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'Iconos de estilo', el gran homenaje a la historia de nuestros armarios

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El Museo del Traje hage un guiño a su propia historia

Cuando Olivier Saillard inauguró en París la exposición ‘Trajes españoles, entre la luz y la sombra’ con prendas tradicionales de distintos pueblos de España dijo: "En Francia la moda puede apoyarse en la Alta Costura y en España se apoya en esta forma tan erudita y diversa, en esa otra costura”. Saillard comparó entonces el patrimonio regional español con la alta costura. Y no exageraba. “El trabajo de estos artesanos tiene una gran riqueza, sobre todo en los bordados de los trajes de mujer, porque hay más prendas de mujer que de hombre. En ellos se aprecia una labor casi poética que se asemeja a la de los grandes maestros de la Alta Costura, ¡es la otra Costura!”.

Trajes regionales de Montehermoso (Cáceres). EFE noticias

Aquella exposición se exhibe ahora en el Museo del Trajey consta de casi 500 piezas fechadas entre finales del XVIII y principios del XX. A Saillard le resulta imposible escoger entre tanta belleza pero señala un traje popular de Montehermoso (Cáceres) rematado con su famosa 'gorra de paja' que se coloca sobre un pañuelo. Piezas que han inspirado a grandes de la moda desde Cristóbal Balenciaga a John Galliano.

Muchas de las piezas tienen su origen en la exposición de 1925. EFE noticias

Las prendas están acompañadas por las impresionantes fotografías que José Ortiz Echagüe hizo en 1930 para el libro 'Tipos y trajes'. Son retratos de la gran riqueza y variedad del folclore español pero también de las vidas que se cuentan a través de las expresiones y las arrugas de los rostros que posaron para su objetivo. Una obra brutal. Estas fotografías inspiraron a muchos modistos y Saillard destaca la pasión por España que Christian Lacroix trasladó a sus colecciones en la que aprecian códigos del tipismo español, desde el mundo taurino hasta la iconografía religiosa.

Traje de 'viuda rica' de Zamora, en terciopelo y chapería dorada. EFE noticias

Pero el comisario va más allá y sorprende comparando las formas de una falda cacereña y otra de Monovar (Alicante) con las siluetas esculturales de Azzedine Alaïa. Saillard organizó la exposición que se hizo en el Galliera con el legado del tunecino y cuenta que mantenía un constante contacto con Hubert de Givenchy porque quería preparar una muestra 'hilvanando' a Alaïa con Balenciaga. “Givenchy era el último couturier de la edad de oro de la moda”, sentencia. "Dio una gran lección de elegancia".

Capas de Zamora. Foto: Manuel Outumuro noticias

Helena López de Hierro, directora del Museo del Traje y comisaria adjunta, destaca la fascinación que sintió Saillard cuando vio por primera vez estas piezas de indumentaria tradicional (casi todas de uso ceremonial) y cuenta que a la exposición de Madrid se han añadido joyas históricas, algunas del siglo XII, porque la indumentaria tradicional española no puede entenderse sin ellas. Son elementos decorativos en algunos casos pero en otros son amuletos contra las supersticiones. El conjunto configura un exquisito e imponente retrato del tipismo tradicional. “No es una exposición exhaustiva sobre el traje popular porque va más allá y habla de la diversidad de los trajes tradicionales”.

Las cinco fases del traje de ceremonia de Lagartera. Foto: Manuel Outumuro noticias

Llaman la capas pardas que son el icono del triángulo que forman las regiones zamoranas de Aliste y Carbajales y la portuguesa Miranda de Douro y también el traje de “viuda rica” de Toro (Zamora) hecho en tercipelo negro y decorado con chapería dorada que data de 1880.

Destaca por su sencillez, solo en apariencia, del traje de Ansó (Huesca) para ir a misa "que tiene las reminiscencias más antiguas de la península"o el conjunto que forman las cinco fases que explican cómo se viste el traje de ceremonia nupcial de Lagartera (Toledo). La directora del museo revela el elemento común entre todos la indumentaria expuesta: “Por un lado, todos van muy estructurados y tienen un fuerte vínculo con la sastrería española y la obra de Balenciaga, y por otro lado hay que destacar la importante parte decorativa".

Vestido de Alosno (Huelva) con ricos bordados en la camisa. EFE noticias

Es entonces cuando señala un traje charro que se le hizo a Isabel de Borbón, 'La Chata', una pieza barroca y preciosista con bellísimos bordados de lentejuelas y mostacillas de colores.

Una obra que contrasta con el estilo parco y sencillo de la cobijada de Vejer de la frontera (Cádiz) que forma parte del conjunto dedicado a Andalucía.

“Se ha huido del tópico, de la postal típica andaluza”, dice. Los icónicos volantes y lunares desaparecen para dejar el protagonismo a los elegantísimos bordados en los que se usó metal -algo que se repite en casi todas las regiones- de un traje de Huelva y también a un conjunto de Granada para hombre que comparte códigos con el majismo de Goya.

Palabras como zaragüel, saya, zagalejo, saigüelo o basquiña son palabras que salpican la conversación y hacen referencia al alma de los pueblos españoles y a la historia de la indumentaria regional, pero también a la del museo. “Es el origen de nuestra colección que se reúne a raíz de la exposición del traje regional que se hizo en 1925 en el Palacio de Bibliotecas y museos de Madrid. Muchas piezas estaban ya ahí y por eso esta exposición hace un doble guiño. La nueva mirada de Oliver Saillard es además un valor añadido”.