Adiós al niñato, París abre la pasarela al hombre maduro
- Mark Wanderloo, Cameron y Stella Tennant regresan a las pasarelas
- Adiós a la sudadera, ahora lo que se lleva es el jersey de punto
- Se destierra lo militar y lo deportivo para abrir paso al dandi del siglo XXI
- Se sigue mirando al pasado pero no de forma tan evidente como hasta ahora
El regreso de Hedi Slimane ha revitalizado el mundo de la moda. El 1 de febrero tomará las riendas de Céline, casa a la que llega como director creativo y director de imagen, ya que es un apasionado de la fotografía y cuida hasta el más mínimo detalle. Se espera que Slimane haga con esta casa francesa, fundada en 1969, lo mismo que hizo en Dior y en Saint Laurent: reinventar la marca y cambiar la imagen que todos tenemos de ella.
Slimane cambió para siempre la moda masculina con su primera colección para Dior. Fue en 2001 y desde el entonces las siluetas y los armarios de los hombres no han sido los mismos. La división masculina de la casa Dior está apitaneada desde 2007 por Kriss Van Assche y ahora ha presentado su nueva colección en París. Una colección que algunos se atreven a decir que suena a despedida.
El belga apuesta por siluetas alargadas y estrechas que logra gracias a pantalones ajustados y chaquetas cruzadas con botonaduras dobles y con otras que llevan cinturón para marcar todo lo posible la forma del cuerpo. Un claro guiño al famoso New Look, nombre con el que se bautizó la icónica colección que Monsieur Christian Dior lanzó en 1947.
Junto a trajes más ‘clásicos’, en beige y negro, vemos otros en rojo con estampados abstractos en negro (una de las combinaciones que marcará la moda de los próximos meses), trajes ideados para los más atrevidos. “Hemos vivido una época en la que se decía que el traje sastre había muerto porque todo era lánguido, oversized, baggy… y ahora que todo está un poco confuso, entre el streetwear y el lujo, creo que es importante remarcar el adn de la casa”, decía el diseñador tras el desfile.
Un espectáculo que ha contado con rostros emblemáticos de la moda masculina, como Cameron, Mark Wanderloo, Arnaud Lemaire, James Rousseau y Alain Goussin. Una forma elegante de decir que la moda no tiene edad y que para ser absolutamente moderno hay tener muy presentes los referentes del pasado. O quizá para dejar claro que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Los modelos que arrasaron en los 90 son un reclamo en las pasarelas del 2018. Hace unos días fueron Naomi Campbell y Kate Moss las que desfilaron para Louis Vuitton y en el desfile de Berluti todas las miradas se posaron en Stella Tennant, otra modelo atemporal. No cabe duda de que hay una tendencia a recuperar iconos del pasado. Algo que por supuesto vamos a ver en Madrid Fashion Week, pasarela que va a contar con nombres ligados a la historia de la moda española.
Pero volvamos a la Semana de la Moda Masculina de París que curiosamente ha contado con muchos desfiles mixtos. Es el caso de Kenzo, que ha cerrado el calendario que abrió Palomo Spain. La casa ha querido enfatizar la relación que mantiene con el arte y ha convertido su pasarela en plató y sala de cine, un lugar en el que las modelos y los modelos caminaban al tiempo que se proyectaba La boda de mi hermana, una historia sobre los recuerdos familiares de los diseñadores de Kenzo, Carol Lim y Humberto León.
La nueva colección bucea en la historia de Kenzo, especialmente en los últimos años marcados por los famosos estampados que se relacionaban tanto con la casa que casi se consideraban un logo. El vestido de mujer es el elemento estrella y lo vemos en infinidad de versiones, aunque destacan los que tienen un aire años 50. Para ellos, vemos osadas mezclas de texturas, y tejidos potentes en tonos atrevidos que marcan un total look. Destacan los conjuntos de camiseta y chaqueta en seda de tono lavanda decoradas con delicadas florecillas. Una nueva versión del famoso twin-set que ahora vemos para ellos y ellas.
El calendario ha tenido 55 desfiles, tres más que en la edición anterior, y eso que Givenchy y Balenciaga han optado por presentar mujer y hombre en la semana de los desfiles femeninos. Vetements, una de las firmas más influyentes del momento, ha tenido problemas por el lugar elegido para el desfile, al parecer demasiado lejos, y no estaba en el calendario oficial aunque sí ha desfilado. ¡No podía faltar!
París se consagra como la gran capital de la moda y su pasarela es la cuna de las tendencias. Son muchos los estilos vistos estos días aunque todavía tiene peso la sombra de Vetements, que es bastante alargada, sigue eclipsando, aunque cada vez menos, sobre todo mediáticamente. A la prensa especializada ya no les sorprenden sus salidas de tono, y no hablamos de colores.
Pero es cierto que cada día aumenta el número de diseñadores y firmas que quieren subirse a su tren, como Christian Dada que se suma a esa tendencia calleja y joven que intenta abrir más todavía la brecha generacional, eliminando las barreras sociales que, hasta hace poco, separaban la moda del consumidor. No de la calle, porque la calle siempre ha marcado los pasos de la moda.
También hay cierta tendencia a revisar los años que marcan el paso de la década de los 80 a los 90 del siglo XX. Lo notamos, por ejemplo, en las mezclas de rojo, rosa y amarillo con negro, en el uso de las gabardinas y gabanes, en la vuelta del cuero en chaquetas y pantalones y en el furor por el jersey, la prenda estrella ahora mismo en las pasarelas.
También se advierte cierto repaso a la estética new age, al minimalismo que promulgaron Jil Sander y Calvin Klein y a la llamada 'feminización de la ropa', tendencia que ahora, dado el compromiso social de la moda, se transforma en la 'igualdad de la ropa'. Un cambio orientado a la libertad de elección, a que cada persona, independientemente de su género, se vista de acuerdo a sus gustos o a su identidad.
Lo que llama la atención es la desaparición casi total de las prenda vaqueras, algo que también vimos en Milán. El nuevo pantalón se inspira en la sastrería clásica pero se actualiza gracias a que se combina con deportivas, camisetas y chaquetas de tejido técnico. Los armarios de los hombres están cambiando con un ritmo vertiginoso y lo más interesante es la mezcla de tradición y modernidad, apostando por prendas con personalidad con tejidos de nueva generación. Los diseñadores restan seriedad e intensidad a las colecciones y apuestan por prendas cómodas pero con una fuerte carga creativa.
¿Qué llevaremos en el otoño y el invierno de 2018 y 2019? Además de los jerséis y los pantalones que antes llamábamos ‘de vestir’, todos los diseñadores han hecho una gran apuesta por las prendas de abrigo. Se acabó jugar al invierno con tejidos y colores del verano, y viceversa.
Casi todas las colecciones vistas en estas semanas se olvidan del cambio climático y utilizan texturas cálidas, como el terciopelo, la lana y la pana, para prendas que pretender proteger del frío. Pero se nota que todos los diseñadores han trabajado para presentar una gran variedad de cazadoras, trencas, tabardos, parkas y chaquetas. Siempre en distintas versiones en un mismo desfile, jugando con todas las posiblidades que dan los nuevos tejidos. Algunos modistos han contado con interesantes colaboraciones con firmas especializadas que manejan muy bien las texturas técnicas para aislar del frío con prendas ligeras y confortables.
También queda claro que se pone fin al estilo descaradamente deportivo: desaparecen las sudaderas, la bomber y los pantalones chandaleros. También se dejan atrás los estampados de camuflaje y los códigos militares. El nuevo hombre se viste de ciudadano, no se viste de atleta ni de mercenario o soldado, y la ropa deportiva queda relegada a las canchas y gimnasios. Adiós a los niñatos, al culto a la adolescencia y la eterna juventud. París se rinde al encanto, la elegancia y la tranquilidad del hombre maduro. Un giro brutal que renueva los armarios.
Se habla de un nuevo dandi, un hombre elegante que sin embargo no lleva trajes tradicionales porque sus vidas se han adaptado a los nuevos tiempos y, salvo raras excepciones, se vive y se viste con la mente y el gusto del siglo XXI. El pasado es y será una constante fuente de inspiración pero atrás queda esa tendencia de rebuscar prendas en tiendas de segunda mano o en el baúl de la casa de los abuelos. ¡Por ahora!