Al menos 10 muertos y 26 heridos en un ataque contra la sede de Save The Children en Jalalabad
- El Estado Islámico reivindica el ataque
- Las ONG son objetivos habituales de la violencia
- Este es el segundo ataque contra civiles en cinco días en Afganistán
Al menos 10 personas han muerto y 26 han resultado heridas este miércoles en Afganistán en un ataque contra la sede de la ONG británica Save the Children en Jalalabad. Durante casi diez horas, cuatro miembros del EI (el quinto se suicidó al inicio de la acción) llevaron a cabo el ataque contra la sede. Save The Children ha anunciado la suspensión de sus programas en el país, según Afp.
"Entre los muertos hay dos empleados y un guardia de seguridad de la ONG, un civil que pasaba por el lugar durante al ataque y un miembro de las fuerzas de seguridad", ha asegurado a Efe el portavoz del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khogyanai.
El asalto pudo haber arrojado un balance aún mayor de muertos si "unos 45 trabajadores que estaban atrapados en el edificio no hubieran sido rescatados y evacuados" por las fuerzas de seguridad afganas, ha indicado Khogyanai.
El Estado Islámico (EI), presente en el país, ha reivindicado el atentado en un mensaje difundido en Telegram por la agencia Amaq. Según el mismo, el ataque tenía como objetivo dos instituciones extranjeras, "una británica y una sueca", y un organismo gubernamental afgano. Se refiere a Save The Children, el Comité Sueco para los Asuntos Humanitarios y el Ministerio de la Mujer afgano, que tiene una oficina en las proximidades.
Ataque suicida
El ataque, al que las fuerzas de seguridad han puesto fin después de tres horas, comenzó a las 9.10 hora local cuando un suicida hizo detonar los explosivos que portaba a la entrada del edificio. Varios vehículos estacionados frente a la oficina de la ONG ardieron a consecuencia de la explosión. Posteriormente, al menos cuatro hombres armados asaltaron el edificio.
La sede de la organización de protección a los niños en esta zona particularmente castigada por el conflicto se convirtió en un campo de batalla entre los yihadistas y las fuerzas de seguridad afganas, que despejaron de radicales los tres pisos del inmueble mientras los trabajadores de la ONG era evacuados.
La operación continuó en la tercera planta, la última del edificio, en la que se atrincheró un atacante herido, según un miembro del consejo provincial de Nangarhar presente en la zona durante la operación, Zabihullah Zmarai. Finalmente y tras 9 horas y 40 minutos, las fuerzas afganas abatieron al último insurgente.
De los veintiséis heridos, diecinueve han recibido ya el alta con lesiones menores y siete permanecen internados, aunque ninguno está en estado crítico, indicó a Efe el portavoz del Directorio de Salud Pública de Nangarhar, Inamullah Myakhil.
Las ONG, objetivo de la violencia
Los grupos insurgentes armados y las organizaciones criminales tienen habitualmente entre sus objetivos a las organizaciones no gubernamentales en Afganistán, donde la situación de seguridad se ha deteriorado de manera considerable en los últimos dos años.
En octubre del año pasado, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció la reducción "drástica" de sus operaciones en el país tras varios ataques a sus instalaciones y la muerte de siete de sus trabajadores en ataques armados en nueve meses, entre ellos la española Lorena Enebral Pérez, de 38 años.
Nangarhar, provincia fronteriza con Pakistán, es una de las zonas más inseguras de Afganistán. En ella operan los talibanes y el Estado Islámico (EI), que tiene en esta zona su principal bastión en el país asiático, y su capital es habitual escenario de ataques terroristas contra objetivos civiles.
Suspensión de las actividades
El ataque ha provocado el repudio general de organismos internacionales e instituciones públicas. A pesar de haber suspendido sus actividades en Afganistán tras el ataque, Save The Children ha dejado, no obstante, la puerta abierta a reanudar sus operaciones "tan rápido como sea posible", si las condiciones de seguridad lo permiten.
"Nuestra mayor preocupación sigue siendo asegurar la seguridad de todo nuestro personal. En respuesta, todos nuestros programas en Afganistán han sido temporalmente suspendidos y nuestras oficinas están cerradas", manifestó la ONG.
El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el atentado, que calificó de "crimen" en un comunicado en el que aseguró que el Gobierno "aumentará las medidas de seguridad" para las organizaciones internacionales y sus trabajadores.
La jefa en funciones de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU (OCHA) en Afganistán, Adele Khodr, se declaró "consternada e indignada" y recordó a todas las partes del conflicto afgano que su obligación es proteger a civiles y trabajadores humanitarios.
Este es el segundo ataque contra civiles en cinco días en Afganistán, después de que el pasado sábado los talibanes asaltaran el Hotel Intercontinental de Kabul causando una veintena de muertos.
El EI irrumpió en Afganistán en 2015 y mantiene su principal bastión en Nangarhar, provincia fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.
Aunque en los primeros nueve meses del año pasado el cómputo de víctimas civiles por el conflicto descendió en un 6%, la primera vez que se producía un retroceso desde 2012, las cifras fueron de 2.640 muertos y 5.379 heridos, todavía "niveles altos", según la ONU.
Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, el Gobierno de Kabul ha ido perdiendo terreno ante los talibanes hasta controlar apenas un 57% del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.