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Día Internacional contra la Violencia de Género

Superviviente de violencia: "No quería tener una niña para que no pasara por lo mismo que yo"

  • El libro Mujer, todos somos una pone voz y rostro a la violencia de género
  • Son relatos y fotos sobre discriminación sufrida por las mujeres en el mundo
  • El 016 es el número de atención a las víctimas de violencia machista

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El rostro de la activista contra la ablación Ashia Ismail forma parte del libro 'Mujer, todos somos una'
El rostro de la activista contra la ablación Ashia Ismail forma parte del libro 'Mujer, todos somos una'

La activista somalí Asha Ismail insiste en que es necesario “gritar” para golpear conciencias y emerger los casos de las mujeres mutiladas genitalmente.

Ella lo sufrió con tan solo cinco años cuando le dijeron que tenía que ser “purificada” en su aldea. Una práctica fuertemente enraizada en la sociedad de su país que pasa de “generación en generación” entre madres y abuelas por “ignorancia”, ya que ellas consideran que están protegiendo, relata Ismail que rememora con inmenso dolor su “pesadilla” física y mental.

“Yo no tuve el valor de hacerlo pero muchas chicas se quemaban vivas en la noche de bodas”, recuerda esta mujer de maneras amables y poseedora de una mirada intensa que destila determinación.

Asha Ismail volvió a ser cortada para ser violada por el hombre con el que le obligaron a casarse, y se quedó embarazada. “Quería que fuera un niño pero cuando me la pusieron en brazos y vi que era una niña, supe que tenía que protegerla de alguna forma, que no podía pasar por lo mismo que yo, y no tenía ni idea de cómo hacer pero encuentras el camino cuando lo buscas”.

Un camino que pasa por su implicación en la lucha contra la ablación a través de la ONG Save a girl, save a generation. La hija de Ismail vive en España, tiene 28 años, y le ha dado dos nietas para las que la mutilación “siempre será algo del pasado que sufrió su abuela”.

La activista cuenta a RTVE.es que a pesar de la prohibición legal, la ablación se sigue practicando en muchos países africanos y es “necesario” cambiar las cosas a través del “empoderamiento” de las mujeres para que “realmente lo rechacen y darles las herramientas para que den ejemplo en sus comunidades”, afirma, y recuerda a las “grandes olvidadas”: las mujeres como ella que necesitarán cuidados sanitarios y psicológicos de por vida para superar las secuelas.

"Para poder ayudarlas tenemos que verlas"

El rostro de Asha forma parte del libro Mujer, todos somos una, editado por San Pablo con la colaboración de ACNUR y el Ministerio de Asuntos Sociales, en el que se recogen las diferentes violencias de género ejercidas en el mundo: víctimas de trata de blancas, matrimonios forzosos, violencia doméstica, esclavitud sexual o son usadas como botín de guerra y mutiladas o privadas de derechos por el hecho de ser mujeres.

Mujer, todos somos una engloba 44 relatos novelados que acompañan a las fotografías realizadas por el reportero gráfico de TVE Francisco Magallón, en una publicación presentada esta semana en el marco del Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, que se conmemora el 25 de noviembre. Un proyecto basado en la exposición fotográfica homónima que ha recalado en Gerona, en su recorrido itinerante por España.

Retratos del libro 'Mujer, todos somos una'

Retratos del libro 'Mujer, todos somos una'

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  • Las musulmanas en India encuentran muchas trabas legales para divorciarse pero pueden ser repudiadas por sus maridos. India, 2011. Foto: F. Magallón

  • En el sudeste asiático cientos de mujeres son desfiguradas cada año, 2009, Bangladesh. Foto: F.Magallón

En el libro, cada poderoso retrato tiene aparejado un texto de la mano de escritores, periodistas y personalidades de la cultura y la sociedad, que dota de voz e imagen a mujeres de todos los rincones del planeta y pone en contexto sus circunstancias, porque “para poder ayudarlas tenemos que verlas”, señala Francesca Friz-Prguda, representante de ACNUR en España.

Friz-Prguda insta a romper el "círculo de invisibilidad” que cronifica la desigualdad, y muestra su admiración por la inmensa “resiliencia” para empezar su vida cada día “después de haberlo perdido todo”.

“Lo he comprobado en nuestro trabajo sobre el terreno. Son madres, hijas y nietas como tú y como yo pero no solo son víctimas, son supervivientes porque son los agentes de cambio en la sociedad y garantizan la supervivencia de la familia incluso en los centros de refugiados. Lo he visto en Irak, en Kosovo, en Albania… son ellas las que reconcilian en miles de casos”, explica la representante de la Agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados.

Doble discriminación

La realidad se impone implacable y las cifras son demoledoras. En España 45 mujeres han muerto a manos de sus parejas y exparejas en lo que llevamos de año -la última este mismo viernes-, y de los 65 millones de refugiados que escapan de la guerra en la actualidad, cerca de la mitad de desplazados son mujeres y niñas en situación de "extrema vulnerabilidad", según avanza ACNUR.

“Seguimos siendo el eslabón más débil de toda la cadena y este libro intenta visibilizar los problemas que las mujeres del siglo XXI seguimos teniendo”, responde la escritora y periodista Julia Navarro, que ha colaborado con uno de los escritos que acompaña el retrato de una niña obligada a crecer huyendo, pero que muestra la “dignidad” en su imagen desde la portada del libro.

La novelista de La hermandad de la Sábana Santa añade que “ser mujer tiene un plus de dificultad”, porque “sufrimos una doble situación de violencia: la del conflicto común a todos y la de ser mujer”.

Una visión compartida por el autor de las fotografías, el reportero Francisco Magallón, que recuerda que no hace falta desplazarse a tierras lejanas para detectar esclavitud y desigualdad.

“En el libro también aparece una mujer gitana española que sufre doble discriminación por género y raza. Ademas, aquí, en los penosos clubes de carretera también hay víctimas de trata que parece que no vemos porque forman parte del paisaje”, incide el fotógrafo, cuyas imágenes también abren una puerta a la esperanza.

La mitad de la recaudación de las ventas del libro irá destinada a financiar proyectos de ACNUR con mujeres y niñas refugiadas y desplazadas en distintos países del mundo.