García Madrid, el respetuoso y silencioso amor por la sastrería
- El sastre apuesta por innovar para fidelizar al cliente
- El color cobra protagonismo, igual que el estampado
- Destacan los esmóquines de franela en tonos elegantes
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El cambio de fechas ha hecho que los diseñadores tengan menos tiempo para preparar las colecciones pero Manuel García terminó la suya hace tiempo y solo ve el lado positivo. “En estos meses sí tienes la cabeza para hacer invierno”, dice mientras va probando sus prendas al modelo con el que hace el fitting. Es la segunda vez que forma parte del calendario principal de Ifema y está contento de repetir aunque todavía es pronto para hacer valoraciones. “Estar en Ifema es muy cómodo porque la maquinaria que tienen es de gran ayuda pero hay que ver las las cifras y ver si compensa o no la inversión. Esto es un negocio y el dinero invertido tiene que tener retorno”, comenta sobre los 6 600 euros que cuesta hacer el desfile en Madrid Fashion Week.
Por eso sus propuestas mantienen un perfecto equilibrio entre lo creativo y lo comercial. El sastre ha configurado su colección con prendas que se pueden llevar de día y de noche, piezas de gran versatilidad que se amoldan a diferentes situaciones según se combinen. Destacan los elegantísimos esmóquines de franela en tono oliva o berenjena que llevan pantalones con galón “que se pueden llevar a cualquier hora con un jersey y deportivas”, señala.
Su objetivo es basarse en la sastrería clásica pero utilizar los tejidos para innovar y lograr prendas de sport de estilo muy urbano. La gama de colores vuelve a ser contenida. No falta su color fetiche, el azul marino, pero también vemos tonos tierra y cálidos. Como novedad destaca el uso del negro, tono que no suele estar en sus colecciones, y que ahora vemos en estampados de príncipe de Gales, ojo de perdiz y cuadros Vichy.
Manuel apuesta por vestir al hombre con la misma gama de color (total look) jugando con los tonos lisos y estampados, como uno de cuadros. La silueta va muy limpia y se apuesta por la chaqueta cruzada, que sale en distintas versiones. La camisería se ha trabajado con esmero. “He hecho camisas de cuellos clásicos, de principios del XX, para llevar con esmoquin, camisas con jaretas de terciopelo y otras realizadas en cashmere”.
De su armario cuelgan trajes que se enmarcan en un estilo clásico pero también otros más arriesgados, con texturas tornasoladas o llamativos estampados. Otros destacan por el color, como dos que salen juntos a la pasarela tintados en tonos mostaza y nazareno.Destacan, en el desfile, los esmóquines en terciopelo tintados en verde o marino, y la labor de estilismo jugando con los cabos marineros y las superposiciones de prendas.
El punto es, de nuevo, protagonista y vemos jerséis muy ligeros, a veces con coquetos trenzados en el pecho, realizados en lanas puras, merino y cashmere. Algunas de estas texturas se mezclan con sedas para lograr prendas que son obejtos de deseo, caprichos. Otras, en cambio, están realizadas con tejidos técnicos, como los abrigos cortos en blanco roto que nunca se manchan. “Lo importante es dar calidad, no solo vale la etiqueta”, dice.
Pero en su caso ambas cosas van unidas. Es lo que busca su cliente y las estrellas de la alfombra roja que acuden a él en masa para eventos como los Goya. Para ellos hace piezas especiales, más atrevidas, como un esmoquin decorado con escenas tropicales de aves y flores sobre un fondo nocturno. ¡Una fantasía que, gracias a su talento, resulta fácil de llevar!
El desfile contó con la voz en directo del cantante Miguel Tena. Otros acierto a la hora de presentar la colección.