Recuperarse o resistir: los bosques españoles aprenden a adaptarse a las sequías extremas
- Un estudio analiza las estrategias de los bosques ante el cambio climático
- Según estén en zonas húmedas o áridas, responden de forma diferente
- La investigación ayuda a pronosticar futuras tendencias de estos ecosistemas
Las sequías en España son cada vez más frecuentes y duraderas, pero parece que los bosques son capaces de desarrollar estrategias para responder a estos episodios extremos, adaptadas además a las características climáticas de su entorno. Esa es la conclusión de un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que apunta que los árboles de las zonas secas del este y sureste de la península ibérica responden a las sequías acelerando su recuperación, mientras que las especies de zonas húmedas y templadas del norte aumentan su resistencia durante el periodo de sequía.
Las sequías extremas y otros eventos climáticos futuros causan incertidumbre sobre la capacidad de los bosques para poder persistir, especialmente en zonas áridas. Según los autores de esta investigación, que se publica en la revista Global Change Biology, la península ibérica, con su variedad de ambientes, especies y el aumento de períodos secos que está experimentando, constituye una buena representación del escenario al que se enfrentarán los bosques europeos en este siglo.
Los bosques españoles son además ecosistemas muy vulnerables ante el aumento de la frecuencia y la duración de las sequías. En definitiva, para el equipo coordinado por el investigador Jesús Julio Camarero, del Instituto Pirenaico de Ecología, era importante analizar la diferente capacidad de adaptación, plasticidad y resiliencia de los bosques peninsulares.
En concreto, su trabajo se ha centrado en esta última variable, estudiando la capacidad de estos ecosistemas arbóreos para regresar a su estado original tras la perturbación que supone la sequía.
Frente a la sequía, recuperación o resistencia
En este sentido, los bosques mediterráneos dominados por distintas especies de pino mostraron una estrategia de recuperación rápida del crecimiento tras las cuatro mayores sequías sufridas en los últimos 30 años.
Mientras, los bosques más húmedos y fríos de los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, donde predominan los hayedos, abetales o robledales, afrontan las sequías extremas con una estrategia de resistencia, es decir, intentando mantener su capacidad de crecimiento durante periodos secos.
En la investigación, se usaron datos de productividad anual y cobertura forestal a partir de imágenes de satélite, que se compararon con datos de crecimiento de los árboles entre 1980 y 2015. Para obtener estos datos, los investigadores emplearon la dendrocronología, que estudia los árboles observando los anillos de crecimiento anual de sus troncos.
"Si, tal como indica este trabajo, las especies forestales tienen diferentes capacidades de adaptación al cambio climático, conocer su estrategia frente a eventos climáticos extremos como las sequías es fundamental para evitar futuros procesos de decaimiento o mortalidad en relación al cambio climático”, comenta el investigador Antonio Gazol.
Ahora, los investigadores esperan ampliar el estudio a una escala geográfica mayor, empezando por la cuencia mediterránea y Europa, con el fin de generar mapas globales de los impactos esperados ante futuras sequías y otros eventos climáticos extremos.