Sergio Ramírez, un escritor en la última revolución del siglo XX
- Fue uno de los líderes de la revolución sandinista de 1979
- Vicepresidente en los 80 con Daniel Ortega, es ahora uno de sus mayores críticos
- "Siempre fui un escritor, no un político", opina
Intelectual revolucionario, líder sandinista, vicepresidente del Gobierno. La biografía de Sergio Ramírez tiene muchas páginas de Historia que compiten con su vocación literaria. La concesión del premio Cervantes 2017 realza su otra faceta pública; para Sergio Ramírez, la única.
“Fui un escritor que entró en la revolución porque tenía que contribuir al cambio que todos queríamos. Cuando esto fracasó, volví a la escritura y a vivir de mi oficio. Siempre fui un escritor, no un político, explicaba en una entrevista para Hoy empieza todo de Radio 3.
El primer Cervantes nicaragüense reconoce también de algún modo a otros ilustres de sus letras fallecidos como Pablo Antonio Cuadra o Ernesto Cardenal que siempre aparecían en las apuestas.
Ramírez fue protagonista del fulgor revolucionario sandinista que en 1979 derrocó al dictador Somoza. Entre 1984 y 1990 fue vicepresidente del primer Gobierno de Daniel Ortega hasta que, cuando denunció la concentración militar del poder, Ortega se deshizo de él y perdieron las elecciones.
Tras años de Gobierno de la derecha, Ortega regresó al poder en 2007, pero ya como farsa para Ramírez. “Tras la revolución, cada uno tomó su propia responsabilidad. Hay quienes se traicionaron a sí mismos al traicionar los ideales de la revolución: combatientes guerrilleros pasaron a ser grandes empresarios millonarios”, explica.
La diferencia entre política y literatura es obvia para Ramírez. “Cuando una fábrica mentiras en la soledad de la escritura está fabricando verdades creíbles, pero cuando un político fábrica mentiras, está fabricando mentiras verdaderas”. En El cielo llora por mí afirmaba que el sandinismo “desembocó en una catástrofe moral” y que "solo la novela negra podría definir la Nicaragua".
Mientras Sergio Ramírez es reconocido con el máximo galardón de las letras españolas, Daniel Ortega, su antiguo camarada, sigue como presidente. Ramírez denunció públicamente la concentración de poder y "su reelección anticonstitucional" en 2011.
“No es nada nuevo en la historia de Nicaragua: siempre hemos luchado contra caudillos que una vez llegan al poder no quieren apartarse”, apunta. Su vida, dice, es la literatura, aunque continúa reclamando un cambio de sistema como aquel que se llevó a cabo en 1979. “Fue la última revolución del siglo XX porque después de 1979 ya no hubo ninguna otra”.