Matteo Salvini, el 'trumpista' que busca aislar a Italia desde el Norte
- El líder de la Liga aspira a formar un Gobierno euroescéptico temido por Bruselas
- Propone renovar los acuerdos con la UE y negociar con líderes ultraderechistas
- Su otro pilar programático, erradicar la inmigración ilegal para limpiar Italia
Matteo Salvini (Milán, 1973), líder de la derechista Liga Norte en Italia, aspira a convertirse en el primer ministro italiano de la "Italia first" en las elecciones del 4 de marzo, un país que diseña como euroescéptico y antiinmigrante. Con más de dos décadas de carrera política a sus espaldas y ligado al partido, el 'tipo duro' de la política italiana ha basado su éxito en sus continuas críticas contra migrantes y cargos públicos, incendiando la opinión pública italiana en más de una ocasión.
Salvini ha sido militante y activista político desde los 17 años y es, irónicamente, diputado del Parlamento Europeo desde 2004, en el grupo de los euroescépticos y desde donde ha defendido sus políticas migratorias. Irónicamente porque Bruselas mira con recelo el ascenso del aliado derechista de Berlusconi, ante el temor de que un Gobierno liderado por él pueda desestabilizar la Unión Europea. "Puedo reducir mis transferencias a la UE", ha advertido en campaña, al tiempo que ha calificado el euro de "experimento político y social erróneo".
Periodista convertido en político profesional
Con 19 años, el "capitán", como lo llaman sus seguidores, se matriculó en la Facultad de Historia de la Universidad de Milán pero no llegó a graduarse. Salvini es periodista de profesión, y dice haber ejercido durante 10 años, si bien muchos ven en su andadura al frente de la Radio Padania Libera (1999-2001) y Radio League un mero rol de comunicador político, ya que ambas eran simpatizantes de la Liga.
Dentro de su partido, comenzó su ascenso al poder al ser escogido secretario provincial de la Liga Norte en Milán (1998-2004), y en 2013 tomó las riendas de un partido en caída que ha conseguido rescatar mediante la renovación: se deshizo del 'Norte' de la Liga y extendió su campaña al sur del país para disputárselo a Berlusconi. De hecho, en estas inciertas elecciones se presenta desde Calabria, en el depauperado sur del país. "Mi voluntad es liberar a esta bellísima tierra del desempleo, la criminnalidad, la 'ndrangheta y la mafia", dijo allí a finales de enero según recoge La Gazzeta di Sicilia.
Opiniones incendiarias en redes sociales
En 1993 saltó de la militancia al que sería el inicio de su carrera política al convertirse en concejal en el Ayuntamiento de Milán, cargo que ocupó hasta 2013. Después pasó a regentar la consejería en el parlamento de Lombardía y el liderazgo del parlamento de Padania, la región que ocupa el valle del Po y que su predecesor, Umberto Bossi, declaró independiente de Italia sin reconocimiento legal oficial, para dar el salto definitivo al ámbito nacional al ser elegido diputado en el parlamento italiano (2008-2009)..
A lo largo de su carrera política local y nacional, Salvini se caracterizó siempre por sus incendiarias declaraciones: arremetió contra el arzobispo de Milán, Dionigi Tettamanzi, por sus ayudas a los gitanos rumanos; llegó a tildar de "traidor" al expresidente italiano Carlo Azeglio Ciampi a su muerte en 2016 y criticó al papa Francisco por defender a los refugiados.
Limpiar Italia de inmigrantes
Salvini ha centrado su campaña electoral en dos consignas: reformar la Unión Europea y limpiar Italia de inmigrantes. Como si de un clon trumpiano se tratase, se declara admirador del presidente estadounidense por "cumplir con sus promesas electorales" y aboga por anteponer "los italianos primero" y acabar con la inmigración. Igual que el populismo de Trump, lo anuncia con mensajes incendiarios en las redes sociales. Así, cuando Trump anunció su primer veto migratorio en enero de 2017, expresó a través de Twitter su intención de reproducirlo en Italia: "Me gustaría hacer en Italia lo que Trump está haciendo al otro lado del océano. Una invasión se aproxima y necesita ser bloqueada", escribió.
Por ello, el seguidor de los ultraderechistas Marine Le Pen, Viktor Orban, Geert Wilders y admirador de Putin encara la contienda electoral como ferviente defensor de la limpieza étnica, a pesar de haber insistido en que su partido no es xenófobo. "Refugiados políticos verdaderos sí, económicos no", asegura, al tiempo que promete restringir la construcción de mezquitas y negar la nacionalidad a los nacidos en Italia con padres extranjeros.
Expectativa electoral
En las elecciones de 2013, la Liga apenas obtuvo el 4% de los votos pero ahora que se presenta por primera vez en todas las regiones del país, los últimos sondeos le otorgan en torno al 14%, a solo dos puntos de su aliado Forza Italia, junto con quien aspiran a lograr la mayoría absoluta en la coalición de derechas.
En campaña ha mostrado su intención de liderar un Gobierno si su fuerza es la más votada: el pasado 24 de febrero más de 15.000 correligionarios asistieron a su simulación de juramento del cargo de primer ministro en el Duomo de Milán, coincidiendo con las marchas convocadas en todo el país por la izquierda contra el auge del racismo y el fascismo.