El papa recuerda en la misa del Gallo a los refugiados que huyen "de los Herodes de turno"
- Recuerda que José y María también huyeron a una ciudad extraña
- En su historia "vemos las huellas de miles de personas que no eligen irse"
- Menciona Jerusalén y el conflicto de Corea en el mensaje Urbi et Orbi
El papa Francisco ha recordado durante la tradicional misa del Gallo a los millones de personas que se ven obligadas a dejar su tierra y a sobrevivir para escapar de los "Herodes de turno", que no dudan en "cobrarse sangre inocente".
En la misa de Nochebuena, celebrada en la basílica de San Pedro, en la que los católicos conmemoran el nacimiento de Jesús, Jorge Bergoglio ha comprado la situación que vivieron José y María, obligados a dejar su tierra, pero "llenos de esperanza y de futuro por el niño que vendría" con los millones de personas que huyen en la actualidad de sus países.
Ante las cerca 10.000 personas que han llenado la basílica, el papa ha explicado en su homilía que José y María "luego se tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que para ellos no había lugar".
En su historia, ha subrayado, "vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar. Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra".
“Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra“
"En muchos de los casos esa marcha está cargada de esperanza, cargada de futuro; en muchos otros, esa marcha tiene solo un nombre: supervivencia", ha añadido.
Muchos, ha insistido, deben sobrevivir "a los Herodes de turno que para imponer su poder y acrecentar sus riquezas no tienen ningún problema en cobrar sangre inocente".
"En medio de la oscuridad de una ciudad, que no tiene ni espacio ni lugar para el forastero que viene de lejos, en medio de la oscuridad de una ciudad en pleno movimiento (...) precisamente allí se enciende la chispa revolucionaria de la ternura de Dios", ha recordado Bergoglio.
En Belén, ha concluido, "se generó una pequeña abertura para aquellos que han perdido su tierra, su patria, sus sueños; incluso para aquellos que han sucumbido a la asfixia que produce una vida encerrada".
Mención a Jerusalén y Corea en la bendición Urbi et Orbi
Ya durante la mañana del día de Navidad, Francisco ha cumplido con la otra tradición: la bendición Urbi et Orbi ("Para la ciudad y el mundo").
Ante los fieles que se han reunido en la Plaza de San Pedro, el pontífice ha pedido "la paz para Jerusalén y para toda la Tierra Santa". "Que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional", ha dicho Bergoglio.
El papa también ha recordado el conflicto entre las dos Coreas y ha abogado por una "confianza recíproca en interés del mundo entero", además de recordar a quienes sufren en los conflictos de Siria, Yemen, Sudán del Sur, Somalia, Burundi, República Democrática del Congo, la República Centroafricana y en Nigeria.