Ana Locking encuentra en el miedo su universo creativo
- La diseñadora analiza las sensaciones del miedo en su coleccción
- El negro es el hilo conductor de esta propuesta joven y urbana
- La sastrería se desarrolla con talento para mujeres y hombres
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week en rtve.es
La oscuridad como principio para el riesgo y fuerza para el desarrollo creativo. Con esta premisa construye Ana Locking una soberbia colección que se inspira en las distintas emociones que trasmite el miedo y que tiene como hilo conductor el tono negro
El negro es la ausencia de color, la oscuridad y el vacío pero también una herramienta que han utilizado distintas culturas en la historia y diferentes tribus urbanas en nuestra era para expresarse.
Un impresionante juego de luces y humo ha marcado el arranque del desfile en el que la negra pasarela se ha ido llenando de prendas en distintos tonos de negro. Intencionados o no, se aprecian ciertos guiños a la música técno y curiosamente se aprecia un gusto por tejidos tecnológicos que vemos con texturas ligeras, acolchadas e incluso guateadas.
Con ellas vemos prendas muy urbanas, de asfalto, como los monos de pierna drapeada para ellas y las gabardinas que parecen flotar para ellos. Siempre en negros pero también en azul noche y granada oscuro, a veces con un ligero efecto moiré.
Locking propone prendas dinámicas, marcadas por los elásticas, pero huye del estilo deportivo para adentrarse en otros terrenos más sofisticados, como la sastrería y la costura. Vemos vestidos de cintura marcada para ellas en tonos brillantes que recuerdan a la brea y el petróleo y sugerentes medias con palabras impresas.
Para chicos hace cazadoras que mezclan dos tejidos muy distintos, algo que se repite a lo largo de toda la colección, y juega al contraste entre brillo y mate y liso y estampado -apostando por un motivo de cuadros- en distintas prendas y looks, y arriesga con blusas de cuello lazo para los chicos hechas en brocados que forman jardines nocturnos que se asoman a través de un chaleco en negro mate.
No es el único trazo femenino que se dibuja en la línea de hombre, porque la diseñadora propone faldas que combina con recias chaquetas que se hacen siguiendo las normas de la sastrería clásica, otro rasgo que define el trabajo de Locking.
El esmoquin se declina en diferentes versiones que llaman poderosamente la atención por su elegante osadía. Vemos algunos que mezclan dos texturas o dos colores, y otros que llevan los bolsillos ribeteados con bordados, porque en esta colección se han cuidado todos los detalles, hasta los más pequeños, hasta los que no se ven.
El patrón de este traje masculino se extiende a las prendas de mujer y así vemos chaquetas cruzadas que combina con minifaldas. Todos los trajes se presentan rejuvenecidos gracias a los tejidos deshilachados con efecto devoré y a las aplicaciones de grandes lentejuelas que la diseñadora utiliza en vestidos de mujer que marcan la silueta del cuerpo y trajes de hombre que quizá veamos en las alfombras rojas. Todo en negro aunque entre uno y otro se cuelen vestidos de fiesta de lentejuelas tornasolada en doble naranja intenso, un tono que potencia todavía la oscuridad del negro.
Una colección fantástica, una puesta en escena brutal. Placeres de pasarela a los que Ana Locking empieza a acostumbrarnos.