La Agencia Espacial Europea prueba en Lanzarote las herramientas que usará en Marte
- Valora la analogía geológica del terreno en la isla canaria con la Luna y Marte
- Un equipo prueba cómo recoger muestras y analizarlas sobre el terreno
Una misión científica de 50 personas de la Agencia Espacial Europea (ESA) está probando en la isla de Lanzarote la utilidad de nuevas herramientas que puedan utilizarse en las futuras misiones humanas a la superficie de Marte.
Este ejercicio pionero es Pangaea-X, la continuación del curso de formación geológica de la ESA Pangaea, que ha elegido los desolados paisajes volcánicos del interior de Lanzarote para su ejecución. A ello se han dedicado durante estos días los astronautas Samantha Cristoforetti y Mathias Maurer, bajo la supervisión de Pedro Duque, del geólogo Francesco Mauro y del especialista en trajes espaciales Hervé Stevenin.
"En este curso ofrecemos las últimas tecnologías en instrumentación, navegación, detección remota, elaboración de imágenes 3D y equipamiento geocientífico", explica Loredana Bessone, directora del proyecto por parte de la ESA.
"Las pruebas en un entorno real con tantas analogías geológicas de la Luna y Marte nos permitirán aprender mucho más que con cualquier posible simulación artificial", añade el geólogo Francesco Sauro, director científico del programa.
Probando paseos espaciales y comunicaciones bajo tierra
Los astronautas, científicos e ingenieros europeos trabajan codo con codo para preparar las operaciones humanas y robóticas lejos de la Tierra. El entorno incluye volcanes, cuevas y vías subterráneas formadas por la lava. Al igual que en Marte, algunas de cuevas son lo bastante grandes como para dar cabida a autopistas.
Hay mucho que probar, desde los paseos espaciales en zonas difíciles hasta las comunicaciones bajo tierra. Además de trabajar con escáneres avanzados, un dron y un robot operado a distancia, se tomarán muestras de microorganismos y se analizará su ADN in situ.
Al tiempo que un conjunto de láseres permite crear espectaculares vistas 3D de las cavernas de lava, los astronautas europeos llevan un teléfono inteligente en la muñeca que muestra instrucciones y los resultados de ADN al instante.
"Tenemos que probar en campo todas estas tecnologías y un complejo juego de herramientas de análisis; además, tenemos que aprender cómo integrarlos de la mejor forma posible en las futuras operaciones", admite el astronauta de la ESA Matthias Maurer.
Evaluando tecnología antigua de las misiones Apolo
Pero no todo será tecnología punta. Los expertos en paseos espaciales llevan réplicas de la NASA de las herramientas de muestreo utilizadas durante las misiones Apolo en la Luna para evaluar si son aptas para futuras misiones.
Además, están encontrando obstáculos y barreras de movilidad durante todo el recorrido. "Es esencial optimizar las herramientas y los equipos para la exploración. La seguridad y la eficiencia serán clave para el éxito de los futuros paseos por la Luna", apunta Hervé Stevenin, instructor de paseos espaciales de la ESA.
Pangaea-X se prolongará hasta el 24 de noviembre. Las organizaciones participantes se beneficiarán de los conocimientos de la ESA en operaciones y formación de astronautas, además del saber hacer de científicos, técnicos e instructores en geología de campo planetaria.
Ensayar en Lanzarote cómo sería un viaje de año y medio a Marte
La Agencia Espacial Europea está tan satisfecha con el rendimiento que Lanzarote le ofrece como campo de pruebas para misiones a otros planetas, que algunos de sus responsables piensan ya en habilitar una base en la isla para ensayar en aislamiento cómo responderían sus astronautas a un viaje de año y medio a Marte sin posibilidad de ayuda externa.
No es una ideal original: la NASA lleva ya años utilizando los parajes extremos del volcán de Mauna Loa, en Hawai, para someter a confinamientos de meses a equipos de astronautas sin más relación con el exterior que la que tendrían con la Tierra si estuvieran en el planeta rojo.
Loredana Bessone le viene dando vueltas hace tiempo a la opción de recrear una experiencia similar en un tubo volcánico de Lanzarote, al ser posible en el de La Corona, uno de los más espectaculares del mundo, una cueva de seis kilómetros de longitud formada por una erupción hace 21.000 años. "Aún no lo hemos planteado, pero lo tengo en la cabeza. Podría ser muy útil si pudiera colocar un hábitat a la entrada de la cueva. Sería perfecto", confiesa esta veterana instructora de astronautas.
Los tubos volcánicos son de especial interés porque, a juicio del geólogo italiano Francesco Sauro, probablemente no habrá mejor refugio en Marte para proteger a los astronautas. "Además, si alguna vez hubo vida en Marte, quizás se haya conservado bajo el terreno, en las cuevas y tubos volcánicos", añade Sauro.
En la ESA están convencidos de que antes de lo que se piensa, el hombre podría estar listo para viajar a Marte, previo paso por la Luna, que, a juicio del astronauta Mathias Maurer, tiene todas las papeletas para convertirse en "la gasolinera" de los viajes espaciales.