Olivier Theyskens, la belleza oscura
- La obra del diseñador se expone ahora en el MoMU de Ámberes
- Theyskens trabajó para Rochas, Nina Ricci y Theory
- El belga relanzó su propia firma en 2016
“Emprender un viaje con uno de los creadores más fascinantes”. Así describe el MoMU la experiencia que se vive visitando la exposición Olivier Theyskens, She walks in beauty que ofrece el Museo de la Moda de Ámberes (MoMU), una muestra que repasa veinte años de carrera de este belga, dueño de un universo propio en el que la belleza se transforma en poesía, cosiendo versos, hilvanando estrofas, bordando rimas.
Recorrer las salas del museo permite conocer la evolución creativa de este diseñador tan especial nacido en Bruselas en 1977. Se formó en la Escuela Superior de Artes Visuales de La Cambre pero su talento, fuera de todo convencionalismo, le empujó a abandonar las clases y comenzar a trabajar en solitario.
Presentó su primera colección con tan solo 20 años, fue en 1997 y meses después su nombre ya sonaba con fuerza en el mundo de la moda gracias a la ayuda de Madonna. La cantante llevó uno de sus vestidos en la ceremonia de los Oscar de 1998 y desde entonces el diseñador ha mantenido una estrecha relación con la diva ( a la que ha vestido en eventos importantes y en videoclips como Frozen) y con la prensa, que no ha escamitado en elogios para calificar su trabajo.
En 2002, envuelto en un halo casi divino (algo a lo ayudó su físico), lo contrataron para revivir la casa Rochas y presentó su primera colección para la casa francesa en 2003. Su trabajo, intimista y casi artesanal, chocaba con las necesidades de la empresa y el trepidante ritmo de la que la industria de la moda comenzó a tener.
En 2006, cuando la situación se volvió tensa, Theyskens dejó el trabajo y se incorporó a Nina Ricci, otra de las míticas firmas francesas, que no terminó de entender, y aceptar, su oscura visión del estilo romántico, quizá demasiado oscuro y conceptual para la maison, símbolo de la feminidad. Estuvo dos años con un perfil muy bajo, casi retirado, y regresó en 2011 con una colección cápsula para Theory.
La colaboración entre ambos fue excelente y el belga se convirtió en director creativo de la firma americana. Su relación duró tres años y en 2016 Theyskens anunció el esperadísimo regreso de su propia firma, volviendo así a conectar con sus inicios, aquellos años –entre 1997 y 2002- en los que trabajó con absoluta libertad.
De su taller salen ahora vestidos mini en cuero negro, abrigos hechos con tartán, corpiños escultóricos, diseños cortados al bies y otros con bordados hechos a mano… Es el espíritu de la alta costura aplicado a una firma de prêt-à-porter.
“Quiero hacer cosas bonitas y seguir evolucionando, puedo hacer colecciones románticas pero también puedo hacer prendas más urbanas”, decía en una entrevista dejando claro que todo lo vivido en los años anteriores, tanto en Rochas y Nina Ricci como en Theory, le había aportado una nueva forma de entender la moda.
Este es su perfil, la del hombre que ahora se muestra al público a través de sus diseños, de sus siluetas, de sus patrones, de sus costuras y de su particular uso del color. Cada vestido expuesto es un buen ejemplo de costura y un homenaje, respetuoso, a la tradición.
La atmósfera de cada sala del museo es distinta porque se impregna del espíritu de las prendas, marcadas por su fecha de nacimiento: el romanticismo gótico de sus inicios marcado por el uso del negro para definir cada silueta, el contacto que tuvo con la costura en Nina Ricci, la maestría con el corte y la elección de los tejidos adquirida en Nina Ricci, la aventura americana en Theory y el relanzamiento de su propia firma… cinco distintas etapas que ahora se conectan en esta exposición.
De Theyskens se destaca su “don extraordinario” como diseñador autodidacta pero también su “singular forma de evolucionar” pasando, con coherencia, de la alta costura contemporánea al prêt-à-porter, siempre conjugando arquitectura, costura y elegancia.
La obra del belga se expone junto a fotografías, entre las que destacan las realizadas por Ali Mahdavi y Julien Laessens, textos, piezas audiovisuales, bocetos… Y todo para ofrecer un punto de vista más completo del trabajo de Theyskens que siempre ha entendido la belleza femenina desde el interior, independientemente de la edad, el físico o el carácter de la persona.
La exposición, comisariada por Karen Van gotsenhoven, puede verse hasta marzo de 2018.