El Circo del Sol recorre la evolución humana entre anfibios y neandertales
- Totem arranca en Madrid la gira española del Circo del Sol
- Un show con novedades tecnológicas que homenajea la naturaleza
- RTVE.es te ofrece los detalles del estreno del gigante canadiense
El esqueleto de una tortuga gigante recibe a los espectadores en el escenario bajo la imponente Gran Carpa del Circo del Sol-19 metros de altura y 51 de diámetro- que se alza en la Casa de Campo de Madrid en el arranque de su gira española, que desembarcará en Sevilla, Barcelona, Málaga y Alicante.
La tortuga simboliza el inicio de la vida en la Tierra y anticipa el espíritu de Totem. El espectáculo de la compañía de Quebec que recorre la evolución humana, desde los anfibios al anhelo del hombre por volar o la conquista del espacio.
Explosión cromática, música en directo, trajes espectaculares y números que dejan sin aliento conforman la experiencia casi inmersiva que caracteriza el Cirque du Soleil.
Totem no es una excepción. Pero esta vez incorpora las nuevas tecnologías como un elemento escénico más. Una pasarela móvil y videoproyecciones acuáticas conforman un espacio donde “navegan” los artistas bajo una ilusión óptica que emula el movimiento, y suman nuevos matices al conjunto.
El show ya acumula un largo recorrido internacional desde 2010, con más de cuatro millones de espectadores a la espalda y pequeñas modificaciones que mantienen “vivo” un espectáculo bajo la batuta del director de cine y teatro canadiense Robert Lepage.
Totem apuesta por una temática arriesgada y ciertamente humanista. Una sucesión de escenas cargadas de simbolismo que reflejan la interacción de los humanos con la naturaleza. Un universo donde vemos desfilar con desparpajo a neandertales, tribus ancestrales, científicos y hasta un ejecutivo agresivo, ejemplo del hombre del siglo XXI.
Bajo el esqueleto de la tortuga milenaria también cobra vida una charca poblada de ranas y “criaturas” anfibias, en estampas de gran plasticidad donde sobresalen los elegantes movimientos de los acróbatas, fruto de diez horas de ensayo diario.
La representación fluye durante dos horas con números imprescindibles en el mundo circense: acrobacias y contorsiones imposibles, diábolos, anillas, trapecios voladores, barras rusas y la nota cómica de los gags de un clown.
El público aplaude y jalea especialmente dos actuaciones: la de unos sensuales patinadores tribales que alcanzan velocidades de vértigo y la originalidad del equipo de los monociclos en altura. En un “más difícil todavía” de doble equilibrio, las atletas pedalean y “encajan” cuencos sobre sus cabezas mientras los espectadores aguantan la respiración.
En la ambientación, el Circo del Sol mira por primera vez a sus orígenes canadienses, cuando el gigante artístico cumple 30 años. Totem presta especial atención a los nativos norteamericanos en sus referencias a las diferentes culturas, en su primer proyecto “híbrido”, que se puede representar tanto en carpas como en teatros, y que ha tardado dos largos años en gestarse.
La engrasada maquinaria echa a rodar con un embrión de idea que nace en el cuartel general de la compañía en Montreal. Luego se elabora el “esqueleto acrobático” con los números que los ojeadores rastrean por todo el planeta porque “un 70% de los números son comprados, porque hacer un número desde cero de alto nivel tardas años, a veces varias generaciones porque pasa de padres a hijos”, explicaba en una entrevista para RTVE.es Carl Fillon, escenógrafo de Totem.
“En el circo hay un departamento enorme de casting quizás sea el más grande que hay, y tienen un banco de números que van mirando constantemente para ver que hay disponible en el mundo. Hay más de 4000”, afirma Fillon sobre las tripas del proceso creativo y señala que los detalles se cuidan con mimo porque en Totem, por ejemplo, predominan las formas ovaladas que reinan en la naturaleza.
De la mano del escenógrafo francés lucen las impactantes proyecciones de cascadas que enmarcan el espectáculo. Fillon ha trabajado mano a mano con el reputado director quebequés Robert Lepage (que en España dirigió a Nuria Espert en La Celestina), en su segunda colaboración con el Circo del Sol tras KÁ, que se representa de forma permanente en Las Vegas.
Un vestuario basado en especies reales
Otras de las patas creativas sobre las que asienta Totem es el llamativo vestuario fosforescente. El equipo creativo se inspiró en especies reales a través del visionado de documentales de naturaleza. Una labor que se completó con una investigación sobre aves exóticas, plantas y anfibios, como la rana más venenosa del Amazonas.
En Totem salen a escena 750 trajes a medida elaborados con tejidos especiales para adaptarse a los cambios de luminosidad que resaltan la piel de los “animales”. El vestuario es revisado dos veces cada función.
“Hay mucha tecnología, en la forma en la que lo trabajan, en la forma en que se imprimen los tejidos y se cortan para reproducir el mismo traje varias veces por el desgaste. Hay que renovarlos constantemente para las giras y para poder reproducirlos tiene que ser muy preciso, como una receta de cocina en la que no puede fallar ningún ingrediente”, asegura Carl Fillon.
Como ejemplo de esta precisión, destacan lo más de 4.000 cristales reflectantes que componen el traje del Hombre de Cristal, que encarna la fuerza de la vida.
La maestría técnica es otro de los puntales del show, que engloba el trabajo de 118 personas, 46 artistas, de 28 nacionalidades. Una Torre de Babel internacional que cuenta con aportación española. El sevillano Alex Romero es el director musical del espectáculo que incluye guiños al flamenco y en el que predominan los ritmos tribales y los cantos ancestrales en un juego constante con el público.