Un estudio atribuye a las hormonas la mayor incidencia de asma entre las mujeres
- Tienen dos veces más probabilidades que los hombres de sufrir esta enfermedad
- La testosterona obstaculizaría una célula inmunitaria vinculada a los síntomas
- Tras la menopausia, las tasas de asma entre las mujeres comienzan a disminuir
Las mujeres tienen dos veces más probabilidades que los hombres de sufrir asma, algo que un nuevo estudio publicado por la revista Cell Reports atribuye a los efectos de las hormonas sexuales en las células de los pulmones.
El trabajo realizado por científicos de las Universidades de Vanderbilt y Johns Hopkins de EE.UU. indica que la testosterona obstaculiza una célula inmunitaria vinculada a los síntomas del asma, como la inflamación y la producción de moco en los pulmones.
"Cuando comenzamos este estudio, realmente pensamos que las hormonas ováricas aumentarían la inflamación y no que fuese la testosterona la que mejorase la situación", ha asegurado el jefe del equipo, Dawn Newcomb, del Centro Médico de Vanderbilt. "Me sorprendió ver que la testosterona era más importante para reducir la inflamación", ha agregado.
La tendencia se revierte en la pubertad
Las investigaciones han establecido que los niños tienen un 50% más de probabilidades que las niñas sufrir asma, una tendencia que se revierte después de la pubertad, cuando las mujeres tienen dos veces más probabilidades de tener asma que los hombres.
Este patrón, según los investigadores, continúa hasta que las mujeres llegan a la menopausia, después de lo cual las tasas de asma entre las mujeres comienzan a disminuir. Investigaciones anteriores identificaban otros factores, como la exposición a alergenos o infecciones virales, como otros determinantes de los síntomas de asma.
Newcomb y sus colegas analizaron células de pulmón humanas y de ratón, en concreto las linfoides conocidas como ILC2, que producen citoquinas, proteínas que causan inflamación y producción de moco en los pulmones, lo que dificulta la respiración.
También recolectaron sangre de personas con y sin asma y descubrieron que quienes padecían asma tenían más células ILC2 que las que no la sufrían y que, de ese grupo, las mujeres asmáticas tenían más células ILC2 que los hombres asmáticos. Cuando los investigadores agregaron hormonas ováricas a estas células ILC2, como estrógeno y progesterona, no observaron un aumento en la producción de citoquinas, pero cuando lo hicieron con testosterona, vieron que la hormona evitaba que las células se expandieran y reducía la producción de esa proteína.
Aunque el estudio se centró en la testosterona, los investigadores esperan explorar los efectos de otras hormonas sexuales en el asma.