'Pili, Polito y Lucero', el Tintín español
- Publicado entre 1932 y 1934, cuenta las aventuras de dos niños que recorren el mundo junto a su perro
- Sus autores fueron el guionista Carlos Caballero y el dibujante Augusto Fernández Sastre
Nacido de un programa de radio y publicado entre 1932 y 1934 en las páginas de la revista Ondas, Pili, Polito y Lucero. Dan la Vuelta al mundo entero (Reino de Cordelia) es uno de los primeros clásicos del cómic español, que se inspiró en el Tintín más primitivo de Hergé, publicado por primera vez en 1929 y que, por aquel entonces, era imitado en toda Europa.
Sus autores son el periodista y escritor catalán Carlos Caballero Gómez de la Serna y el ilustrador, pintor y grabador Augusto Fernández Sastre. Y la historia se narra mediante unas aleluyas que son un precedente de la poesía infantil que popularizó Gloria Fuertes y que procede de la tradición del cuento ilustrado europeo del Siglo XIX.
Como nos cuenta el coordinador de esta edición, Luis Conde, los personajes nacieron en un serial de radio: “Pili, Polito y Lucero -asegura Conde- era una serie de historietas que se publicaba los sábados en la revista semanal Ondas, recogiendo los episodios de un serial radiofónico que se emitía los jueves por Unión Radio de Madrid, el antecedente de lo que hoy es la SER (Sociedad Española de Radiodifusión). Tanto por radio como por la revista, el argumento del serial estaba dirigido a los niños españoles de la época”.
No es una imitación de Tintín
Aunque está claramente inspirado en Tintín, el cómic no es una burda imitación, como nos cuenta Luis Conde: “Se puede considerar que esta historieta de niños viajeros por el mundo, es un remedo español de la creada por Hergé en Bruselas en 1929, el famosísimo Tintín. Pero de ninguna manera es una imitación, como tampoco lo fueron otras surgidas en el resto de Europa: Como Zig et Puce en Francia, o Ciuffetino y Saturnino Farándula en Italia...”
Al igual que muchos álbumes de Tintin, el argumento del cómic (que se empezó a publicar el 15 de diciembre de 1932) era un viaje. “Un viaje geográfico/histórico/costumbrista de dos niños y un perro (una niña y un niño), para conocer mejor el mundo entero, saliendo de Madrid y volviendo a España, luego del periplo en veintiuna etapas”.
De las Ondas al papel
Este cómic no es el único caso de personajes nacidos en la radio que luego pasaron a las viñetas, recordemos a La Sombra o al Llanero Solitario. Sus autores son el dibujante Augusto Fernández Sastre y el guionista Carlos caballero Gómez de la Serna.
“Carlos caballero Gómez de la Serna –nos cuenta Luis-, era un abogado y periodista barcelonés, nacido en Manila, Filipinas, que estaba vinculado a la emisora Unión Radio desde 1925 y era corresponsal en Madrid del periódico La Tribuna. Tanto en la radio como en la revista Ondas, ejercía de redactor literario y luego, asímismo, en el periódico radiofónico La Palabra".
En cuanto al dibujante: “Augusto Fernández Sastre –afirma Luis- era un artista plástico nacido en Logroño, que se formó en Madrid durante los efervescentes años veinte, llegando a exponer sus cuadros en París, donde fue premiado. Ilustró en varias revistas y realizó cubiertas para la revista Ondas. Su estilo muy versátil, oscilaba entre el modernismo y el expresionismo, siguiendo la estela de Ramón Gómez de la Serna, su maestro y modelo”.
Augusto fue pionero en introducir los bocadillos en el cómic español: “En el serial se atrevió a incluir los bocadillos dentro de la viñeta, algo entonces insólito y que lo situaba en las vanguardias españolas del arte de la historieta. Durante la guerra civil se vinculó al Ministerio de Propaganda de la República, ejerciendo de locutor y periodista combatiente. Tuvo que exiliarse al final del conflicto con su esposa y sus dos hijos, primero a Argelia y luego a Nicaragua y México, donde volvió a dibujar”.
Poesía dibujada
Como comentábamos, las peripecias de los protagonistas se narran en forma de aleluyas. “El formato de las Aucas/Aleluyas –asegura Luis- era una forma expresiva de comunicación artística, con siglos de historia. Inspirados en los pliegos de cordel y los cartones de los ciegos narradores por las ferias de pueblos y ciudades. Se contaban sucesos y acontecimientos en viñetas continuadas, con unos ripios al pie, que solía cantar el pregonero. Fueron muy populares en España durante el siglo XIX y primeras décadas del XX”.
“Gloria Fuertes –añade Luis- compuso muchas aleluyas populares, conocedora como era de ese arte comunicador”.
La Guerra Civil acabó con la serie
La radionovela y el cómic fueron un gran éxito hasta el punto de que, en 1935, se publicó un recopilatorio de las tiras. E incluso había prevista una continuación que se fue al traste por la Guerra Civil.
“La guerra civil –nos cuenta Luis- derrumbó los proyectos editoriales españoles, que tuvieron que recomponerse a partir de 1939. La serie de Pili, Polito y Lucero estaba lista para continuar con una segunda parte titulada Pili y Lucero van solos a recorrer los dos polos, que se quedó inédita”.
“Por eso –concluye Luis- la serie no tuvo tiempo de ejercer ninguna influencia en trabajos posterioes, dadas las circunstancias”.
El cómic en la España de los años 30
Esta edición recupera uno de los clásicos del cómic español pero todavía hay muchos otros que esperan su oportunidad. Porque Luis nos cuenta que: “El panorama de las revistas de historietas en la España de los años treinta, era muy prometedor en el aspecto estético y de avance en la técnica narrativa. Los creativos estaban dominando el estilo de la historieta que en toda Europa y América se desarrollaba fulgurante y arrollador”.
“Otra cosa –añade- era el planteamiento editorial y del negocio de las comunicaciones, sumidas en la lucha partidista e ideológica ya muy radicalizada”.
“Pero entre 1931 y 1936 –cotinúa- surgieron revistas de historietas de una calidad extraordinaria, de entre las que hay que recordar a Pinocho, Macao, Macaquete, El perro, el ratón y el gato, Jeromín y El rincón de los niños…”
Por eso, Luis y la Editorial Reino de Cordelia quieren seguir recuperando estos tesoros del cómic español: “Queremos rescatar autores y publicaciones señeras, mostrando lo que la guerra se llevó. Un ejemplo es Karicato”.