La Basílica de Belén exhibe en esta Navidad sus mosaicos cruzados tras su restauración
- Terminan tres años de trabajo, realizados por una empresa italiana
- Sólo se conserva el 20% de estos mosaicos con más de 800 años
- Belén se prepara para ser capital de la cultura árabe en el año 2020
La Basílica de la Natividad de Belén es uno de los 54 monumentos, patrimonio de la Humanidad, en riesgo. Está en esa lista desde el año 2012 y allí sigue hoy en día.
La Autoridad Nacional Palestina está liderando una operación internacional para conseguir que salga de esa lista. Existía un riesgo real de perder esta basílica, sagrada para 2.200 millones de cristianos, pues veneran allí el lugar donde nació Cristo.
Palestina, que pertenece a la Unesco de pleno derecho, está movilizado fondos privados y públicos de 25 países, entre ellos, España, para lograr salvar esta Basílica. Es una operación compleja, pero que ya está dando sus primeros frutos, con la restauración de la cubierta y de los mosaicos cruzados. Se espera que en el año 2020 esté concluida esta rehabilitación integral y que la Basílica salga de esta lista de monumentos en peligro. Belén será en ese año capital mundial de la cultura árabe.
Basílica de Belén, en la UCI
La operación rescate comenzó en el año 2013. La Autoridad Nacional Palestina convocó un concurso internacional, que ganó una empresa italiana, el Centro de Restauración Piacenti, situado en la Toscana, a 12 km al norte de Florencia. “Es mucho más que un trabajo”, afirmó su responsable, Giammarco Piacenti.
Las dificultades se allanaron desde un primer momento. Hasta Israel, celosa con la seguridad, facilitó los trámites aduaneros de los 33 grandes contenedores, cargados de material y tecnología punta, procedentes de Italia. Todo llegó a Belén sin retrasos. Las tres iglesias presentes en la Basílica, latina, griega ortodoxa y armenia, tampoco se opusieron a la invasión de técnicos, andamios y artesanos. Otro milagro. La basílica siguió siempre abierta. Al año recibe a más de 2 millones de peregrinos.
Empezar por el tejado
Todo empezó por el tejado, por donde se filtraba el agua y estaba a punto de colapsar. En seiscientos años apenas se había tocado. En la parte exterior se cambiaron las placas de plomo inglesas originales por otras nuevas para impedir las filtraciones. Quedaba lo más difícil. Consolidar una complicada estructura de madera, formada por 60 vigas, utilizas por los venecianos en el siglo XV. Semeja el esqueleto de un navío al revés, una figura simbólica que recuerda el arca de Noé, muy repetido en las iglesias coptas de El Cairo. La iglesia latina siempre ha visto en el arca salvador de Noé un símbolo de la propia iglesia y de la Virgen María, la theotokos, la madre de Dios.
En la restauración se emplearon maderas de los alpes italianos, las mismos que las originales
Mosaicos de autor
En el año 1169 los mosaicos cubrían por completo las paredes de la basílica. Los cruzados tenían miedo al vacío, horror vacui. Por desgracia, se ha perdido el 80 por ciento de esta decoración. De los 2.000 metros cuadrados originales sólo han llegado hasta nosotros 150. La tarea era ímproba. Necesitaban ser limpiadas y consolidadas más de un millón seiscientas mil teselas, pequeñas piezas multicolores, de pasta vítrea, oro, piedra mármol o madreperla, que sabiamente distribuidas forman figuras de santos o ángeles, además de temas florales, típicos del sur del mediterráneo.
Las teselas de oro, empleadas en los fondos de los personajes y de los ángeles, tenían una inclinación de 45 grados para reflejar mejor la luz y conseguir un efecto etéreo, casi mágico. Es una técnica bizantina para mosaicos, que deben verse desde abajo.
Los mosaicos tienen autor. A los pies de los siete ángeles figura la firma del artista. Basil, de probable origen sirio. También intervino un monje llamado Ephram.
Un libro abierto para la fe
Los mosaicos tienen más de ochocientos años. Nunca habían sido restaurados. Otro pequeño milagro. Constituyen un libro abierto. Su contenido es catequético. Muestran escenas evangélicas: la incredulidad de Tomás, la mejor conservada, la ascensión y la transfiguración, en el transepto norte; la entrada de Jesús en Jerusalén, en el sur. También han llegado de forma fragmentaria escenas de los siete concilios ecuménicos, que aceptan tanto la Iglesia de Occidente y Oriente. También están 4 concilios provinciales de Oriente y hasta dos sínodos locales, cada uno representado por un edificio sagrado y una inscripción, con la decisión tomada en la asamblea.
En el nivel más alto, hay 7 figuras angelicales, en procesión, todos en dirección hacia la Gruta de la Natividad. Tienen caracterizaciones femeninas y túnicas blancas. Originalmente eran 24.
El séptimo ángel
Este séptimo ángel ha sido otra de las sorpresas. Estaba escondido tras una pared de yeso, entre la quinta y sexta venta. El hallazgo fue realizado por Silvia Starnieri, una restauradora de 28 años, que utilizó una cámara de visión nocturna, termográfica, utilizada por el Ejército, para estudiar uno de los muros, donde observó una extraña irregularidad.
Así apareció un ángel, con alas de color dorado y azul y una túnica blanca, pero sin cabeza, destruida por disparos, tal vez de soldados otomanos. “Con un fusil le volaron la cabeza. Lo mataron”, señala Mimmo Nucátolo, uno de los restauradores.
La restauradora que lo descubrió se quedó embarazada poco después de hallarlo. La familia no habla más que de la “bendición” del ángel.
Apadrina una columna
Hay 50 columnas, del siglo VI, de la época del emperador Justiniano, que dejó la basílica tal como la conocemos actualmente. La mayoría, 32, están pintadas al temple, con representaciones, entre otros, de San Juan Bautista, San Juan Evangelistas y San Damián. Están borrados en gran parte por las manos de los peregrinos y el humo de las velas.
Las columnas están en estado crítico. Recuperarlas cuesta 2,3 millones de euros. La Autoridad Nacional Palestina está tratando de reunir ese dinero mediante una campaña de patrocinio privado, titulada “apadrina una columna”
Después se quiere actuar sobre los mosaicos de la época de Constantino, existentes en el suelo y también en el interior de la propia gruta. No hay fecha, ni por ahora dinero para acometer estas obras.
Belén, capital de la cultura árabe
Los trabajos sobre los mosaicos se han convertido al final en una restauración integral de la basílica, la primera, en más de cinco siglos.
Actualmente las obras van por 8 millones, aportados por sectores públicos y entidades privadas de 25 países, entre otros, Rusia, principal benefactor, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Polonia, España, el Vaticano, y, últimamente, Turquía y Marruecos, así como representantes de la diáspora palestina. Se calcula que llegará a unos 14 millones de euros, cuando finalicen todos los trabajos, en el 2020, año en el que Belén será la capital mundial de la Cultura árabe.