Reino Unido y Rusia: una "Guerra Fría" alentada por la purga a los traidores del Kremlin
- El envenenamiento del exespía Skripal ha sumido a los países en crisis diplomática
- Reino Unido, apoyado por Occidente, acusa a Rusia del ataque en suelo británico
- Rusia se defiende: niega su autoría e insinúa que Reino Unido está detrás
- El verdadero termómetro será la relación económica, hasta ahora "sana"
"Ya estamos en una Segunda Guerra Fría", según el periodista de la BBC John Sweeney. "No queremos una nueva Guerra Fría", señalaba este miércoles el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson. Puede que esta sea la sensación para cualquiera pendiente de la evolución del caso Skripal, el envenenamiento del antiguo espía ruso, Serguéi Skripal, que también trabajó para el MI6, y su hija, Yulia Skripal, el pasado 4 de marzo en Salisbury. "Segunda Guerra Fría" porque el ataque en suelo británico es, en palabras de Theresa May"Segunda Guerra Fría" porque así lo apunta la dura retórica entre los dos países. Un conflicto en el que Reino Unido cuenta con el apoyo unánime de la Unión Europea e incluso Estados Unidos, mientras que a Rusia no parece importarle que se congelen las relaciones.
Espionaje, persecuciones, envenenamientos, muertes en misteriosas circunstancias…Todo puede haber ocurrido en Reino Unido en los últimos 20 años a espaldas del público, lejos del conocimiento de las autoridades. "Solo ahora con el caso Skripal la gente se da cuenta. Ha estado pasando antes. La pregunta no es por qué ahora, sino 'ah, esto es lo que llevan haciendo mucho tiempo'", opina Sweeney. Aunque según Johnson, se hizo, por orden de Putin, de cara a las elecciones, y Moscú, que niega cualquier acusación, insinúa que Reino Unido está detrás del ataque.
La eterna persecución de Moscú a los traidores
El Gobierno británico no tiene dudas de que la orden "vino desde el Kremlin", aunque James Rodgers, profesor especializado en Rusia y antiguo corresponsal de la BBC en Moscú, no lo tienen tan claro. No son policías, pero tanto él como Sweeney tienen un profundo conocimiento de Rusia y las relaciones con Reino Unido. "El novichok [el agente nervioso con el que entraron en contacto los Skripal] no es chicle, no se puede comprar en una tienda", señala Sweeney. Aun así, no desecha la hipótesis del Gobierno: "Putin amenazó en 2006 con que 'los traidores estirarían la pata'. Mantuvo su palabra con Alexander Litvinenko, la gente que traiciona a los servicios de seguridad de Rusia puede morir".
“Putin amenazó en 2006 con que los traidores estirarían la pata“
Según Boris Johnson, no fue el trabajo de una sola persona, algo en lo que parece coincidir el opositor Mikhail Khodorkovsky, fundador de Open Russia y residente en Londres. El pasado viernes, en una entrevista en Sky News, aseguró que "el Kremlin es una banda criminal", aunque recalcó que "o bien se ha hecho con el consentimiento de Putin, o sin su aprobación".
Rodgers coincide en la autoría: Rusia, por la actividad de doble agente de Skripal, aunque "algunos apuntan a un grupo de negocios que quisiera dañarle. Pero los que saben de este tema aseguran que sería necesario un experto en el manejo de la sustancia para llevar a cabo el ataque, y no está claro cómo se suministró el agente nervioso. Esta maestría implica que no hay mucha gente que sea capaz de hacerlo". ¿La hipótesis de Sweeney? "Es una de las muchas muertes que han ocurrido" en Reino Unido, cuenta, mientras hace mención del caso Glushkov, el multimillonario ruso cuyo asesinato investiga la unidad de contraterrorismo británica.
Miedo entre los oligarcas rusos exiliados
Según una investigación de Buzfeed de 2017, habría también pruebas de otros 14 asesinatos orquestados desde Rusia en suelo británico. Lo cierto es que el caso Skripal ha abierto el debate sobre los espías y oligarcas rusos que habitan en Reino Unido huyendo del Kremlin y el dinero ruso invertido en la City. "Claro que Londres se ha convertido en un lugar de lavado de dinero para los rusos, pero investigar esto supone un reto para Reino Unido", explica el periodista, que considera que hay que repasar los 20 últimos años, porque "hubo muchos que se enriquecieron muy rápido y contrajeron enemigos en el proceso".
“Claro que Londres se ha convertido en un lugar de lavado de dinero para los rusos“
Desde el Partido Laborista, critican la financiación de Rusia al Partido Conservador y les acusan de haber permitido la entrada clandestina de estos "desechables" rusos. El propio líder laborista, Jeremy Corbyn, quiso ser el viernes precavido, pese a las críticas internas en su partido, y planteó la posibilidad de que en realidad quien estuviera detrás del caso fuera la mafia rusa, y no el Gobierno de Putin.
Pero, ¿están la mafia y el Kremlin vinculados? "Hay muchos enlaces pero es muy difícil decir quién actúa en qué capacidad, cómo se desenredan los negocios, la política y los servicios secretos", describe Rodgers. Como ejemplo cita su investigación sobre la muerte de Alexander Litvinenko en 2006: "Un antiguo agente del FSB me dijo entonces que, para entenderlo, había que averiguar qué se habló en una reunión entre el agente Andrei Lugovoi y Litvinenko. Pero nadie lo sabe", dice.
“Si yo fuera un exiliado ruso, estaría asustado“
En los últimos días, a raíz del caso Skripal, muchos 'traidores de Putin' han asegurado tener miedo, incluso han aumentado su protección. "Si yo fuera un exiliado ruso, estaría asustado", opina Sweeney. Pero no solo este colectivo: también algunos medios rusos que operan en Reino Unido se han visto amenazados, como la corresponsal Liza Gerson, con quien este medio ha tratado de contactar sin éxito.
La economía, prueba de fuego del futuro de las relaciones
La respuesta del Gobierno británico a la supuesta autoría rusa del ataque se tradujo en la expulsión de 23 diplomáticos rusos ante la sospecha de que fueran agentes del Kremlin, que este mismo martes abandonaron el país y la ausencia de la delegación británica en el Mundial de Rusia en junio. Moscú respondió con la misma moneda y además cerró el British Council. "Muchos dicen que, por mucho que las relaciones políticas no sean buenas, respetemos las culturales", puntualiza Rodgers.
El periodista, que se encuentra inmerso en la edición de un libro sobre periodismo occidental en Rusia, no vería con buenos ojos el cierre del canal Russia Today en Reino Unido, que está siendo revisado por Ofcom, el organismo regulador de medios de comunicación británico. Fuentes de RT consultadas por RTVE.es aseguran que, de momento, se mantienen a la espera del informe de Ofcom.
Sin embargo, como señaló Khodorkovsky, el verdadero punto débil para Moscú sería el dinero, y ahí reside es la "prueba de las relaciones" según Rodgers. A pesar de la crisis, el gas ruso Gazprom se viene manteniendo fortalecido en los mercados londinenses . "El examen de la salud de la relación se verá en la económica, que, por ahora es bastante sana, independientemente de las sanciones por la anexión de Crimea. Todavía hay comercio, pero si se paraliza, las relaciones diplomáticas se empobrecerán todavía más".
En este sentido, además de las grandes inversiones de los millonarios rusos en el mercado inmobiliario de Reino Unido, el quid de la cuestión subyace en el mercado energético, en el sector del gas natural licuado (GNL), del que Rusia figura entre los primeros exportadores en Reino Unido. Aunque Theresa May no ha tomado medidas económicas por el momento, sí ha asegurado que el Gobierno británico está "explorando otros países" para la importación del GNL en Reino Unido.
Esta diplomacia, según Sweeney y Rodgers, va a ser muy mala en el futuro, sobre todo por los comentarios de Boris Johnson, que ha comparado este mismo miércoles el Mundial con los Juegos Olímpicos de la Alemania de Hitler de 1936, y el secretario de Defensa, Gavin Williamson, que llegó a decir que "Rusia debería irse por ahí".
Persecuciones soviéticas a la prensa británica
John Sweeney se adentró recientemente en Rusia para informar del proceso electoral aunque no está seguro de si usaría la palabra elecciones para describirlo. James Rodgers no tiene dudas de que le espiaran su teléfono a lo largo de sus siete años de estancia en el país (intermitentemente entre 1991 y 2009). Tampoco las tuvo Luke Harding, representante de The Guardian en la capital rusa hasta ser expulsado por orden del Kremlin. A Sweeney y su equipo de Panorama los persiguieron cuando viajaron a Moscú y San Petersburgo para rodar el reportaje 'Taking on Putin'. "Nos persiguieron por la gente con la que hablamos, la oposición real, no la que pudo presentarse a las elecciones, gente como Navalni [el líder opositor inhabilitado] y sus simpatizantes", explica a RTVE.es.
"Nunca me han seguido tanto en mi vida, fue un gran problema. Nos persiguieron sospechosos en el coche, en el hotel, en bares, restaurantes… Nos hace pensar que la persecución fue ordenada por el Estado, por el FSB [el antiguo servicio secreto KGB]", advierte. Aunque ningún miembro de este "Estado policial" contactó al equipo de Sweeney, sí fue acechado por periodistas proKremlin. "Emitieron un programa en el que me acusaron de vandalismo y mostraron mi declaración a la Policía cuando fui detenido, además de mi pasaporte", recuerda.
“Me sentí como si me hubieran metido la cabeza de un caballo en la cama“
"Me sentí como si me hubieran metido la cabeza de un caballo en la cama [en alusión a la famosa escena de El Padrino]. Quieren que sepas que pueden hacer esto con impunidad, quieren que sientas miedo", reflexiona, una semana después de la emisión del polémico reportaje, grabado con motivo de las elecciones presidenciales en Rusia. ¿Ha tenido represalias desde entonces? Un escueto "todavía no" sirve de respuesta.