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Crean un nuevo test que puede prevenir hasta un 70% de las trombosis en pacientes con cáncer

  • Las trombosis son una de las principales causas de mortalidad en estos pacientes
  • La integración de datos clínicos y genéticos permite aplicar medicina personalizada

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Glóbulos rojos
Las personas con cáncer son siete veces más propensas a sufrir una trombosis.

Los hospitales Sant Pau de Barcelona y Gregorio Marañón de Madrid han liderado un estudio clínico con 400 pacientes de cáncer que ha permitido desarrollar un nuevo test diagnóstico capaz de prevenir entre un 50 y un 70% de las trombosis oncológicas, una de las principales causas de muerte prevenible en enfermos de cáncer.

En el estudio, que publica la revista British Journal of Cancer, han participado ocho hospitales de toda España y, de los 400 pacientes analizados, unos 70 sufrieron una trombosis durante el estudio.

El nuevo test, según han explicado los doctores que han liderado la investigación, José Manuel Soria (Sant Pau) y Andrés Muñoz (Gregorio Marañón), integra datos clínicos y, por primera vez en el mundo, datos genéticos del paciente para medir el riesgo de trombosis.

Soria ha detallado que la nueva herramienta de diagnóstico aplica un algoritmo, a partir del análisis de cuatro variantes genéticas de los factores de la coagulación que se combina con los factores de riesgo clínicos.

El estudio clínico ha contado con el apoyo de la Sección de Trombosis y Cáncer de la Sociedad Española de Oncología Médica y con la colaboración de las compañías farmacéuticas Ferrer y Leo Pharma.

Análisis individual para personalizar el tratamiento

El estudio clínico ha analizado la capacidad predictiva del nuevo test para identificar a personas con cáncer que desarrollarán un tromboembolismo venoso durante los seis primeros meses tras el diagnóstico de cáncer.

El nuevo test aplica un algoritmo, a partir del análisis de cuatro variantes genéticas de los factores de coagulación que se combina con factores de riesgo clínicos (historia familiar de tromboembolismo venoso, tipo de tumor, estadio, y el índice de masa corporal) de cada paciente con cáncer y clasifica a los enfermos con un nivel de riesgo alto, moderado o bajo.

"Es muy importante mejorar las herramientas diagnósticas para identificar con precisión a pacientes con alto riesgo trombótico, y así poder administrar anticoagulantes solo los que tienen una relación riesgo-beneficio favorable", afirma Andrés Muñoz, oncólogo médico del Hospital Gregorio Marañón.

"Esperamos que los resultados de nuestro proyecto contribuyan a personalizar la toma de decisiones relativas a tromboprofilaxis, y a reducir las elevadas tasas de morbimortalidad relacionadas con la trombosis en pacientes oncologicos", ha dicho Muñoz.

José Manuel Soria, responsable de la Unidad de Genómica de las Enfermedades Complejas del Hospital de Sant Pau, ha destacado que "el objetivo principal del estudio es proporcionar a los profesionales herramientas eficientes para diagnosticar y prevenir la enfermedad tromboembólica en pacientes con cáncer".

"Nuestro enfoque -ha añadido- es innovador ya que utilizamos una estrategia basada en la integración de datos clínicos y genéticos para desarrollar un herramienta de Medicina Personalizada".

Mayor mortalidad en pacientes con tromboembolismo

Uno de los resultados del estudio es que los pacientes con cáncer que sufren un tromboembolismo venoso (TEV) tienen mayor mortalidad, ya que, entre los fallecidos, un 31% presentaba trombosis frente a un 11% sin ella. El estudio revela que el periodo de mayor riesgo de sufrir un TEV asociado al cáncer son los seis meses tras el diagnóstico. Según Soria, un 20% de los pacientes sometidos a quimioterapia "sufren un proceso trombótico".

Los investigadores afirman que con el nuevo test se pueden reducir entre un 50 y un 70 % los casos de trombosis al poder aplicar tratamientos preventivos con anticoagulantes que evitarán su aparición y sus complicaciones.

Según los médicos, entre un 20 y un 35% de los pacientes con cáncer avanzado puede padecer una trombosis y la quimioterapia incrementa hasta siete veces el riesgo de sufrirla, como también lo hacen la radioterapia, la hospitalización y la inmovilidad.