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'Muchos hijos, un mono y un castillo': un documental más grande que la vida y la ficción

  • Se estrena el retrato que Gustavo Salmerón ha hecho de su madre y su familia
  • Una de las grandes revelaciones del cine español de 2017
  • RTVE.es entrevista a Gustavo y Julita Salmerón

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Gustavo Salmerón y Julita Salmerón en el rodaje 'Muchos hijos, un mono y un castillo'
Gustavo Salmerón y Julita Salmerón en el rodaje 'Muchos hijos, un mono y un castillo'

"¿Qué iba a hacer? Te pide un hijo una cosa y por un hijo pues haces lo que sea”, dice Julita Salmerón. Y ‘lo que sea’ es Muchos monos, un hijo y un castillo, el documental que durante 14 años ha rodado su hijo Gustavo Salmerón: una de las películas más divertidas y humanas del cine español en 2017, ganadora del festival de Karlovy Vary y nominada al Goya al mejor documental.

¿Qué es? Sencillamente un retrato familiar, pero redefinamos familia. Julita Salmerón siempre tuvo tres deseos: muchos hijos (quería 12 y tuvo 6), un mono (que adoptó tras perder un hijo pero del que se deshizo porque era muy agresivo), y un castillo (que pudo adquirir hace casi dos décadas tras recibir una herencia).

Gustavo Salmerón entendió entonces que su madre era el mejor personaje posible: extravagante, inteligente, sorprendente, divertida y locuaz. Solo había que seguirla con cámara. “Las madres siempre quieren tener la atención de sus hijos y, si es la atención de un hijo varón, mejor para una madre. Ella ha tenido mi atención y yo he tenido a la mejor actriz posible: alguien generoso que me ha dado todo”, dice en una entrevista para RTVE.es.

La película avanza con el mcguffin (real) más estrambótico de la historia. Julita conserva en cajas absolutamente todo lo que ha sucedido en su vida: incluido las vértebras de su abuela. Mientras Gustavo se empeña durante años en buscarlas para enterrarlas, se despliega a su alrededor una familia genial que acepta cualquier situación como normalidad.

- De broma le decimos que tiene Diógenes, dice Gustavo.

- De eso nada, que me lo he estudiado, responde Julita.

- No, no lo tiene. Tiene disposofobia: almacenar muchas cosas que no vas a utilizar.

- Ni mucho menos. Todos los acontecimientos que he tenido en mi vida importante los tengo en mi cajita. Y solo con leerlos soy feliz.

Muchos monos, un hijo y un castillo retrata una crisis económica que les llevó a desprenderse del castillo. El problema era decidir qué era prescindible (nada) y llevarlo a una nave industrial. La creatividad de la familia se pone en marcha, algo en lo que mucho tiene que ver la mano de Julita.

El debut en la dirección del actor Gustavo Salmerón, el documental "Muchos hijos, un mono y un castillo", se estrena en los cines tan solo dos días después de anunciarse que competirá en la 32 edición de los Premios Goya, y lo hará contra "Saura(s)", "Cantábrico, los demonios del oso pardo" y "Dancing Beethoven". Salmerón ganó el Goya al Mejor Cortometraje con el primero que dirigió, "Desaliñada" (2001), y ahora da el salto al largometraje con este documental que condensa 14 años grabando momentos íntimos de su familia, un clan numeroso que gira alrededor de Julita, su madre, quien está a punto de encontrar el significado de la vida.

“Como pensaba tener 12 hijos, dije 'voy a poner un jardín de infancia para hacerlo a mi estil'. El jardín de infancia es básico: educar a los hijos en la creatividad es fundamental. Un niño tiene que ser creativo desde pequeño porque interiormente lo son, pero nadie les fomenta esa creatividad”, explica. “Yo a mis hijos le he enseñado a coser botones desde los tres y han hecho cosas increíbles. Y aparte, mi marido, que es un manitas en todo, me ha ayudado mucho: juntos hemos formado una familia estupenda”.

A su lado, Gustavo asiente. “Sí, es verdad que tenía un pensamiento muy feminista. Nos ha educado en la paridad de hombre y mujer. Había una cierta reivindicación de no hacer una cosa sexista”.

En la casi hora media del documental, Julita confiesa que de niña estaba enamorada de José Antonio Primo de Rivera, que es masona, que pincha con un tenedor a su marido por las noches para comprobar que sigue vivo, que le gusta que los belenes (ha llegado a tener 12) sigan expuestos hasta julio, que quiere que le entierren vestida de monja y mil cosas más que serían imposibles de imaginar en una ficción.

Por encima de una vida tan pintoresca queda la idea de que la actitud lo es todo. Incluso, o especialmente, para enfrentarse a la muerte.

“Ya me puedo morir tranquila. Tengo todo preparado. Y quiero que me pongáis de monja, que ha sido mi idea toda mi vida, pero no pude porque encontré a mi marido y me conquistó. La muerte no me da miedo. Con esta película me he preparado perfectamente”, asegura mientras ríe. “Eso sí: cuando me muera quiero que en el periódico ponga: 'Ha muerto Julita Salmerón vestida de monja'. Para que el que lo lea vea que mis hijos se han portado muy bien. Y han sido fieles a lo que le dije”.