Mejores Actores: Los pilares de la industria
- Gary Oldman es el favorito a Mejor Actor por El instante más oscuro, su segunda nominación
- Con su tercera nominación, Willem Dafore podría ganar su primer Oscar con The Florida Project
Lo viejo y lo nuevo, los veteranos y los recién llegados, los valores seguros y los emergentes encarnan una estimulante confrontación entre los nominados a los Oscar, especialmente en los apartados de interpretación, donde se refugian los auténticos pilares de la industria.
MEJOR ACTOR PROTAGONISTA
Entre los candidatos a mejor actor principal destacan dos casi desconocidos hasta hace poco, Timothée Chalamet y Daniel Kaluuya, y tres habituales como Daniel Day-Lewis, Gary Oldman y Denzel Washington, presencias incuestionables todas, con méritos suficientes para alzarse con la preciada estatuilla y coincidiendo todos en un llamativo desajuste, como es, en mi opinión, el de estar varios escalones por encima de las películas en las que trabajan.
Timotheé Chalamet (Call Me By Your Name)
La excepción la materializan precisamente los nuevos talentos. Es el caso de Timotheé Chalamet, del que podría decirse que encarna la esencia y el espíritu de la muy apreciable Call Me By Your Name, esa exquisita historia de iniciación a casi todo, al amor, al sexo, a la vida misma o a un cierto tipo de inquietud intelectual, que tan equilibradamente resuelve el director Luca Guadagnino sobre un guion de James Ivory a partir de una novela de André Aciman.
Posiblemente, buena parte del mérito deba atribuirse a la sabiduría del director a la hora de dirigir a su descubrimiento en un milimétrico ejercicio de equilibrio entre lo sentimental y lo sensual de su personaje durante un idílico verano italiano, en relación con ese algo más mayor estudiante en prácticas invitado por su padre para culminar su doctorado. El padre del protagonista y el especialísimo ejercicio de comprensión que pronuncia hacia el final de la película, bien podría ocupar por si solo un capítulo aparte. Aunque el talento del jovencísimo Timotheé Chalamet, apenas 22 años, no parece casual ni pasajero, o así al menos lo ha entendido, por ejemplo, la directora debutante Greta Gerwik, que le ha confiado un papel secundario pero importante en su película Lady Bird.
Daniel Kaluuya (Déjame salir)
La otra cara nueva o menos habitual es la de Daniel Kaluuya, protagonista de Déjame salir, una propuesta verdaderamente inusual en la recta final de los premios de la Academia, puro género, entre thriller, terror y distopía, en la que el actor, de raza negra, brilla encarnando a un joven normal, de buena complexión física, con algún trauma de infancia sin resolver, que accede a acompañar a su novia blanca a casa de sus padres, un encuentro en el que asistirá a una serie de situaciones anómalas, que mejor no desvelar por si alguien no la ha visto, relacionadas perversamente con la raza y cierto grado de vampirización conectada con todas esas obsesiones tan reconocibles sobre la salud, el vigor juvenil o la longevidad que flotan en el imaginario colectivo de las clases privilegiadas, contenidas únicamente por los límites infranqueables de lo políticamente correcto.
Gary Oldman (El instante más oscuro)
La terna de los habituales la encabeza Gary Oldman por su apabullante encarnación de Winston Churchill en El instante más oscuro, que le convierte en el candidato con más posibilidades de llevarse la estatuilla a casa, avalado ya por una flamante sucesión de premios; los Globo, los Bafta y similares; por este mismo trabajo.
Oldman, nominado ya con anterioridad por otros trabajos, ha venido practicando una deslumbrante capacidad para cambiar de aspecto y fundirse con cada uno de los personajes, reales o no, que ha representado, desde el ya lejano Sid Vicious de Sid y Nancy (1986), pasando por el dramaturgo Joe Orton de Ábrete de orejas (1987), el Lee Harvey Oswakd, el asesino del presidente Kennedy, de J.F.K.: caso abierto (1991), el Drácula de Drácula de Bram Stoker (1992) de la mano de Coppola, hasta el padrino de Harry Potter en la saga del mismo título o el George Smiley de El topo (2011).
Es cierto que Churchill parece estar de moda y que la mayor parte de los actores que han asumido el personaje, como Brian Cox en la reciente “Churchill”, lo han bordado apoyados en la inconfundible fisonomía del carismático político, reconocible por su desmesurada talla, el bombín y los omnipresentes cigarro puro y vaso de whisky en la boca y en la mano, y que su trabajo sobresale por encima de la película que le alberga, poniendo su talento al servicio de un carácter explosivo, marcado por un mal humor propiciado seguramente por el exceso de alcohol, y de esa fascinante letra pequeña de la historia, que desvela aspectos poco o nada conocidos del político decisivo para que Europa se salvara de caer íntegramente bajo el abominable dominio de Hitler.
Daniel Day-Lewis (El hilo invisible)
Daniel Day-Lewis vuelve a salir de su anunciada jubilación de la mano de Paul Thomas Anderson en busca de un posible cuarto Oscar, director con el que ya ganó uno por Pozos de ambición (2007). En El hilo invisible encarna a Reynolds Woodcock, un reputado modisto británico que viste a aristócratas y reyes europeos en los años 50, inspirado al parecer en el español Balenciaga, que asalta la pantalla con ademanes de artista iluminado, celoso de su intimidad creativa, intransigente, de actitud genialoide, que alcanza a prolongar la galería de personajes excesivos que viene caracterizando las últimas películas del cineasta.
Denzel Washington (Roman J. Israel, Esq)
Por último Denzel Washington, todo un clásico, ya estuvo nominado el pasado año por Fences, de la que era responsable absoluto como protagonista y director, que opta a su tercera estatuilla con su trabajo en Roman J. Israel, Esq. , donde asume el papel de un abogado idealista y consecuente que se ve arrastrado a los frentes más complejos y oscuros de los tribunales tras la inesperada desaparición de su socio.
Pocos actores encarnan la rectitud moral y el carácter intachable como Washington es capaz de hacerlo en la pantalla y aquí ejerce de voluntarioso e inquebrantable defensor de casos casi perdidos, lo que antes se denominaba como de pleitos pobres. Su amplitud de registros y sus estupendas relaciones con los resultados de taquilla le sitúan un año sí y otro también en esta antesala de la gloria que tan merecidamente se tiene ganada, pero sería sorprendente que volviera a conseguirlo con esta película bienintencionada, que tardará todavía en estrenarse en la cartelera española, bajo la dirección de Dan Gilroy, reputado guionista que saltó a la dirección con la estimulante y muy apreciable Nightcrawler (2014).
MEJOR ACTOR DE REPARTO
En el apartado de actores secundarios nominados, las diferencias entre sus respectivos personajes, el mérito de sus trabajos y la calidad de las películas es mucho menor, por no decir inexistentes. Todos son superlativos sin excepción, personajes, interpretaciones y títulos.
Willem Dafoe (The Florida Project)
Puestos a diferenciar unos de otros, tal vez Willem Dafoe en The Florida Projet resulte el más incontestable por la originalidad de este encargado de mantener el orden, material y emocional, en el hotel en el que se hospedan las protagonistas, niña portentosa y madre precoz con olor a catástrofe desde el minuto uno. Dafoe ejerce de pudoroso padre en la sombra de una horda de desclasados que sobreviven en el patio trasero del sueño americano.
Richard Jenkins (La forma del agua)
Richard Jenkins interpreta a otro hombre bueno en el fascinante cuento que es “La forma del agua”, como sufrido vecino de la protagonista, la sublime Sally Hawkins, dibujante mediocre, retraído, casi acomplejado por algunas de sus particulares señas de identidad, amante de los gatos, subyugado por la húmeda presencia de una fantasiosa criatura. Guillermo del Toro le regala un papel a la medida de un inabarcable talento, que se hace evidente cada vez que aparece en la pantalla.
Woody Harrelson y Sam Rockwell (Tres anuncios en las afueras)
Tres anuncios a las afueras acapara dos meritorias nominaciones, la de Woody Harrelson por el personaje del jefe de policía Willoughby, al que una madre despechada responsabiliza de incapacidad para resolver la violenta muerte de su hija, y también la de Sam Rockwell, como el policía racista y descerebrado sobre el que la misma Frances McDormand descarga su ira.
Dos personajes extremos, de sorprendente y contrapuesta resolución, en una película en la que lo mejor es precisamente la originalidad y la profundidad, tanto trágica como irónica, de su amplio abanico de personajes.
Christopher Plummer (Todo el dinero del mundo)
Por último Christopher Plummer, que empujado por los vientos intolerantes de estos tiempos, suplantó a Kevin Spacey a película terminada, en el papel del multimillonario Paul Getty, tristemente famoso por la desmedida avaricia que le impedía pagar un suculento rescate por su nieto secuestrado en Todo el dinero del mundo. Plummer resulta tan convincente como suele y, si acaso, invita a imaginar lo que habría sido del papel y de la película de haber mantenido al sacrificado Spacey en sus imágenes.
Pues eso, desigualdad relativa entre los protagonistas y sobre todo entre las películas y altísimo nivel entre los secundarios. Favoritos: Gary Oldman por El instante más oscuro y Willem Dafoe por The Florida Projet pero los designios de la Academia son casi siempre inescrutables.