Radiografía de la mujer y el mercado laboral: una carrera de obstáculos sin cronómetro ni premios
- Las mujeres suponen más de la mitad del total de parados en España
- Desde el inicio de la recuperación, los hombres encuentran empleo más fácilmente
- El paro femenino ha bajado un 33,35%, frente al 45,8% de caída del masculino
- Casi tres de cada cuatro contratos de jornada a tiempo parcial son para mujeres
- El salario medio anual de las mujeres es casi 6.000 euros inferior al de los hombres
- Las diferencias durante la vida laboral causan menores pensiones para las mujeres
Las mayor precariedad laboral de las mujeres, la brecha salarial que lleva a las trabajadoras a cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo y los techos de cristal que frenan su avance profesional son algunos de los principales motivos que sustentan la huelga de mujeres convocada este 8 de marzo en España y otros 176 países.
La crisis económica española ha extendido la precariedad laboral entre hombres y mujeres, pero éstas se han visto más golpeadas por la persistencia del paro, la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas, tal y como se repasa en la siguiente radiografía del actual mercado laboral español.
Datos clave sobre desigualdad laboral
51,6% de los parados en España son mujeres
11,4 puntos de brecha de empleo
22,86% de brecha salarial
69,3% de los que cobran el salario mínimo o menos son mujeres
73,8% de los contratos a tiempo parcial son para mujeres
50% de las mujeres en paro no cobra ninguna prestación
37,95% de brecha en las pensiones de jubilación
Mayor nivel de paro femenino y más dificultad para reducirlo
Las mujeres son la mayoría de la población desempleada en España, pese a que su incorporación al mercado laboral (medida con la tasa de actividad) es todavía inferior a la de los hombres.
Tasa de actividad femenina: 53,3% | Mujeres activas: 10.605.200 |
Tasa de actividad masculina: 64,6% | Hombres activos: 12.159.800 |
Tasa de empleo femenina: 43,5% | Mujeres ocupadas: 8.659.100 |
Tasa de empleo masculina: 54,9% | Hombres ocupados: 10.339.200 |
Tasa de paro femenina: 18,4% | Mujeres paradas: 1.946.000 |
Tasa de paro masculina: 15% | Hombres parados: 1.820.600 |
Fuente: EPA de cierre de 2017
Desde el número máximo de parados alcanzado en el primer trimestre de 2013 (6,28 millones, según la Encuesta de Población Activa, EPA), el desempleo entre los hombres se ha reducido un 45,8% y entre las mujeres, sólo un 33,35%.
Desde ese máximo, más de 2,5 millones de personas han dejado de considerarse en paro, según los datos de la EPA de cierre de 2017. Casi dos de cada tres (61,23%) han sido hombres y sólo el 38,77%, mujeres.
Todo esto, según CC.OO., "refuerza la feminización del paro y pone de relieve que, con la recuperación, son los hombres los que están saliendo en mayor medida del desempleo y a las mujeres les cuesta más encontrar empleo".
Así, entre 2011 y 2016, la tasa de paro de larga duración (el porcentaje de desempleados que llevan buscando un empleo más de 12 meses) se ha reducido en 0,2 puntos entre los hombres, mientras que entre las mujeres se ha elevado en 1,5 puntos.
Si se recurre a la otra forma de medir el desempleo, el paro registrado –cuyos datos más recientes son del mes pasado- se observa la misma tendencia. En el último año, el paro ha descendido el doble entre los hombres que entre las mujeres: entre febrero de 2017 y el mismo mes de este año, el número de hombres apuntado a las listas de Empleo se redujo un 10,6%, frente a la bajada del 5,04% en el número de mujeres en ese registro.
Ese hecho ha sido la tendencia dominante en la recuperación económica, lo que ha provocado que ahora –igual que ocurría antes de la crisis de 2008-, más de la mitad de los parados registrados en las oficinas de empleo sean mujeres.
Eso dejó de ocurrir temporalmente durante los años más duros de la recesión económica española, cuando hombres y mujeres se repartían casi a partes iguales las listas del paro.
Lo mismo ha ocurrido con el empleo: durante la crisis, la tasa de empleo masculina descendió en mayor medida que la femenina, lo que redujo la diferencia entre ambas (de los 22 puntos de 2006 bajó a 9,1 en 2012).
Sin embargo, con la recuperación, esa brecha de empleo ha vuelto a ensancharse hasta situarse en 11,4 puntos en 2017.
En la apertura de la esas brechas ha influido, en parte, el aumento de la población activa femenina: desde el comienzo de la crisis, más de 839.000 mujeres se han incorporado al mercado laboral, bien sea encontrando un empleo o buscando uno. Por contra, la población activa masculina se ha reducido en el mismo período, con la salida de casi 900.000 hombres de ese mercado laboral, debido sobre todo a la marcha de inmigrantes que vinieron a España para trabajar y se marcharon cuando empeoró la situación económica.
También ha contribuido a esa diferencia que, desde el inicio de la recuperación del empleo, ha habido más hombres que han encontrado un trabajo. Así, desde comienzos de 2013, se registraron 1,2 millones de afiliados más a la Seguridad Social frente a 1,02 millones de afiliadas.
Hay que tener en cuenta una realidad: esas cifras de afiliación son medias de todas las bajas y altas al sistema de Seguridad Social, ya que se cuenta una afiliación cada vez que se firma un contrato. Así, un mismo trabajador puede tener varios contratos en un mismo mes y, por tanto, generar varias afiliaciones.
Por eso, como las mujeres sufren más precariedad en su empleo –tal y como reflejan los datos de contratación-, una mayor parte de la subida de sus afiliaciones puede responder a contratos múltiples.
La jornada laboral, la primera vía de discriminación salarial
44% del total de contratos firmados fueron para mujeres
30,3% de los contratos temporales firmados por mujeres no supera una semana de duración (27% entre los hombres)
9,3% de contratos firmados por mujeres fueron indefinidos (8,7% entre los hombres)
53% de contratos indefinidos de mujeres fueron a tiempo parcial o fijos discontinuos (32% entre los hombres)
- De cada 100 contratos firmados por mujeres:
48 fueron temporales a jornada completa (67,8 en el caso de los hombres)
41,6 fueron temporales a jornada parcial (22,6 entre los hombres)
4,9 fueron indefinidos a jornada parcial (2,8 entre los hombres)
4,4 fueron indefinidos a jornada completa (5,9 entre los hombres)
Fuente: CC.OO., año 2017
En 2017, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea consideró que las trabajadoras a tiempo parcial recibían un trato discriminatorio en España al ser las destinatarias de más del 70% de este tipo de contratación (73,8% en 2017, según la EPA).
Como recuerda UGT en su informe “La brecha salarial persiste porque se infravalora el trabajo de las mujeres”, la jornada laboral “es la primera vía de discriminación salarial, que no sólo perjudica las economías de las mujeres cuando están trabajando, sino que afecta a la protección social a lo largo de sus vidas laborales y cuando éstas han concluido, en sus jubilaciones”.
Esa distribución de los contratos responde, en gran medida, al papel que se asigna a las mujeres en la sociedad, haciendo recaer en ellas el mayor peso de las tareas domésticas, lo que las aboca en muchos casos a trabajos temporales y a tiempo parcial.
Esa distribución de roles marca muchas veces también la preferencia de los empleadores a contratar hombres de forma más estable. Una preferencia que es mucho más clara durante los años fértiles de la mujer.
Así, la maternidad y sus consecuencias marca un antes y un después en las carreras laborales de la mayoría de las mujeres. También afecta el tener que cuidar a un familiar mayor, enfermo o discapacitado.
Escasas oportunidades para conciliar vida familiar y laboral
Según esa Encuesta de Estructura Salarial de 2015, la última disponible, las brechas salariales más grandes se producen en las actividades administrativas (33,99%), servicios (33,73%), actividades inmobiliarias (32,73%) y actividades profesionales, científicas y técnicas (30,41%).
Ese impacto es mayor por la escasez o alto coste de los servicios de atención a menores y adultos y la falta de oportunidades para conciliar trabajo y familia.
Por un lado, el hecho de tener hijos afecta a los trabajos que una mujer puede encontrar, ya que muchos empleadores consideran que no van a poder trabajar al ritmo que ellos exigen y las excluyen de puestos de mayor responsabilidad.
Por otro lado, el ser madre también condiciona los empleos que una mujer puede aceptar, ya que el desigual reparto de las responsabilidades familiares puede llevarla a buscar jornadas a tiempo parcial, reducir las jornadas completas o cogerse algún tipo de excendencia.
Según la EPA, al cierre de 2017, había 2,07 millones de mujeres trabajando a tiempo parcial en España (73,8% del total), más del doble que los 733.300 hombres que tenía ese tipo de jornada.
Motivos alegados para trabajar a tiempo parcial
55,18% mujeres por no encontrar a jornada completa (63,26% en el caso de los hombres)
12,94% mujeres por el cuidado de niños o adultos (1,85% entre hombres)
6,31% mujeres por otras obligaciones familiares o personales (1,55% entre hombres)
9,34% mujeres no quieren jornada completa (5,48% entre hombres)
8,95% mujeres por motivos no especificados (14,87% entre hombres)
5,85% mujeres para seguir cursos de formación (11,41% entre hombres)
1,16% mujeres por enfermedad o incapacidad propia (1,14% entre hombres)
Fuente: EPA de cierre de 2017
Según el informe “Mujeres y hombres en España. 2017” del Instituto Nacional de Estadística, los porcentajes de mujeres con empleos a tiempo parcial en 2016 eran “significativamente más altos” que los de hombres en todas las franjas de edad. Pero entre los 25 y los 45 años, esa proporción alcanzaba su máximo (25%), para empezar a reducirse a partir de los 45 años.
Además, según los datos del Ministerio de Empleo, en 2017 se registraron 55.133 excedencias para cuidar de un hijo, de menores acogidos o de otros familiares. El 90,6% del total de esos permisos sin sueldo fueron solicitados por mujeres (49.934).
En cuanto al tiempo dedicado al conjunto de actividades de hogar y familia, se aprecia mayor dedicación media diaria de las mujeres en todos los tipos de hogar, pero especialmente en los hogares formados por una pareja con hijos, según la última Encuesta de Empleo del Tiempo elaborada por el INE con datos de 2009 y 2010.
En ese tipo de hogar, la mujer dedica una media de 4 horas y 45 minutos diarios, casi el doble que las 2 horas y 34 minutos dedicados de media por el hombre.
En uno formado por una pareja sola, el tiempo dedicado por la mujer es de 4 horas y 37 minutos, y el del hombre es el mismo que en el caso anterior.
Si se analizan los datos en función de la situación laboral de la mujer, las mujeres que trabajan dedican 3 horas y 46 minutos diarios a tareas del hogar y la familia, frente a las 2 horas y 21 minutos de los hombres que tienen un empleo.
Cuando la mujer está en paro dedica una media de 5 horas y 35 minutos, mientras que el hombre sin empleo hace 3 horas y 23 minutos de tareas relacionadas con el hogar y la familia.
Esa diferencia se amplía cuando ambos están fuera del mercado laboral (son estudiantes, amas o amos de casa, jubilados o pensionistas), ya que en ese caso las mujeres dedican 4 horas y 49 minutos al día, frente a las 2 horas y 25 minutos de los hombres.
Un salario de casi 6.000 euros menos al año
La diferencia en los ingresos de los hombres y las mujeres se aprecia durante toda la vida laboral y, como consecuencia, también se prolonga en la jubilación.
Los datos del INE de 2016 sitúan el salario medio de las mujeres era 5.982,42 euros más bajo al de los hombres (19.744,82 euros anuales frente a 25.727,24 euros). Esto abre una brecha salarial del 23,2%, por encima del 22,55% que había en 2010.
Según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE, elaborada con datos de 2015, la desigualdad recorre toda la escala de salarios: el 18,2% de las mujeres trabajadoras cobraban el salario mínimo o menos (7,4% en el caso de los hombres), lo que supone que casi el 70% de quienes percibían 648,6 euros o menos al mes en 2015 eran mujeres.
En los datos de brecha salarial de la Unión Europea, la medida es diferente, ya que se realiza en función del salario por hora trabajada y tiene en cuenta sólo las empresas con más de 10 trabajadores, lo que en el caso de España deja fuera al 95,7% de las empresas.
Así, en esas tablas de Eurostat, la brecha entre los salarios masculinos y femeninos queda en 2016 en 14,2%, por debajo del 16,3% de la media de la UE. El dato español mejora los de países como Francia, Alemania, Holanda o Dinamarca, pero triplica el de Italia, el país con menor brecha salarial (5,3%).
A nivel mundial, según el "Informe Global de la Brecha de Género 2016" elaborado por el Foro Económico Mundial, la brecha es del 59% y, al ritmo actual de evolución de los salarios, las mujeres tardarían 170 años en cerrar la brecha salarial con los hombres.
Mayor brecha salarial en sectores más feminizados
"Una trabajadora de Hostelería gana el salario más bajo de todos los sectores de actividad. Junto con las trabajadoras de sectores de Actividades administrativas y servicios auxiliares y quienes trabajan en actividades denominadas Otros Servicios, perciben los salarios más bajos de nuestro país.
Los tres sectores con alta presencia de mujeres, por encima del 50% del empleo de cada uno de los sectores mencionados", explica UGT en su informe de este año "La brecha salarial persiste porque se infravalora el trabajo de las mujeres".
Este sindicato también destaca que "todos los sectores con alta presencia de mujeres están peor retribuidos y sufren una brecha salarial por encima de la brecha media del conjunto de sectores de actividad de nuestro país". La excepción es el sector de la Educación, donde el 67% de los trabajadores son mujeres y en el que la brecha salarial se reduce hasta el 9,34%.
Para UGT, esta situación se debe a que "existe una infravaloración del trabajo de las mujeres persistente y sistemática, que evidencia que, de entrada, se ha asumido socialmente” que las actividades con presencia femenina mayoritaria "los salarios deben ser menores, pero no así los de los hombres que trabajan en ellos".
En cuanto a las ocupaciones, el informe sindical remarca que sólo en uno de los grupos con presencia mayoritaria de mujeres el salario de sus trabajadoras está por encima del salario medio: Técnicos y profesionales científicos e intelectuales de la salud y de la enseñanza. "El resto de las ocupaciones feminizadas están muy lejos de aproximarse al salario medio anual", resume el sindicato.
Sin embargo, en ese mismo grupo de ocupación, donde se exige la máxima cualificación académica, los salarios de las mujeres son un 30,41% inferiores a los de los hombres.
La mayor brecha salarial (31,56%) se registra en la categoría de trabajadores no cualificados en servicios.
En la ocupación con salarios más elevados, la de directores y gerentes, las mujeres suponen menos de uno de cada tres trabajadores (31,37%) y la diferencia salarial se sitúa en un 18,81%.
Por edad también se aprecian diferencias. Los salarios más bajos se concentran en las mujeres de menor edad, pero también descienden "significativamente" para las que alargan su carrera laboral pasados los 65 años.
A partir de esa edad, las mujeres representan el 56% del total de trabajadores de ese grupo, el único en el que superan a los hombres. Y es en esos años cuando se dispara la brecha salarial hasta el 48,53% (su salario medio anual es 14.330 euros menor al de los hombres en la misma situación).
Las tareas del hogar, un valor productivo que no cotiza para las pensiones
Según UGT, al ser "mucho más elevado el número de mujeres que de hombres que continúan trabajando y existiendo unas brechas en euros y porcentajes tan elevadas, es fácil pensar que muchas mujeres tienen que permanecer en el mercado laboral, en trabajos precarios o muy precarios para alcanzar las cotizaciones suficientes para acceder a una pensión de jubilación contributiva".
Las tareas del hogar, un valor productivo que no cotiza para las pensiones Las diferencias entre hombres y mujeres se aprecian en el mercado laboral cuando ellas están en activo, pero también influyen en sus decisiones de no entrar o retirarse de ese mercado laboral -ya sea de forma temporal o permanente-, con la consiguientes consecuencias en sus prestaciones sociales y pensiones.
50%& de mujeres en paro no cobra ningún tipo de prestación
62% de mujeres que perciben una prestación, ésta es asistencial
32% de mujeres con prestación, ésta es contributiva
Los cuidados de los hijos y los familiares dependientes, así como el grueso de las tareas domésticas, son funciones con un valor productivo casi nunca reconocido, pero que contribuyen al bienestar familiar y social.
37,95% brecha en pensiones de jubilación (454,38 euros menos que los hombres)
742,81 euros de pensión media de jubilación entre las mujeres
1.197,19 euros de pensión media de jubilación entre los hombres
Como resuma Borja Suárez Corujo, profesor de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social en la Universidad Autónoma de Madrid, "aquellas situaciones de inactividad más claramente involuntarias y condicionadas por la asignación de roles en una sociedad que discrimina a las mujeres" suponen una "doble sanción" para ellas: "la baja participación laboral y, por extensión, limitados derechos (a menudo derivados de la pareja varón) en el sistema de Seguridad Social".