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Francia

Macron exhibe firmeza ante el nacionalismo en su visita a Córcega

  • Los reciente éxitos electorales han dado alas a las reivindicaciones corsas
  • El presidente francés, sin embargo, se muestra poco receptivo a las demandas
  • Su primer acto en la isla ha sido un homenaje a un prefecto asesinado en 1998

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El presidente francés, Emmanuel Macron, estrecha la mano del líder nacionalista corso, Gilles Simeoni, durante su visita a Córcega
El presidente francés, Emmanuel Macron, estrecha la mano del líder nacionalista corso, Gilles Simeoni, durante su visita a Córcega.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha abierto este martes su visita de dos días a Córcega, la primera que efectúa a la isla mediterránea como jefe de Estado, con un claro mensaje de firmeza frente a las reivindicaciones de los nacionalistas, azuzadas en los últimos meses por sus éxitos electorales.

Macron ha reservado sus primeras horas en la isla a los actos más simbólicos de su apretada agenda. Este mismo martes, sin embargo, escuchará la posición de los líderes nacionalistas y el miércoles expresará su línea política en un discurso público.

Pero, desde sus primeros pasos en la isla, Macron ha querido marcar su postura, la de un presidente que no imagina a Córcega fuera de Francia y que no parece permeable a algunas de las principales reivindicaciones nacionalistas

En concreto, ha recalcado la necesidad de plantear un "futuro" para Córcega bajo el "manto republicano", en lo que parece un sutil rechazo de una de las principales reivindicaciones del nacionalismo corso, a saber, que la especificidad de la isla se consagre en la Constitución francesa.

Homenaje al prefecto asesinado en 1998

Se trata de una reivindicación muy controvertida en Francia que defiende con unas y dientes la "indivisibilidad" de la Repúblicas. De hecho, Macron parece haber enfriado la voluntad descentralizadora que expresó durante la campaña electoral desde su llegada al Elíseo.

Por el momento, su visita a Córcega ha comenzado con un homenaje al prefecto Claude Erignac, asesinado de tres disparos por la espalda por terroristas corsos el 6 de febrero de 1998, en el punto álgido de la violencia contra el Estado francés. Un atentado que conmocionó a la isla, con grandes manifestaciones de repulsa en Ajaccio y Bastia, y a toda Francia: era el primer prefecto que caía asesinado desde la Segunda Guerra Mundial.

Macron ha querido transmitir a los terroristas -que no cometen atentados desde hace casi cuatro años pero que no han entregado las armas- que por ese camino encontrarán toda la firmeza del Estado.

Y, como le exigía la viuda de Erignac, que ha vuelto por vez primera a la isla desde el asesinato del prefecto, ha recalcado que no tiene previsto amnistiar a quienes los independentistas consideran como "presos políticos".

Macron rinde homenaje al prefecto Claude Érignac, asesinado en Córcega en 1998, en presencia de su viuda y sus dos hijos

Macron rinde homenaje al prefecto Claude Érignac, asesinado en Córcega en 1998, en presencia de su viuda y sus dos hijos. EFE

Fricciones

Ni indulgencia, ni olvido, ni amnistía

"Ni indulgencia, ni olvido, ni amnistía" con los autores de ese "crimen cobarde", ha prometido Macron, cerrando de golpe la puerta a esa petición que los independentistas consideran justificada por su triunfo en las regionales de diciembre pasado en coalición con los nacionalistas.

Al homenaje ha acudido el nacionalista Gilles Simeoni, actual presidente del Ejecutivo corso y que fue uno de los abogados defensores de Yvan Colonna, considerado el cabecilla del comando nacionalista que asesinó al prefecto. Sin embargo, ha evitado aplaudir la intervención de Macron.

Quien no ha asistido ha sido el independentista Jean-Guy Talamoni, presidente de la Asamblea, lo que marca un punto de fricción en el frente corso que Macron puede explotar en la reunión que mantendrá con ambos durante la noche.

De su boca escuchará sus peticiones de una mayor autonomía, alimentadas por sus triunfos electorales, en los que no han dudado en utilizar el ejemplo de Cataluña en sus campañas. Pero también el respaldo popular mostrado en la multitudinaria manifestación del pasado sábado, en la que miles de personas pidieron un estatus especial para Córcega que quede inscrito en la Constitución, el reconocimiento del corso como lengua cooficial y el acercamiento de los presos a la isla.

Marcar "una línea clara de autoridad"

Asuntos todos hacia los que Macron no parece muy favorable y en los que los nacionalistas no encuentran apoyos en la clase política francesa. Al contrario, el presidente del partido conservador Los Republicanos, Laurent Wauquiez, ha exigido firmeza al jefe del Estado y le ha acusado de jugar con la ambigüedad al permitir que el principal representante de su partido en Córcega, el alcalde de Bonifacio, Jean-Charles Orsucci, votara una moción presentada por los nacionalistas.

Esa actitud no gustó al Elíseo, que borró a Orsucci de la agenda de reuniones de Macron en la isla en beneficio del alcalde de Ajaccio, Laurent Marcangeli, de Los Republicanos. En ese contexto, Macron deberá encontrar el tono justo entre las reivindicaciones corsas y la unidad del Estado que le exigen en el resto de Francia.

La prensa ha filtrado ya que en su discurso de mañana Macron marcará "una línea clara de autoridad" en la relación entre el Estado y la isla. Una postura similar la escucharon en París Simeoni y Talamoni el mes pasado en el encuentro que mantuvieron con el primer ministro, Edouard Philippe, lo que les llevó a mostrar su decepción y a convocar la manifestación del pasado sábado.

Hay una ventana histórica para salir de la lógica de conflicto

En los últimos días, los dos líderes corsos han multiplicado sus declaraciones para apelar a "diálogo sin tabúes" en torno a sus reivindicaciones: "Hay una ventana histórica para salir de la lógica de conflicto", ha estimado Simeoni. Macron, por el momento, no parece dispuesto a concesiones.