Hannibal Laguna, reflejos del sol naciente
- El modisto hace un viaje imaginario entre Japón y Tailandia
- Destacan los bordados en terciopelo pintado a mano
- Laguna hace guiños al orientalismo que marcó los años 30
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“Es una mirada al Este, al lugar en el que nace el sol, un viaje imaginario a Japón y Tailandia que se ha convertido en un trabajo diferente al que suelo hacer”, confiesa Hannibal Laguna sobre su nueva colección Orient Bloom.
La colección bebe de las tradiciones, la estética, las culturas y la historia de Oriente y hace guiños evidentes al exotismo y la sensualidad que llegaron a Europa a través de la ruta de la seda. Las texturas son una parte importante de la colección y con ellas el modisto crea sofisticados vestidos de cóctel y fiesta, y chaquetas y camisas que se inspiran en el quimono.
Destacan, por encima de todo, los que llevan bordados de fantasía. Laguna utiliza terciopelo y lo pinta a mano para después bordarlo en el tejido formando bellos jardines con flores y gotas de lluvia que consigue con las aplicaciones de cristal.
Estos bordados, que se han realizado en los exquisitos talleres artesanales de París, se aplican sobre tul de seda en color piel para provocar un efecto tatuaje, “como si estuvieran suspendidos sobre el cuerpo de la mujer”, dice.
Pero el viaje en el espacio se convierte también en un viaje en el tiempo. Laguna se desplaza a la década de los años 30, una de las más exquisitas en moda, para reencontrarse con Madeleine Vionnet, la reina del corte al bies. Ella es una fuente eterna de inspiración para Laguna que casi siempre ha utilizado esta técnica de corte, “aunque justo ahora es cuando menos la he utilizado”, confiesa.
A ella están dedicados algunos vestidos, los más exquisitos de la colección. En la paleta de colores de Laguna vemos tonos refrescantes como lima, frambuesa, pistacho o mora suave que tiñen faldas inspiradas, como no, en las flores. A veces con volúmenes sobredimensionados que salen del pecho, una nueva versión el corte imperio, y otras veces en faldas de capas que parecen pétalos superpuestos de forma caprichosa.
Pero si hay un tono que parecía haber desaparecido de la pasarela es el tono nude que ahora el modisto utiliza en distintos vestidos, jugando a las superposiciones con tiras de distintas medidas para aportar profundidad a la prenda. “El nude es el negro del siglo XXI”, dice Laguna. Y sorprende. El negro es su color favorito y casi siempre se contiene para no abusar de él. En esta ocasión tan especial no podía faltar. Lo vemos en tops esculturales que esconden una labor de ingeniería, en camisas capas y en un vestido muy sensual de cuello halter cruzado, como hacía Vionnet.
De vuelta a casa se detiene en los años 80, una parada que parece obligatoria en esta edición de Cibeles, y de allí toma prestados pantalones de cintura muy alta y hombreras a las que quita rigidez y transforma en bonitos volúmenes orgánicos en tonos refrescantes que contrastan con su adorado nude bordado.
Laguna ha introducido algunas prendas de la que será su nueva línea de prêt-á-porter y que lanzará próximamente. Prendas fáciles de llevar desde las primeras horas del día. Un nuevo capítulo en su carrera después de que en 2017 cerrará un ciclo de treinta años con Hannibalíssimo, como le llama Paz Vega.