'Estrenos TV', los terrores favoritos de una generación
- Al caer la noche, de Tonio L. Alarcón, repasa las películas televisivas de terror de los 70
- Steven Spielberg, Wes Craven o John Carpenter dirigieron algunos de esos títulos
En los años 70, cuando sólo existía Televisión Española, toda una generación de niños y adolescentes quedó marcada por el espacio Estrenos TV donde pudieron ver sus primeras películas de terror (la mayoría telefilmes norteamericanos rodados directamente para la televisión). Uno de ellos fue el periodista y crítico cinematográfico Tonio L. Alarcón (Barcelona, 1976), que ha reunido todos esos terroríficos títulos en Al caer la noche. Terror catódico americano 1970-1981 (Applehead Team).
“Todos los niños de la época veíamos esos Estrenos TV -asegura Tonio-. Sólo teníamos dos canales, tres cuando se estrenó TV3, así que eran una especie de experiencia compartida. El espacio lo daban los domingos después de comer, así que al lunes siguiente, en el colegio, siempre comentábamos lo que habíamos visto”.
Tonio, que es Coordinador de redacción de la revista Imágenes de Actualidad y miembro del consejo de redacción de Dirigido por, nos comenta por qué decidió escribir este libro: “Nace de un artículo que escribí para Dirigido Por sobre la carrera como guionista del escritor Richard Matheson. Repasando su trabajo televisivo durante los 70, me encontré con una producción telefílmica ingente (dentro de la cual había muchos títulos que recordaba haber visto) de la cual no había bibliografía en castellano, así que empecé a plantearme escribir algo al respecto. De eso hace diez años, así que imaginad lo que ha tardado en cuajar el proyecto”.
Serie B televisiva
La mayoría de estas películas eran baratas y de consumo rápido, pero también hay unas cuentas joyas que ya son historia de la televisión como El diablo sobre ruedas (Steven Spielberg, 1971) o Kolchak, El Vampiro De La Noche (John Llewellyn, 1972).
“Me gusta decir que era algo así como el equivalente industrial de los años 70 a las películas de serie B del Hollywood clásico -asegura Tonio-. Productos de consumo rápido, filmados con presupuestos muy ajustados (en torno a los 350.000 dólares) y sin excesivas pretensiones. El hecho de que sus responsables tuvieran que echarle imaginación al asunto dio pie a un cine de género muy interesante, en algunos casos muy sugerente”.
Tanto es así que Tonio todavía tiene imágenes grabadas en su memoria de esas películas: “Al revisar los telefilmes de la época para el artículo de Dirigido por, redescubrí uno que me había impactado muchísimo de pequeño, La noche oscura del espantapájaros, que se ha convertido en una especie de leitmotiv para el libro. En aquel momento se me quedó grabadísima la imagen de cómo una turba tiroteaba al discapacitado intelectual que interpretaba Larry Drake, hasta el punto de que la recordaba más sangrienta”.
Tonio nos comenta lo que vamos a encontrarnos en el libro: “Pues aparte de un par de capítulos iniciales de contexto, le he dedicado pequeños ensayos a tres de los directores de telefilmes más importantes del periodo, Dan Curtis, Curtis Harrington y John Llewellyn Moxey, así como a los autores importantes que se refugiaron en el formato. Y he incluido una antología de 50 títulos, aparte de los que ya comento en los ensayos, para intentar ofrecer la visión más completa posible del periodo”.
Grandes directores que pasaron por la televisión
Los mejores títulos suelen ser los que dirigieron directores jóvenes que han terminado haciéndose famosos o veteranos que encontraron refugio en la televisión de la época. “En el libro –afirma Tonio- hay un capítulo dedicado exclusivamente a ese tema. Entre los que se curtieron en el formato, el gran ejemplo es Steven Spielberg, y le sigue, muy por detrás, John Badham. En cuanto a los que se refugiaron en la televisión porque no tenían proyectos interesantes, por ahí pasaron, aparte del ya mencionado Curtis Harrington, Wes Craven, John Carpenter y Tobe Hooper”.
El los repartos de estas películas también nos encontramos a actores jóvenes que luego triunfarían y veteranos que también trabajaron sus últimos años en la Televisión. “Estos telefilmes no es que fueran una gran cantera de actores –comenta Tonio-, porque se prefería utilizar a viejas estrellas de Hollywood, todavía con nombre pero más baratas. Aun así, por allí desfilaron nombres que pululaban por la televisión de la época, como Michael Douglas, Sally Field, Rosanna Arquette, Harrison Ford, Michael Parks…”.
Efectos especiales de baratillo
Comparando esos telefilmes y series con los actuales, estilo American Horror Story, Tonio encuentra diferencias importantes: “Principalmente hay dos: presupuestarias e industriales. Es decir, ahora se invierte más dinero en la producción televisiva, y han ido cambiando los códigos de autocensura de las cadenas. A nivel puramente expresivo, había tanto profesionales excelentes como mediocres entonces, y los sigue habiendo ahora. Como mucho, ha cambiado la forma de narrar por la sencilla razón de que el lenguaje audiovisual evoluciona con el tiempo”.
Esa falta de dinero se notaba, sobre todo, en los efectos especiales. “Eran muy escasos. No había dinero para ellos, así que se jugaba mucho con el off visual y, en general, se guardaban los golpes de efecto para la traca final de las historias”.
Tonio recuerda el caso más ridículo de efectos especiales de baratillo: “Para mí el peor, de lejos, es el can demoníaco de El perro del infierno. El director, Curtis Harrington, aseguraba que no había ni un duro para efectos, así que se desentendió complemente de la posproducción. El resultado es horroroso… Y muy risible”.
Lo curioso es que, leyendo el libro, también descubriremos que Stan Winston, ganador de 4 Oscars por los efectos especiales de películas como Terminator II o Aliens, comenzó trabajando en estas películas.
¿La edad de oro de la televisión?
Muchos comentan que actualmente vivimos la edad de oro de la televisión gracias a la altísima calidad de las series. Pero Tonio opina que: “A los públicos televisivos de todas las épocas les parece estar viviendo la edad de oro del medio. Así lo vivió la gente que vio The Twilight Zone en su primera emisión televisiva, o los que disfrutaron de Historias para no dormir, o Verano azul…”
“La televisión es un medio que se ha revalorizado mucho a nivel crítico, pero la realidad es que a lo largo de su historia se han hecho productos espléndidos” –concluye-.
Sus diez terrores favoritos
Pedimos a Tonio que nos haga una lista de sus 10 películas favoritas de esta época: “¡Uf, complicado! Lo intentaré. No diría que son las diez mejores, pero sí las diez que más me gustan (aunque podría escoger otras diez también magníficas)…”
“El diablo sobre ruedas: Porque tiene detrás a un Spielberg de veintipocos años demostrando lo que podía hacer. Y un guion estupendo de Richard Matheson.
Una fría noche de muerte: Porque parece un borrador de La cosa de John Carpenter. Increíble lo bien que utiliza la claustrofobia que provocan los entornos helados.
Frío en la noche: Porque, con dos duros y una duración menor, es mucho más inquietante y más malrrollera que el remake que produjo Guillermo del Toro.
Manson: Retrato de un asesino: Porque no ha habido ni habrá mejor Manson que Steve Railsback. Y por el atrevimiento de su narrativa de aire documental.
El vampiro de la noche: Porque le descubrió al mundo a un personaje mítico como Carl Kolchak, y porque reúne a tres autores como Curtis, Matheson y Moxey.
El misterio de Salem’s Lot: Porque, con todas las licencias que se tomó Tobe Hooper, sigue siendo la mejor adaptación que se ha realizado del libro de Stephen King.
Los enigmas de Karen: Básicamente, por su último episodio. Karen Black contra el muñeco zuni. Dan Curtis rodando una de las mejores historias de Matheson.
La oscura noche del espantapájaros: Por lo que he comentado antes, porque es un trauma de mi niñez. Y porque está dirigida con un gran sentido de la atmósfera.
Ronald el malo: Porque, queriendo suavizar una novela muy gore, logra una obra mucho más sugestiva y más inquietante que la original.
¡Alguien me está espiando!: Porque es el Yang del Ying que supone La noche de Halloween en la carrera de Carpenter. O sea, una relectura directa del cine de Hitchcock”.
Un libro interesante y divertido que nos hace recordar aquellas emocionantes tardes de domingo en las que se podía disfrutar de la televisión y no como ahora, en que las cutre-producciones alemanas de amor solo invitan a una siesta. Eso si que es cine de serie B.