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Descubren señales capaces de identificar con antelación la magnitud de los terremotos

  • Los indicadores estarían asociados al campo gravitatorio terrestre
  • Su detección permitiría adelantarse hasta dos minutos a las ondas sísmicas
  • De esta manera, podrían salvarse miles de vidas

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Las ondas sísmicas se propagan a una velocidad de entre 3 y 10 kilómetros por segundo.
Las ondas sísmicas se propagan a una velocidad de entre 3 y 10 kilómetros por segundo.

Las tímidas señales asociadas al campo gravitatorio terrestre pueden "desempañar un papel importante" en la identificación precoz de la magnitud de un gran terremoto, concluye un estudio publicado en la revista Science.

"Los investigadores han demostrado que esa señal asociada al campo gravitatorio es muy sensible a la magnitud del terremoto, lo que la convierte en un buen candidato para cuantificar rápidamente la magnitud de los fuertes seísmos", ha dicho en un comunicado el Centro Nacional Francés de Investigaciones Científicas (CNRS), integrante del estudio, que profundiza uno publicado en 2016.

El CNRS ha ahondado en que las señales gravitatorias "son particularmente interesantes para una identificación rápida de los seísmos porque se transmite a la velocidad de la luz, mientras que las ondas sísmicas que se propagan a una velocidad de entre 3 y 10 kilómetros por segundo".

De este modo, un sismómetro situado a 1.000 kilómetros del epicentro potencialmente detectará una señal gravitatoria susceptible de pertenecer a un terremoto dos minutos antes de las ondas sísmicas, detalló el CNRS.

Los investigadores explicaron que esas "débiles" señales gravitatorias suceden debido al impacto que las ondas sísmicas tienen en el campo gravitatorio del planeta.

El estudio, en el que también han participado el Instituto de Física del Globo de París (IPGP), la Universidad París Diderot 1 y el Instituto Tecnológico de California (Caltech), profundiza otro publicado el año pasado en Nature.

Terremoto de Japón en 2011

Los científicos cuentan ahora con más evidencias acerca de las ondas gravitatorias debido a la observación de una decena de sismómetros situados entre 500 y 3.000 kilómetros del epicentro del terremoto de Japón en 2011, de magnitud 9,1.

"El desafío futuro es conseguir utilizar esa señal para los seísmos de magnitudes inferiores, de entre 8 y 8,5, porque por debajo de esa referencia la señal (gravitatoria) es demasiado débil", concluyeron los investigadores.