Ailanto se inspira en la sensibilidad y creatividad de Fortuny
- La obra de Mariano de Fortuny y Madrazo inspira estampados evocadores
- El terciopleo lleva un sencillo plisado que resulta encantados
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Mariano de Fortuny y Madrazo fue un artista completo que desarrolló su talento en la moda pero también en la pintura, el grabado o la fotografía aunque ha pasado a la historia por ser el creador del vestido Delphos. Nació en Granada pero vivió en distintas ciudades europeas hasta recalar en Venecia. Y hasta la ciudad de los canales viajan Ailanto para disfrutar de las maravillas del Palacio Fortuny, una maravilla gótica que adoptó el nombre de su último propietario.
“Nos hemos inspirado en su obra pero también en su figura, en su vida, y a partir de ahí hemos hecho un pequeño homenaje, según nuestro criterio, y nos ha salido una colección más próxima al mundo pictórico que nunca”, dice Aitor e Iñaki Muñoz, directores creativos de Ailanto.
Sus vestidos parecen cuadros y se aprecia una elegante selección de texturas que parecen óleos, efecto que consiguen con velando los tejidos con capas de acuarelas y témperas. “Es una colección con tonos más apagados que en otras ocasiones y hemos jugado a contraponer brillos con mates.
Destacan varios estampados. Vemos uno sobre un sugerente rosa empolvado que se decora con ramas de olivo, un motivo que Fortuny utilizó con frecuencia y que conecta su obra y la de Ailanto con las culturas de Grecia y Roma. “Hemos querido dar un toque antiguo a la colección, aportar un poco de melancolía, mirar a otros tiempos”.
Revisar a Fortuny significa hacer plisados pero Ailanto no los remarca tanto como hizo el maestro en el Delphos y apuestan por un sencillo stropicciato que texturiza el tejido y le imprime un agradable toque historicista.
Hay un gusto exquisito por la estética orientalista que tanto cultivaron Fortuny y Paul Poiret que se aprecia en las camisas de estilo batín con patrón deconstruido con mangas caídas en un gesto decadente y elegante.
Otra de las referencias de la colección son las mesas de piedra del palazzo italiano. Ailanto trasladan su patchwork de mármoles, granito y piedras a terciopelos, “como una intarsia” en distintos verdes que se transforman en vestidos relajados y envolventes en cintura, y lo vemos en un mono también en terciopelo en tono negro “que varía según el movimiento y la luz”.
Otro de los estampados llamativo lleva dalias y claveles sobre un fondo geométrico pero también llama la atención otro que lleva jarrones y flores, algunas difuminadas para provocar profundidad. Las piezas más trabajadas son los vestidos pero también vemos monos e incluso pichis que se decoran con alegres rayas de dos colores y distintas texturas.
Las prendas inspiradas en la ropa de estar en casa, que ya se utilizaban a principios del siglo XX, se reinterpretan con gusto, a veces añadiendo una coqueta capucha. Pero no todo son tejidos opacos porque Ailanto también utilizan vicosas en seda que son mucho más ligeras y contrastan con el terciopelo y los tejidos de los abrigos. “Se hacen en crêpe de lana de doble faz y se combinan “con pantalones en crêpe de lana que no son de doble faz, jugando a mezclar distintos gramajes”. Pero también los vemos en Schetland de cuadros escoceses; unas veces con mangas, y otras, sin ellas.
Los vestidos de moche son asimétricos y desnudan, con elegancia, un hombro. Los vemos con los mismos tejidos de la colección y los mismos estampados pero arrasan los plisados teñidos en un sensual rojo Venecia.
Hay que destacar los pendientes que recrean la mezcla de piedras de las mesas palaciegas y otros que se inspiran en las lámparas que diseñó Fortuny y que llevan una perla que hace las veces de bombilla. También hay colgantes con forma de globo que van esmaltados, que hablan del viaje emprendido hasta Venecia.
Los hermanos Muñoz atraviesan un momento dulce. Cuentan que la colección anterior, la de primavera de 2018, se han vendido muy bien en fuera de España y que en breve tendrán listo su espacio web para poder vender su trabajo. “Es curioso, viajamos hasta el pasado para encontrar a Fortuny y venderemos nuestra ropa en el mundo digital”, señalan con una satisfactoria sonrisa.