El independentismo afloja y deja de lado la vía unilateral de cara al 21-D
- Junts per Catalunya y ERC abandonarán la posición unilateral en campaña
- Incorporan como nuevo mantra la "bilateralidad" para negociar con el Estado
- Hablan de "nuevas fórmulas" para conseguir sus objetivos pero no dan pistas
- Puigdemont ha mantenido un perfil mediático más bajo en los últimos días
- Exconsellers reniegan de la DUI y acatan el 155 para pedir su excarcelación
A 10 días de que arranque oficialmente la campaña de unas elecciones en Cataluña atípicas, históricas y convocadas bajo el amparo del artículo 155, las fuerzas independentistas aflojan, e incluso reculan, en su discurso soberanista y plantean aparcar la vía unilateral para alcanzar una independencia a la que no renuncian. Un camino a la secesión que iniciaron hace años y que culminaron, sin éxito, con la proclamación de la república catalana el pasado 27 de octubre.
Ha pasado casi un mes de esa jornada en el Parlament de Cataluña que desencadenó la aplicación sin precedentes del precepto constitucional, el cese de todo el Govern, la 'huida' del expresident Carles Puigdemont a Bélgica y el ingreso en prisión del exvicepresident Oriol Junqueras y de siete exconsellers. Ahora el discurso de las fuerzas soberanistas, de cara a la cita con las urnas del próximo 21 de diciembre, está virando a posiciones más moderadas y de cierta ambigüedad sobre los pasos que pretenden dar tras las elecciones autonómicas, si hay una mayoría independentista en la Cámara catalana.
¿Estrategia electoral para ampliar su base social o constatación real de que la vía unilateral les ha llevado a una compleja situación política y personal, además de a un callejón sin salida?
La campaña electoral no arranca hasta el martes 5 de diciembre y será entonces cuando los diferentes partidos que han impulsado la secesión deberán explicar a los votantes, además de poner negro sobre blanco en sus programas electorales, cómo piensan gestionar los resultados electorales y, sobre todo, qué van a hacer con su hoja de ruta soberanista que hasta hace escasas semanas era "imparable" e "irrenunciable" bajo el amparo un "mandato ciudadano" casi inquebrantable y ahora ya ha pasado a ser "negociable".
Este mismo viernes, el expresident Carles Puigdemont, ha pedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, "negociar" y se ha mostrado "dispuesto a escuchar la propuesta del Estado español" para dar solución a un problema que, en opinión del presidente cesado, no se da en ningún otro punto de España. Así lo ha dicho en una entrevista en la radio alemana Deutschlandfunk.
Las fuerzas soberanistas apuestan ahora por la "bilateralidad"
Tanto Junts per Catalunya (PDeCAT) como ERC han incorporado en los últimos días a su argumentario como idea principal el concepto de "bilateralidad".
Buscan así una "nueva relación" tras las elecciones del 21D para "negociar" y "dialogar" con el Gobierno "de tú a tú".
Dejan claro, por tanto, que quieren abandonar una "unilateralidad" que les ha llevado a la cárcel o al 'exilio', pero no dan pistas sobre las claves de esa negociación a dos y en igualdad que pretenden con un Gobierno central que les ha dicho, por activa y por pasiva, que no se sentarán a hablar sobre la separación de España.
Estos partidos independentistas abogan ahora por buscar "nuevas fórmulas", "renovar contratos", hallar una "nueva transversalidad" y coinciden en que necesitan "más tiempo" y "más gente", tras reconocer "errores" en su estrategia.
La coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, y la número dos de ERC, Marta Rovira, han dicho esta semana que apuestan por esa nueva vía no unilateral en el marco de un 'procés' que, reconocen, debe reinventarse. Si en algo son expertas las fuerzas soberanistas es en ir readaptando el discurso en función de las necesidades y los tiempos.
En palabras de Pascal, ya no están en la "pantalla" de la unilateralidad y ambas fuerzas negocian, a días de que se inicie el duelo electoral, para reconducir la estrategia. Junts per Catalunya y ERC, que han roto la coalición Junts pel Sí pero son conscientes de que se necesitarán para hacer un frente común independentista, están negociando puntos comunes en sus programas electorales para visualizar una cierta unidad de acción en las elecciones.
Pero los nueve puntos que negocian los neoconvergentes y los republicanos hacen pocas referencias al futuro del 'procés'. Son más reivindicaciones derivadas de la actuación del Estado para frenar el separatismo que propuestas de futuro que aclaren cuáles son sus intenciones en caso de que una mayoría independentista vuelva a gobernar en la Generalitat de Cataluña.
Así, ambas fuerzas negocian exigir al Estado la libertad de presos, la retirada de agentes policiales en Cataluña, la petición de resposabilidades políticas por las cargas del 1-O y la paralización de los procesos penales por las consultas del 1-O y del 9-N.
Hablan de "impulsar un gran acuerdo de país" con "vocación constituyente" para acrecentar la "amplia mayoría ciudadana partidaria de que Cataluña pueda ejercer libremente el derecho a la autodeterminación", lo que puede implicar la posible apuesta por un proceso constituyente con un nuevo referéndum al final.
¿Vuelta a empezar? ¿Intento de pactar un referéndum legal? En ese punto, en el de pedir una consulta pactada y legal, los independentistas sólo encontrarían el apoyo de Catalunya En Comú-Podem.
Por otro lado, la vía de la reforma constitucional que se negocia en el Congreso de los Diputados, impulsada por el PSOE, no convence a las fuerzas soberanistas, que no creen que la solución a sus aspiraciones "esté en la Constitución Española".
Por su parte, la CUP no se une a la nueva vía que rechaza las posiciones unilaterales y califica los nuevos discursos, más moderados, de "retroceso". Consideran que "hace referencia a un escenario pasado que no plantea ningún avance" en la materialización de la república catalana. Los anticapitalistas siguen situando la vía unilateral para la implementación de la república catalana como una línea roja a la que no piensan renunciar.
Perfil bajo de Puigdemont, cartas desde la cárcel y pasos atrás
Puigdemont, que se sigue considerando presidente legítimo de la Generalitat y que ha visto fracasar su idea de concurrir en una lista unitaria todas las fuerzas soberanistas, sigue preparando una campaña electoral que desarrollará, previsiblemente y de forma inédita, sin pisar Cataluña. En los últimos días ha rebajado su exposición mediática.
En una precampaña y campaña electoral alejada de toda normalidad, que se celebra con un expresident en el extranjero que no votará, también los políticos autoexiliados y presos han moderado su discurso independentista de forma clara en las últimas semanas.
El propio Puigdemont opina ahora que "es posible otra relación con España distinta a la independencia", tal y como declaró al diario belga Le Soir el pasado 11 de noviembre; mientras que su número dos en la lista de Junts per Catalunya, Jordi Sánchez, dijo este mismo jueves que se "hallarán nuevos caminos para avanzar" sin renunciar al derecho de autodeterminación en una carta enviada desde la cárcel.
El candidato de ERC, Oriol Junqueras, también parece haber dejado la unilateralidad en vía muerta y, en otra misiva desde prisión, llama a encontrar "nuevos aliados no necesariamente independentistas". No se refirió explícitamente a la constitución de la ansiada república catalana en esta última carta.
La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha sido una de las que más claramente ha renegado de la vía unilateral y no dudó en recular ante el juez para dejar claro que lo que antes consideraba un acto solemne de reconocimiento de un nuevo Estado legítimo había pasado a ser una DUI "simbólica, política y sin validez jurídica".
También muchos exconsellers encarcelados se han subido a la teoría de que la declaración no fue real y dicen ahora acatar el artículo 155 para pedir su excarcelación. Jordi Turull, Josep Rull, Raul Romeva, Joaquim Forn, Carles Mundó y Dolors Bassa se bajan así de la vía unilateral, en su caso, como estrategia para salir de la cárcel.
La campaña electoral y el resultado del 21D medirán de nuevo la temperatura del termómetro independentista de Cataluña que parece haberse enfriado en las últimas semanas.