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Elecciones en Italia

El principal aliado de Berlusconi avisa de que el euro "no es un dogma" y defiende que su partido no es xenófobo

  • El líder de la Liga, Matteo Salvini, presenta su programa a la prensa extranjera
  • Defiende una recuperación de la soberanía nacional en el marco de la UE
  • "Refugiados políticos verdaderos sí, económicos no", dice sobre los emigrantes

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El líder de la Liga, Matteo Salvini, durante su encuentro con los medios internacionales en Roma
El líder de la Liga, Matteo Salvini, durante su encuentro con los medios internacionales en Roma.

El candidato de la Liga para las elecciones legislativas de Italia, Matteo Salvini, ha dejado claro este jueves, en un encuentro con la prensa internacional en Roma, su deseo de "cambiar las reglas" en la Unión Europea y ha avisado de que la moneda única "no es un dogma" irreversible, al tiempo que defendía que su partido no es xenófobo pese a su postura de endurecer los controles migratorios.

Salvini concurre a los comicios del 4 de marzo en la coalición de derechas de la que también forma parte Forza Italia, el partido del exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi, a la que los sondeos dan como ganadora, aunque sin mayoría para formar gobierno. En cualquier caso, ha querido trasladar cuál es su visión del futuro de la Unión, que a su juicio para por primar el interés nacional obre el multilateral.

Así, a juicio de Salvini, la Unión Europea debería ser "una comunidad de pueblos que respetan algunas elecciones nacionales", de forma que ha abogado por revisar algunas normativas y tratados que, en su opinión, "en la actualidad bloquean el desarrollo" en el continente.

"Estamos preparados para razonar con todos los demás países europeos acerca de una eventual salida coordinada y acordada de algunos esquemas o vínculos que ahora bloquean el desarrollo en Europa", ha indicado.

El euro no es irreversible

Preguntado por si defiende la salida de Italia del euro, el líder de la Liga ha recordado que un referéndum al respecto no es factible al no estar amparado en la Constitución, pero ha defendido que la moneda única "no es un dogma, no es la Biblia, no es irreformable, no es como alguno dice, 'irreversible'".

Mi objetivo es cambiar las reglas que regulan la convivencia civil en esta Unión

"Mi objetivo es cambiar las reglas que regulan la convivencia civil en esta Unión", ha manifestado Salvini, que tomó las riendas de la Liga Norte en 2013 hasta convertirla en un pujante partido nacional, hasta el punto de que se ha despojado de su apellido en la campaña electoral y busca votos en el antes despreciado sur para aspirar, incluso, a ser primer ministro.

Para ello, la coalición tendrá que ganar las elecciones y después sus integrantes deberán acordar quién encabezará el Gobierno, algo que Berlusconi, inhabilitado políticamente hasta 2019 pero que a juicio de todos los observadores actúa como factotum de ese conglomerado político, aún no ha aclarado.

En este sentido, Salvini ha asegurado que si la Liga recibe un solo voto más que Forza Italia, exigirá ser designado como jefe del Gobierno. Una posiblidad lejana, pero real, puesto que la formación de Berlusconi solo aventaja a unos pocos puntos a sus socios en intención de voto: 16,4 % fre nte a 13,4 %, según la media de encuestas de You Trend.

Revisar los tratados

Con esa autoridad, el líder derechista ha subrayado su intención de acudir a Bruselas para reclamar la revisión de diversos tratados en materia financiera o migratoria, pues en su opinión el interés nacional debe prevaler frente al derecho europeo. En caso contrario, ha advertido de que su hipotético Gobierno podría reducir la aportación económica a los fondos europeos de Italia, un "contribuyente neto" y que, ha remarcado, registra una clara desventaja entre lo que aporta a las arcas y lo que recibe.

"Puedo reducir mis transferencias a la UE", ha amenazado Salvini, que ha recalcado sus alianzas con la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, los ultraderechistas austríacos del Partido Liberal (FPÖ) o el holandés Geert Wilders.

En este sentido, ha dicho fiarse de Silvio Berlusconi, a pesar de que se ha reunido en la capital belga con las autoridades comunitarias para serenarlas ante los amagos de Salvini, dado que "ha firmado un programa común" en el que consta la recuperación de soberanía.

Por otro lado, en caso de ser investido como primer ministro, abogará por unas buenas relaciones con la Rusia de Vladimir Putin, ya que la "dañina" política de sanciones ha supuesto pérdidas de hasta 9.000 millones de euros para los exportadores italianos.

"Refugiados políticos verdaderos sí, económicos no"

En el encuentro ha sido, asimismo, preguntado sobre su postura acerca de la inmigración, dadas sus furibundas críticas contra la gestión de este fenómeno que ha desbordado Italia en el último lustro, y ha reiterado que respetará el lema de su campaña electoral: "Los italianos primero".

Salvini, que ha presumido de tener las botas embarradas por visitar minutos antes un campamento de refugiados en Roma, ha explicado su proyecto de construir "un país solidario y abierto pero dentro de algunas reglas", que "acoge de buena gana pero en la medida de lo posible".

"Refugiados políticos verdaderos sí, económicos no", ha resumido, argumentando que "hay que tomar una elección puesto que en Italia hay cinco millones de pobres". Y ha recalcado, tajante, que su partido no es xenófobo: "No se me puede imputar como lesivo para alguien que en mi programa defienda a los italianos porque también defiendo a los cinco millones de inmigrantes con la documentación en regla".

Salvini, conocido por lemas como "Stop invasión" de inmigrantes y por sus llamamientos a defender la Cristiandad y tradiciones como el Belén en Navidad, también ha dejado claro que tiene problema con "cierto tipo de Islam, el que aplica al pie de la letra los escritos del profeta". Por eso, como primer ministro no dará permiso para erigir una sola mezquita si no cumple con dos requisitos: saber quién financia las obras para disipar la sombra de "países integristas" y conocer al que se encargará de predicar.