caras visibles de la Mesa por la Recuperación de Talavera y su comarca que organiza la movilización de este sábado.
Los integrantes de este colectivo aseguran que el declive de la ciudad, conocida mundialmente por su cerámica -industria que sobrevive con dificultades en la actualidad- arranca hace cuatro décadas, con la creación de las autonomías. En ese tiempo, Talavera ha visto cómo PP y PSOE se alternaban en los gobiernos nacional, autonómico, provincial y local sin que la decadencia haya hecho más que aumentar.
Miguel Méndez cree que "con la llegada de la crisis, las ciudades que más la han sufrido han sido las que no son capitales de provincia, sobre todo por la falta de funcionarios", una circunstancia que frena sobre todo el consumo.
Talavera ha visto cómo, de forma progresiva, se hundían sus principales sostenes económicos: el textil, la agricultura-ganadería, el comercio y, por supuesto, la construcción, cuya crisis a partir de 2008 supuso la estocada para su población. La emigración y, sobre todo, la búsqueda de empleo en las cercanas Madrid y Toledo han supuesto el único bálsamo para su maltrecha economía.
Una reivindicación sin colores políticos
Los colectivos que salen a la calle este sábado lo hacen sin colores políticos ya que se trata de una reivindicación exclusivamente ciudadana. Desde hace algo más de un año se fue fraguando en reuniones y redes sociales la necesidad de decir 'basta' a una situación límite.
En la marcha, reivindican cinco puntos principales: mejora de los servicios ferroviarios, la recuperación de los ríos Tajo y Alberche, infraestructuras, servicios públicos y la construcción de una plataforma logística y un puerto seco.
La intención de este movimiento es aprovechar el "gran potencial" que tiene la ciudad, que tradicionalmente ha sido un cruce de caminos entre ambas mesetas y en el eje este-oeste hacia Lisboa.
A imagen de la gran marcha de 1992
La idea de salir a la calle es, en cierto modo, una repetición de lo que sucedió en 1992, cuando los talaveranos protagonizaron una gran marcha para reclamar a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que gobernaba José Bono la llegada de estudios universitarios.
Javier Gil, portavoz de la Federación de Empresarios de Talavera, era apenas un veinteañero entonces pero fue una de las caras visibles de aquella marcha, que logró su objetivo y cuyo espíritu recoge, de algún modo, la manifestación de ahora. "Lo del sábado no es un fin, es un inicio; es el aldabonazo para decir a las administraciones que estamos hartos", asegura Gil.
La protesta de hace un cuarto de siglo se plasmó en un Centro de Estudios Universitarios que imparte seis titulaciones pero que apenas ha crecido en las últimas dos décadas. Y poco más, porque las promesas de entonces se han ido quedando por el camino, mientras la ciudad veía cómo empresas y proyectos importantes pasaban de largo por su suelo industrial para implantarse en otros municipios de la región.
"Talavera tiene recursos, tiene gente, situación y una vivienda barata, pero lo que no puede ser es que las administraciones no nos ayuden", recuerda Miguel Méndez.
Los organizadores esperan paralizar la ciudad este sábado a partir de las 11.00 horas y han pedido a empresas y comercios que cierren durante la manifestación para permitir que sus trabajadores puedan acudir a la marcha. En juego, aseguran, está el futuro de Talavera y su comarca.