Macron entreabre la puerta de la Constitución francesa a la singularidad de Córcega
- El presidente francés se dice dispuesto a reconocer "su identidad", sin dar detalles
- Se ha remitido a una negociación futura, aunque no se revisará el estatuto de la isla
- Al tiempo, ha rechazado otras reivindicaciones, como la cooficialidad de la lengua
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha entreabierto la puerta a que la Constitución del país recoja la singularidad de Córcega, una de las principales reivindicaciones de los nacionalistas de la isla, pero ha rechazado otras como la cooficialidad de la lengua o el estatus de residente.
En su segundo día de visita a Córcega, la primera como jefe de Estado, Macron ha pronunciado un discurso en Bastia, segunda ciudad de la isla, rodeado de cinco banderas francesas y europeas, sin ningún símbolo corso.
Un escenario cargado de simbolismo desde el que, en la línea de lo asegurado la víspera, ha descartado la salida de Córcega de Francia y ha propuesto abandonar ese debate para centrarse en los problemas de los ciudadanos, a quienes ha prometido desarrollo económico para hacer de la isla la "punta de lanza" de la política francesa en el Mediterráneo.
Así, tras haber negado este martes cualquier medida de gracia con los presos corsos, otra de las peticiones de los independentistas, Macron ha mantenido su firmeza frente a sus reivindicaciones. "El corso es la lengua más apoyada por el Estado", ha indicado respecto a la lengua de la isla, admitiendo que "el bilingüismo es enriquecedor", aunque ha rechazado situarla al mismo nivel que el francés porque supondría "aventajar a unos ciudadanos frente a otros".
Negociar el reconocimiento con las autoridades locales
La única concesión ha sido mostrarse favorable a que Córcega figure en la Constitución, dentro de la reforma que su Gobierno está preparando y que debe ser aprobada la próxima primavera. De esa forma, ha comentado, se garantiza su "afianzamiento" dentro del país, pero también se "reconoce su identidad", aunque ha evitado explicar qué implicaría ese reconocimiento.
Contrario a que se modifique el estatuto de Córcega, que entró en vigor en enero pasado y que ofrece mayor poder a las instituciones locales, Macron ha anunciado que en el próximo mes se negociará con las autoridades de la isla la manera en la que se hará esa mención en la Carta Magna.
Como adelanto, ha propuesto que se busque para Córcega un punto intermedio entre las regiones ultraperiféricas, como Nueva Caledonia, y las continentales, aunque está por ver si esa concesión contenta a las dos figuras del nacionalismo, el autonomista Gilles Simeoni, actual jefe del Ejecutivo corso, y el independentista Jean-Guy Talamoni, presidente de la Asamblea.
Ambos se reunieron durante la noche del martes con Macron e hicieron saber a través de su entorno que no estaban de acuerdo con la posición del dirigente, que consideran poco flexible y cerrada a las peticiones del pueblo expresadas en las elecciones regionales de diciembre pasado, en la que nacionalistas e independentistas lograron una amplia mayoría absoluta. Como muestra de descontento, han boicoteado el almuerzo con Macron y, pese a que han acudido a su discurso, han evitado aplaudir.
Desarrollo económico
En su largo discurso, el jefe de Estado francés ha recalcado que la mención en la Constitución no debe ser retórica, sino "útil" para contribuir al desarrollo de los corsos. Porque, según el mandatario, esa debe ser la prioridad, la de mejorar la vida de los ciudadanos, para lo que ha comprometido el esfuerzo del Estado.
Buscar la especificidad corsa que reclaman los nacionalistas es hacerlo dentro de Francia, ha insistido Macron, quien ha señalado que Córcega, una isla muy montañosa, debe afianzar su identidad mediterránea y ser ejemplo de economía ecológica y sostenible.
“Pertenecer a Francia no es perder su alma, es beneficiarse de la solidaridad nacional“
Así, el presidente ha desgranado diversas medidas económicas para mejorar la situación de una de las regiones más pobres del país y ha asegurado que "pertenecer a Francia no es perder su alma, es beneficiarse de la solidaridad nacional".
El presidente también ha agrantizado que trabajará para que se restablezca la seguridad en Córcega porque, ha señalado, "la violencia ha durado ya demasiado tiempo". Aunque hace casi cuatro años que no hay atentados terroristas, Córcega es escenario de un vandalismo de baja intensidad que lleva el sello del nacionalismo, una lacra que Macron aseguró que frena el desarrollo de la isla, por lo que, ha resaltado, "debe desaparecer".