Enlaces accesibilidad
Sudáfrica

Cyril Ramaphosa, el negociador que puso fin a la 'era Zuma' en tiempo récord

  • En menos de ocho semanas ha forzado la salida del ya expresidente Jacob Zuma
  • Ha prometido luchar contra la corrupción y revitalizar la economía sudafricana

Enlaces relacionados

Por
Cyril Ramaphosa jura su cargo durante la sesión extraordinaria de este jueves en el Parlamento sudafricano
Cyril Ramaphosa jura su cargo durante la sesión extraordinaria de este jueves en el Parlamento sudafricano

Desde que el pasado mes de diciembre consiguiera el liderazgo del Congreso Nacional Africano (CNA) -el partido gobernante en Sudáfrica desde el fin del apartheid- hasta alzarse con la presidencia del país este jueves, a Cyril Ramaphosa le han bastado menos de ocho semanas para poner fin a la 'era Zuma' en Sudáfrica y marcar el comienzo de una nueva era.

Este antiguo sindicalista y activista 'antiapartheid' devenido en exitoso hombre de negocios, ha conseguido en un tiempo récord forzar la salida de Jacob Zuma, entre bambalinas y sin exponer excesivamente los trapos sucios del que hasta este miércoles era su jefe.

Una sesión en el Parlamento, en el que fue el único nominado para ocupar la vacante de la Jefatura de Estado, lo convirtió en el quinto presidente de la Sudáfrica democrática sin necesidad de votación.

En su ascenso hacia el poder, Ramaphosa hizo siempre campaña a favor de ser implacable con la corrupción y revitalizar la maltrecha economía sudafricana. Este jueves en el Parlamento sudafricano se ha comprometido a trabajar con "humildad" y "dignidad" y a anteponer a su pueblo en todo lo que haga.

Un activista con dotes pragmáticos y negociadores

Nacido en Soweto en 1952 en el antiguo gran gueto negro de Johannesburgo, Ramaphosa pertenece a la etnia zulú, mayoritaria en el país, y estudió Derecho en la Universidad del Norte. Su etapa de formación le llevó al activismo político, donde se alineó con los movimientos de conciencia negra.

En los setenta fue encarcelado en dos ocasiones: en 1974 y en 1976, acusado bajo las leyes de terrorismo que el gobierno segregacionista blanco usaba para hostigar a la mayoría negra. Ya en los ochenta su vida se inclinó hacia el sindicalismo, lo que le llevó a cofundar el Sindicato Nacional de Mineros Negros (NUM), el más grande de Sudáfrica.

Desde su Secretaría General peleó por la mejora de los salarios y las condiciones de los trabajadores y, en 1987, dirigió a los mineros sudafricanos en una de las huelgas más largas de la historia del país. A esa etapa se remonta su fama de estratega, que luego le convertiría en uno de los jóvenes políticos con más proyección del CNA.

Su elección en 1991 como secretario general del partido -en la primera reunión de la organización tras treinta años de proscripción- significó su salida del NUM para pasar a convertirse en una figura clave de las negociaciones del fin del apartheid.

Seguidores de Cyril Ramaphosa celebran su elección durante la sesión de investidura en el Parlamento sudafricano

Seguidores de Cyril Ramaphosa celebran su elección durante la sesión de investidura en el Parlamento sudafricano EFE/ Mark Wessels

Destacada figura del capitalismo negro

Ramaphosa sonaba ya entre los candidatos a convertirse en el primer vicepresidente de la Sudáfrica democrática, bajo la Presidencia de Nelson Mandela (1994-1999), pero en aquella ocasión se quedó con las ganas.

La labor que sí le fue encargada fue la de presidente de la Asamblea Constituyente que redactó la Carta Magna de la nueva Sudáfrica democrática y multirracial, aprobada en 1996. Ese punto dio inicio a un nuevo capítulo de su vida: dejó su escaño de legislador para volcarse en los negocios, hasta acabar convertido en una destacada figura del capitalismo negro, presente en las listas de los más ricos del país.

Hasta 2012 no regresaría verdaderamente a la primera línea política, al ser elegido vicepresidente del CNA que lideraba el entonces ya jefe de Estado Jacob Zuma (en el poder desde 2009).

Por el medio había realizado otras labores de relevancia, como su participación en el desarme del IRA, y, en 2014, se convirtió finalmente en vicepresidente del Gobierno de Zuma, tras la victoria del CNA en las últimas elecciones generales celebradas hasta la fecha.

Carrera hacia la Presidencia

Su siguiente objetivo: la Presidencia del país. Para ello, Ramaphosa debía garantizarse el liderazgo del partido a finales de 2017. Su campaña, enfrentada a la de la exesposa de su superior, la expresidenta de la Comisión de la Unión Africana (UA) Nkosazana Dlamini-Zuma, se fundamentó en la lucha contra la corrupción y la promesa de revitalizar de la sufrida economía sudafricana.

Preferido por los empresarios y clases medias, Ramaphosa se adjudicó la victoria en el seno de un CNA muy dividido y pasó a ocupar un cargo que orgullosamente llevaron iconos de la historia sudafricana como Mandela, Oliver Tambo o Albert Lutuli.

El comienzo de 2018 fue también el de las especulaciones sobre la puesta en marcha de la maquinaria interna del CNA para acabar con Zuma y su pésima imagen, con la unidad del partido en juego por una parte y el riesgo de continuar perdiendo apoyo popular en picado en la otra.

Finalmente lo consiguió y, aunque el objetivo inicial era lograr una salida consensuada, la presión creciente y la reticencia de un Zuma cada vez más acorralado acabó cristalizando en un ultimátum público que forzó su dimisión y le aupó directamente hacia la Presidencia.