El Barrio convierte el WiZink Center en su taller para "reparar" corazones

• Su último álbum, 'Las costuras del alma', protagonista de la cita
• Es el artista que más veces ha llenado el antiguo Palacio de los Deportes

El músico y cantante José Luis Figuereo Franco "El Barrio", durante su actuación en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid el viernes 19 de enero de 2018.

En su último álbum, Las costuras del alma, El Barrio se mete en la piel de un viejo sastre que "repara" corazones heridos. Este viernes el WiZink Center se ha convertido en su taller, un lugar en el que, a través de su nuevos temas, ha invitado a "fomentar" el cariño hacia los demás y valorar el "amor propio".

Aunque es el artista que más veces ha llenado el antiguo Palacio de los Deportes, El Barrio ha revelado esta noche que se siente "muy chiquitito". Lo ha hecho sobre un escenario que también pisará este sábado, después de colgar el cartel de "no hay billetes" para ambas citas, y antes de reunirse en lo que queda de mes con el público de Granada (26 de enero) y Málaga (26 y 27 de enero).

José Luis Figuereo Franco ha colgado el cartel de "no hay billetes" para la cita de este viernes y de este sábado. Emilio Naranjo

Esas son solo algunas de las muchas ciudades por las que las que pasará este año el cantautor gaditano, nacido José Luis Figuereo Franco, que ha irrumpido en escena después de que una proyección de varios corazones latentes anunciaran el inicio del concierto, en el que han sonado casi todos los temas que componen su último álbum y solo algunos éxitos.

"Playa de La Luneta", que cuenta la historia de una anciana que ansía ver de nuevo el mar, ha sido la canción elegida para la apertura y también una de las pocas que no hablan de desamor, que es el protagonista indiscutible de los nuevos estribillos de El Barrio.

Pero, aunque Las costuras del alma no sea su disco más optimista en lo que a letras se refiere, el ritmo festivo de canciones como la que da título al álbum o "Si no te quieren" ha permitido al público cantar, bailar y disfrutar de una actuación en la que el cantante ha querido recordar "la historia" que le une con Madrid, una ciudad que "siempre ha respondido".

"¿Vamos a hacer un trato esta noche, vale? Si ustedes apretáis, aprieto yo", ha señalado el andaluz antes de seguir interpretando otras composiciones recientes, entre las que han destacado "Al sur de tu cama", "Ojalá amiga" o "Torpe canción" ("Viejo verano II parte").

Muchos han acudido con sombreros negros, sello de identidad del cantante

Así, ese cantante que en ese último trabajo se mete en la piel de un sastre que "repara" corazones, ha conseguido que las alegrías desdibujen los pesares y -metafóricamente- ha convertido el recinto en un "taller" de costura improvisado al que muchos han acudido bajo un sombrero negro, esa prenda de la que El Barrio ha hecho su sello de identidad.

El sombrero negro es la prenda de la que El Barrio ha hecho su sello de identidad. Emilio Naranjo

Un fandango dedicado a sus fans ha estado seguido de otras canciones igual de profundas, con las que El Barrio ensalza el poder de los recuerdos y saca a relucir sentimientos que marcan la niñez, como "Sr. Zapatones" o "El primer amor", una oda a la nostalgia en la que le explica a su hija cómo es la pasión por esas personas que se quedan en el alma "rodando como una noria".

Han sido varias las ocasiones en las que la voz del público ha acompañado a la del gaditano: un breve popurrí que ha incluido las pegadizas "Ángel Malherido" y "La fuente del deseo" es el mayor ejemplo. Sin embargo,  su emotiva versión de "Tu frialdad", del grupo Triana, es una de las que mejor ha reflejado la conexión del artista con sus seguidores.

"Sentiros orgullosos de llevar lo que lleváis en la cabeza", ha sugerido el cantante a los asistentes, a quienes también ha invitado a "fomentar el cariño hacia los demás y, sobre todo, a valorar el amor propio".

Para el fin de fiesta El Barrio se ha guardado "Orgullo", su gran himno y el de todo los "barrieros" que este viernes han podido constatar que la música es un buen hilo con el que "coser" las heridas del alma.