'Yo fui guía en el infierno'. Ciencia, picaresca y supersticiones
- Gerard Miquel adapta al cómic la premiada novela de Fernando Arias
- Una historia que plantea la lucha entre la ilustración y el oscurantismo
Fernando Arias (Valencia, 1947) recibió el Premio de Narrativa Vicente Blasco Ibáñez / Ciutat de València 2004 por la novela Yo fui guía en el infierno (Valdemar), una historia fantástica basada en un personaje real que planteaba la lucha entre la Ilustración y el Oscurantismo, entre la luz y las sombra. Un relato que ahora ha adaptado al cómic Gerard Miquel (Alaquàs, 1968).
Según nos cuenta Gerard: "Yo fui guía en el infierno (Desfiladero Ediciones) escribe el viaje que emprende el botánico Cavanilles por encargo de Carlos IV (en 1792), con la intención de realizar un catálogo de plantas por comarcas alicantinas. Para ello escoge un guía, un joven del lugar, Ángel, al que algunos llaman Angelet, con el que a lomos de dos mulas recorre la región. Para su sorpresa se topan con varios casos de hidrofobia, de rabia, que están documentados. También descubren varios cuerpos incorruptos. Luego se remata con una serie de casos sobrenaturales por lo que tienen que salir, literalmente, por piernas".
Gerard confiesa que la novela le fascinó: "Me gustó muchísimo que ambientase un tema fantástico en una zona que conocía muy bien. La Hoya de Castalla la había recorrido a pie, como senderista, y en bicicleta. Desde la ciudad de Alicante tras unas montañas que se divisan se encuentra toda esta zona. Hay que tener en cuenta que hoy podemos contar con carreteras y caminos más practicable, pero entonces era toda una aventura".
"Había -continúa- cierto ambiente aventurero en esa época de la Ilustración, un ánimo por cartografiar, descubrir, catalogar, zonas que hoy nos parecen muy familiares pero que en esa época eran recónditas. Me sugería imágenes referidas a la zona. Traté de adaptar un vocabulario gráfico que pudiese trasladar la belleza del paisaje y que al mismo tiempo fuese inconfundiblemente mediterráneo, que tuviese ese aroma que todos conocemos de romero y tomillo, esos pinos bajos y la carrasca campando a sus anchas".
La lucha entre el bien y el mal
El principal tema del cómic es la lucha entre el bien y el mal, pero no el único: "Hay, de forma muy clara, dos temas principales que al mismo tiempo se complementan -comenta Gerard-. Es, en efecto, la lucha entre la luz y la sombra, entre el oscurantismo y la tradición, entre la ciencia y la superstición. Hay además una figura casi heroica y muy representativa del hombre ilustrado, el botánico Cavanilles, procedente de la Corte y que había vivido en Paris. La llegada de un hombre de su formación por estos parajes representaba todo un acontecimiento".
"Por otro lado -continúa Gerard-, tenemos a los lugareños, que son la antítesis; y a Ángel. Como ya se ha apuntado en alguna crítica estamos ante una especie de Quijote al revés, en el sentido que sus papeles se intercambian, el personaje apegado a la realidad, pragmático, es Cavanilles; y el soñador, el fabulador, es su poco instruido acompañante, el joven Ángel. Este es el otro tema que subyace en Yo fui guía en el infierno, la picaresca, tan ligada a la tradición y a la literatura, y la Ilustración, que se diría que espanta los fantasmas del pasado y los resquicios medievales de donde proceden en definitiva buscones y lazarillos, sean de Tormes o de la Castalla, eso es lo de menos. En cierto modo, la novela de Fernando Arias alude a una tradición de la picaresca española, es como si tocase un concierto ya conocido pero introduciendo otra clave, una clave fantástica como si fuese un cuento de aparecidos de Bécquer".
Cavanilles es un personaje histórico
Como comentábamos, el protagonista es un personaje histórico. "El botánico Cavanilles -asegura Gerard- fue un hombre ilustrado, vinculado a la Iglesia y a la Corte, totalmente volcado en el conocimiento; de hecho, no dejó descendencia y se le supone casto. Es como si fuese el prototipo de hombre de ciencia hasta extremos inimaginables".
"Es un personaje -continúa- que aun hoy es muy respetado en ámbitos de la botánica y el excursionismo. No es raro atravesar alguna senda y pronunciar aquello de 'por aquí pasó el botánico Cavanilles'. Está totalmente justificada la reverencia hacia su figura; es como nuestro Amudsen... sólo que en vez de ir al Polo nos toca mucho más de cerca, pero esta era habitual por aquella época. Mi versión quizá sea más aventurera, más de acción; lógicamente, para que case con la trama".
Su acompañante es muy diferente, como nos comenta Gerard: "El joven Ángel es la herencia de la picaresca, del Lazarillo; incluso del grumete de La isla del Tesoro. Es el joven que despierta al mundo y a través del cual observamos la acción. Cierto es que como despierta, en cierto modo es un soñador, como si estuviera todavía a duermevela en algún pasaje de la obra, y tiene fantasías sobre su futuro en la Corte, una oportunidad que le brinda el haber conocido a una persona de la importancia de Cavanilles".
Historia y leyenda
El cómic mezcla de forma apasionante la historia y la mitología. "Es un mundo de caminos y diligencias -asegura Gerard-, todavía a lomos de caballos y mulas, donde las distancias separan mucho y la superstición sigue muy presente. Téngase en cuenta que por aquel entonces una simple infección te podía costar la vida; y en ello anda Cavanilles, buscando remedios. La propuesta de cóctel genérico es un poco como El nombre de la rosa, de Umberto Eco; hay una base real, documentada, de relato histórico y luego hay una parte más de género, más novelesca".
En esta época de oscurantismo la botánica aparece como un rayo de luz. "En realidad la botánica plantea un respeto a la naturaleza y un ansia de descubrimiento -afirma Gerard-. A mí me interesa a todos los niveles, incluido el paisajístico. Uno de los aspectos que más me interesaba era describir esta zona que conozco personalmente y reproducirla, dentro lógicamente del vocabulario gráfico que he escogido".
En cuanto a la documentación, Gerard confiesa que: "He mostrado el contraste entre la Corte, vista fugazmente, y la clásica casa de labranza. También vemos cementerios, iglesias, masías y posadas. Igualmente la ropa forma parte del encanto que conlleva recrear una época. En este sentido hay que agradecer a Fernando Arias, el autor de la novela original, su buena disposición, ya que me dejó vía libre para adaptarla a mi gusto. Incluí diálogos de la novela, que son magníficos".
En cuanto a su estilo el dibujante asegura que: "Es un estilo muy sintético. He recorrido al bitono pues la da un aire 'vintage' que le va mucho a la trama. En este sentido hay que agradecer a la editorial Desfiladero la calidad de la reproducción pues ha quedado muy bien reproducido".
Por último, Gerard nos avanza su próximo proyecto: "Tengo un cómic sobre los íberos que va a ser pronto publicado en la revista Xiulit y que se puede ver actualmente en el Museu de Prehistòria de València".