Las diez claves de unas elecciones catalanas históricas, atípicas y más que trascendentes
- Con el 21-D se cierra un ciclo convulso con DUI y artículo 155
- Concurren candidatos encarcelados, autoexiliados y caras nuevas
- Los partidos, situados en dos bloques, piensan en los pactos
- Siete preguntas para entender las elecciones catalanas | Especial 21D
Los candidatos a las elecciones autonómicas catalanas del 21-D han participado en una campaña muy alejada de la normalidad. Cataluña se la juega y su futuro, a corto y a largo plazo, dependerá de un resultado decisivo para esta comunidad pero también para el resto de España.
Tras unos meses de convulsión absoluta y de jornadas históricas constantes, se cerrará un periodo insólito, con un Govern que ha puesto en jaque al Estado con una declaración unilateral de independencia fallida (DUI) y un Gobierno que pulsó el artículo 155, y se abrirá un nuevo capítulo.
Quien escriba las nuevas líneas de la vida política catalana tendrá el difícil papel de gobernar, pero también otra tarea quizá más complicada: la de reconciliar tras una etapa de voladura de puentes. Será más que necesaria la mediación entre partidos, gobiernos, instituciones, empresas, cuerpos de seguridad y, quizá lo más importante, entre la sociedad catalana, casi dividida en dos, según apuntan las encuestas.
Estas son las 10 claves del 21-D:
1. Convocatoria de elecciones histórica y atípica
El 26 de octubre fue un día crucial. Durante horas, el expresident Carlos Puigdemont sopesó convocar elecciones. Las urnas eran la única salida al conflicto creado y todos coincidían en eso. Era el único punto en el que coincidían, de hecho. Pero la presión independentista fue mayor y Puigdemont dio el salto al vacío y se encomendó a un Parlament que, un día después, declaró la independencia de Cataluña para "iniciar el camino a la república".
Si la primera DUI había durado segundos, esta definitiva duró horas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dio la sorpresa la misma tarde del 27 de octubre y, además de cesar a todo el Govern, puso fecha a las elecciones: el 21 de diciembre. Serán estas, por tanto, unas elecciones autonómicas convocadas por primera vez bajo el amparo de un precepto constitucional nunca antes usado en democracia y se celebrarán en un día atípico: el jueves previo a la Navidad. Un total de 5.553.983 electores están llamados a las urnas.
2. Candidatos en situaciones muy diversas
Elecciones anómalas, por tanto, por el cómo, el cuándo y el por qué de su convocatoria, pero también por la situación de los candidatos a la Presidencia. Uno en la cárcel, otro 'autoexiliado' en Bélgica, algunas caras nuevas y tres que repiten en las elecciones de Cataluña.
Carles Puigdemont, que llegó a la Presidencia de la Generalitat en 2016 tras caer Artur Mas por exigencia de la CUP, se presenta, por primera vez, como candidato de Junts per Catalunya, y lo hace desde su 'exilio' belga. Esta vez, PDeCAT y ERC han optado por romper la coalición Junts pel Sí, creada para las elecciones de 2015, e ir por separado.
Oriol Junqueras se presenta como cabeza de lista de ERC y lo hace desde la carcel de Estremera (Madrid). En todas las encuestas preelectorales el republicano aparecía como el vencedor de estos comicios pero en la última publicada por el CIS se disputa con Ciudadanos el triunfo.
Inés Arrimadas (Ciudadanos), Miquel Iceta (PSC) y Xavier García-Albiol (PP) repiten en estos comicios por segunda vez. Los tres se estrenaron en las elecciones del 27-S de 2015 y vuelven a la arena electoral tan sólo dos años después de aquella convocatoria en circunstancias bien distintas.
Salta como novedad el candidato de Catalunya en Comú-Podem, Xavier Doménech. La marca catalana de Podemos cambia, tras la crisis de la formación en la comunidad, y si en 2015 concurrió con Catalunya Sí Que es Pot, ahora los 'comunes' de Ada Colau junto con el Podem afín a Pablo Iglesias se presentan con Doménech como lider electoral.
Otra cara nueva es la Carles Riera, candidato de la CUP, formación que tiene como norma que ningún parlamentario de la anterior legislatura repita como candidato. Riera es diputado autonómico pero no desde el inicio, por lo que representa la candidatura de los anticapitalistas, que amagaron con no concurrir.
3. Dinámica de bloques: independentista y constitucionalista
Son unas elecciones en las que la polarización se da de forma clara en el bloque independentista- defensores de la DUI- del que forman parte Junts per Catalunya, ERC y la CUP; y el constitucionalista- valedores del artículo 155- con Ciudadanos, PSC y PP, aunque los socialistas no se sienten cómodos en esta dinámica frentista y en campaña han intensificando su distancia para salirse del paraguas del 155.
Queda fuera de los dos bloques Catalunya en Comú- Podem, detractores por igual tanto de la DUI como del 155, en una estrategia- la de la ambigüedad y la equidistancia- que les coloca como árbitros en esta 'guerra electoral' en la que algunos sondeos hablan de empate técnico entre bloques. Tratan de buscar otra polarización- la de izquierda y derecha- en una campaña en la que el soberanismo catalán lo inunda todo y eclipsa cualquier otro asunto de campaña.
4. La unilateralidad, en vía muerta
En el bloque independentista buscan estrategias renovadas de cara a una complicada campaña, tras reconocer cierto desgaste del 'procés' y necesidad de "nuevos caminos" y "nuevos tiempos". Junts per Catalunya y ERC parecen dejar en vía muerta la unilateralidad a la hora de conseguir su objetivo de secesión e incluyen ahora la exigencia de "negociación bilateral" como nuevo mantra soberanista.
En este caso, la renuncia a la vía unilateral no sólo se plantea como estrategia electoral sino como defensa jurídica para salir de la cárcel. El exvicepresident y los exconsellers encarcelados se han visto obligados a acatar, que no legitimar, el artículo 155- la denominada vía Forcadell- para intentar salir de prisión. Eso sí, los mensajes más duros se dan desde fuera de la cárcel: la número dos de ERC, Marta Rovira, dice que "la unilateralidad es un invento del Estado español" y el jefe de campaña de ERC, Sergi Sarrià, dice que "unilateralidad es responder a las urnas con porras".
El propio Puigdemont ha dado pasos también para alejarse de la vía unilarteral, aunque no la descarta del todo, y ha llegado a decir que "nunca ha habido un sólo camino para solucionar la crisis catalana" y que es posible "otra relación con España distinta a la independencia".
5. Los pactos, en la mente de todos
La totalidad de los partidos ya piensa en el día después al 21-D y algunos incluso en pactos previos para amarrar posibles apoyos. Así, Ciudadanos ha buscado, sin éxito, un pacto entre constitucionalistas previo a las elecciones para que los tres partidos (Cs, PSC y PP) se comprometan a apoyar al más votado de los tres y permitir, si hay una mayoría posible, un Gobierno constitucionalista.
Arrimadas insta a ese acuerdo colocada en las encuestas como clara líder de la oposición e incluso como vencedora de las elecciones, mientras que la idea no gusta a los 'populares', que piden "no vender la piel del oso antes de cazarlo", en palabras de Albiol; ni a los socialistas, que no descartan "gobernar solos" si le dan los números. "El ejemplo de Borgen es bueno", ha señalado el propio Iceta, en referencia a la serie danesa en la que la tercera fuerza política logra que su candidata gobierne.
Lo cierto es que Iceta concita más apoyos que Arrimadas entre las fuerzas no independentistas o, dicho de otra manera, es menos vetado que la candidata naranja. Parece difícil imaginar un escenario en el que Catalunya en Comú- Podem se decante por Cs, si sus votos son necesarios para formar Gobierno, pero sí es factible que opten por el socialista que, a su vez, ha dicho que no apoyará a un partido que considera "la media naranja del PP".
ERC, por su parte, apunta a reeditar un Gobierno independentista con Junts per Catalunya y la CUP, e invita ahora a los 'comunes' para construir una república social. Los republicanos parecen descartar, en principio, volver a los tiempos de los tripartitos de izquierdas sumando sus votos a los de los 'comunes' y el PSC.
El PDeCAT, que ve peligrar su hegemonía independentista, aboga por que ERC restituya al expresident Puigdemont, aunque los republicanos superen a la antigua Convergència.
6. Líderes nacionales volcados en la campaña
Conscientes de lo que se juegan en Cataluña, los líderes nacionales se han volcado en la campaña para el 21-D con numerosas visitas a la comunidad. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha tenido cinco intervenciones en Cataluña en los quince días de actos electorales, mientras que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha concentrado su presencia en los dos fines de semana de campaña, con mítines los sábados y los domingos.
Rajoy ha arropado a su candidato, Albiol, siendo el presidente 'de facto' de la comunidad en aplicación del 155, mientras que Sánchez ha acudido a su primera campaña electoral como renovado líder socialista y para defender a Iceta, uno de sus principales valedores en el partido.
Por su parte, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, consciente de su tirón ya que él fue candidato en las elecciones autómicas de 2012, ha sido el más activo con seis visitas a la comunidad, mientras que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha sido el que menos participe con dos mítines.
A Podemos le ha costado caro, según apuntan los sondeos, su posición ante el desafío independentista y, según el último barómetro del CIS, sufriría una importante caida en unas elecciones generales. Por el contrario, Rivera es el único lider nacional que saca rédito político de esta grave crisis institucional.
7. La estabilidad del Gobierno, también en juego
Los partidos no miran a Cataluña sólo como termómetro del gancho electoral. Del resultado del 21-D y de la posterior conformación de apoyos para configurar un nuevo Govern dependen cuestiones de vital importancia para España. Esta cita con las urnas será un punto de inflexión en la legislatura de Rajoy.
Los Presupuestos Generales del Estado se sitúan en primer lugar. Su aprobación se frenó ante la negativa del PNV de alcanzar un acuerdo por su oposición a la "maquinaria político-judicial contra el procés". Esta paralización es la que más le preocupa al Gobierno, que confía en poder presentarlos tras el 21D.
Dos reformas importantes- la hipotética de la Constitución y la del modelo de financiación autonómica- se verán también condicionadas, indudablemente, por la situación y la estabilidad de Cataluña, crisis que invade casi todo en la política nacional.
Rajoy ya ha manifestado su intención de agotar esta legislatura, que acabaría en 2020, aunque muchos apuntan a 2019 como año superelectoral con comicios municipales, autonómicos, europeos y posibles elecciones generales adelantadas. De complicarse, aún más, el culebrón catalán, podría precipitarse el adelanto.
8. Década de inestabilidad en Cataluña con legislaturas muy cortas
Los catalanes se están acostumbrando a acudir a las urnas para elegir al president casi cada dos años. Arrancaron la década con las elecciones de 2010 y posteriormente han sido llamados a votar en 2012, 2015 y 2017. Nadie firmaría no volver en lo que queda de decenio. [CRONOLOGÍA DEL PROCÉS]
En 2010 el Tribunal Constitucional declara inconstitucionales diferentes artículos del Estatuto de Autonomía aprobado en referéndum en 2006 y se inicia un malestar en la sociedad catalana que sólo ha ido en aumento. En las elecciones de ese año CiU arrasa y entierra al tripartito de izquierdas.
En 2012 se produce otro hito en el procés cuando cientos de miles de ciudadanos se manifiestan a favor de la independencia en una Diada que marca un antes y un después. Se empieza a pedir con claridad el Estado propio para Cataluña y en las elecciones del 25N de ese año ERC dobla su número de escaños y apea al PSC de su histórica segunda posición en Cataluña.
Las elecciones de 2015 llegan tras la primera consulta soberanista ilegal del 9N de 2014 y el inicio de las causas judiciales contra miembros del Govern. La antigua Convergencia y ERC se unen en la causa independentista, creando Junts pel Sí y, junto a la CUP, suman una mayoría independentista en el Parlament. Artur Mas califica como plebiscitarias unas elecciones en las que PSC y PP obtienen los peores resultados de su historia y Ciudadanos irrumpe como líder de la oposición.
Ahora los independentistas quieren, otra vez, dar naturaleza de plebiscitarias a estas nuevas elecciones. El PDeCAT así lo ha dicho: "El mensaje es muy claro: o Puigdemont o Rajoy".
9. La política catalana, en los tribunales
En estos comicios las listas electorales están repletas de imputados, condición que en esta especial coyuntura ellos venden como valor añadido en su lucha por la causa soberanista. Los principales, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, se enfrentan a penas de más de 30 años de prisión.
Su futuro, por tanto, depende más de las decisiones judiciales que de los resultados electorales y es posible que un presidente electo sea condenado a prisión.
La acción de la Justicia y la aplicación del artículo 155 van a ser, por tanto, argumentos constantes en la campaña.
10. La participación podría ser histórica
Ante unas elecciones tan decisivas, se espera una altísima participación. En 2015 ya se batió récord superando el 77%. Por encima de este dato solo se situán las elecciones constituyentes de 1977, las del triunfo histórico de Felipe González en 1982 y en las que revalidó su Presidencia en 1993, los comicios de 1996 con la victoria de José María Aznar y las elecciones de 2004 que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, días después de los atentados del 11-M en Madrid.
La manifestaciones en la calle en estos últimos meses, tanto a favor de la independencia como de la unidad de España, mostrando estas últimas un despertar de la movilización de los constitucionalistas, ponen de manifiesto que los ciudadanos quieren mostrar su visión sobre el asunto que ha dominado la política catalana en los últimos años, y de forma aplastante en los últimos meses, eclipsando por completo el resto de problemas de la sociedad.
La lectura de estas elecciones y de todo lo ocurrido hasta su convocatoria y su incierto desenlace necesitará el tiempo y el reposo que sólo otorga la perspectiva histórica.