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Bruselas insiste en un superministro económico para la eurozona y un fondo monetario controlado por la Eurocámara

  • Bruselas insiste en comunitarizar el mecanismo de los rescates
  • Apuesta también por establecer una línea presupuestaria para la zona euro
  • Estas iniciativas se debatirán en la cumbre del euro del próximo viernes
  • Las tres medidas principales levantan ampollas en las capitales europeas

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El presidente de la Comisión Europea durante la reunión semanal del colegio de comisarios

La Comisión Europea ha presentado sus propuestas para profundizar la Unión Económica y Monetaria y en ellas insiste en lo ya anunciado en septiembre por su presidente Juncker, pese a la resistencia mostrada por muchos países. Entre las iniciativas de Bruselas destaca la creación en 2019 de un superministro europeo de Economía y Finanzas, la conversión en esa misma fecha del actual mecanismo encargado de los rescates en un Fondo Monetario Europeo y el establecimiento de una línea presupuestaria para la eurozona incluida en las cuentas globales de la UE.

Estas propuestas se presentarán a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la cumbre especial del euro que se celebra el próximo viernes en Bruselas, pero no se esperan grandes decisiones al respecto, ya que esos tres puntos levantan ampollas en una UE que prefiere en estos momentos vías intergubernamentales que no resten competencias a los Estados.

Un superministro que vincule el Eurogrupo a la Comisión Europea

El vicepresidente del Ejecutivo comunitario, el letón Valdis Dombrovskis, y los comisarios de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici, y Programación Financiera y Presupuestos, el alemán Günter Oettinger, han desarrollado este miércoles las ideas lanzadas en septiembre pasado en la Eurocámara por el presidente Jean-Claude Juncker.

Una de las medidas estrella de la propuesta de la Comisión es la creación de un superministro europeo de Economía y Finanzas, que se adelantaría a 2019, en lugar de la fecha manejada hasta ahora de 2025. Ese cargo aunaría "las funciones del actual comisario de Asuntos Económicos y Monetarios con las del presidente del Eurogrupo", según ha resumido Pierre Moscovici.

Este cambio "aumentaría el control democrático sobre el Eurogrupo", según ha subrayado el comisario francés, ya que este ministro europeo presidiría ese foro informal, que no figura en los tratados europeos, pero también sería vicepresidente de la Comisión, lo que le obligaría a rendir cuentas ante el Parlamento Europeo.

Sobre este punto, Berlín ya ha advertido de que su apoyo dependerá de las competencias que se asignen a ese nuevo puesto.

Un Fondo Monetario Europeo que gestione los rescates

Otra iniciativa destacada por el Ejecutivo comunitario es la de transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad -cuya misión es ayudar a los países europeos con dificultades económicas- en un verdadero Fondo Monetario Europeo, que sustituiría al Fondo Monetario Internacional en futuros programas de asistencia y que estaría bajo el control de la Eurocámara.

Este nuevo fondo estaría financiado por los Estados y podría servir también para ayudar a bancos de la eurozona con problemas cuando las medidas nacionales establecidas dentro de la Unión Bancaria no sean suficientes.

Además, la intención de la Comisión Europea es que ese fondo esté anclado al corazón comunitario, convirtiéndose en una especie de agencia ligada al Ejecutivo comunitario, en lugar de ser, como ocurre ahora, un mecanismo intergubernamental.

"Al transformar el MES en un órgano comunitario, lo hacemos más responsable ante el Parlamento Europeo -sin debilitar a los Parlamentos nacionales- y facilitamos al mismo tiempo los vínculos con la Comisión", ha justificado Moscovici.

El actual mecanismo de los rescates ha sido criticado duramente por la opacidad del sistema de la troika utilizado en Grecia, Portugal, Irlanda y España.

Sin embargo, esa conversión es rechazada por Alemania, que es el mayor contribuyente del mecanismo de estabilidad. Berlín no quiere que se convierta en un órgano comunitario porque perdería su actual influencia en el control económico de los países rescatados, ya que ahora los derechos de voto en sus decisiones son proporcionales a la contribución financiera de cada país.

Una línea presupuestaria para la eurozona

La tercera propuesta es la de establecer "una línea presupuestaria para la eurozona", los 19 países que comparten la moneda única. Esa línea estaría incluida en el presupuesto global de la Unión Europea, pero no sería un presupuesto aparte.

De esta forma, la medida comunitaria es menos ambiciosa que la defendida por Macron, quien apuesta por un presupuesto propio de la zona euro que podría alimentarse también con una recaudación común de impuestos.

Esta iniciativa se ha presentado en forma de comunicación -un tipo de aviso sin valor jurídico que pretende orientar el debate-, donde se enumeran varios instrumentos presupuestarios con los que podría dotarse a la zona euro.

En ese documento se propone que la línea presupuestaria sirva para varias funciones: estabilizar la zona euro cuando se produzca una crisis económica, acompañar el proceso de preparación a la adhesión de sus futuros mimbros y apoyar las reformas estructurales puestas en marcha.

Un contexto político europeo complicado

En un principio, se decidió publicar las medidas en esta fecha porque todavía quedaría tiempo para la discusión antes de las elecciones europeas previstas para mediados de 2019 y ya habrían pasado los comicios en Francia y Alemania, los dos motores de la UE, con lo que los intereses nacionales no contaminarían el debate europeo.

Sin embargo, esos cálculos se han torcido, ya que Alemania vive una parálisis política porque Angela Merkel aún no ha conseguido formar gobierno después de las elecciones de hace tres meses y no quiere comprometerse con unas reformas europeas de calado que pueden condicionar sus pactos internos.

A eso se añade que las propuestas comunitarias llegan después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, presentase las suyas propias en un acto en Universidad de La Sorbona en septiembre pasado, ideas que, en algunos casos, van mucho más allá de las presentadas por Bruselas.