60 minutos de penumbra para curar las heridas del planeta
- La Hora del Planeta pide que se apaguen las luces durante una hora
- El objetivo de la iniciativa es concienciar sobre el cambio climático
- Se celebra en todo el mundo este 24 de marzo, entre las 20:30 y las 21:30
De vez en cuando, el mundo tiene que detenerse para recapacitar. Puede que solo lo haga durante 60 minutos, y una vez al año; pero ese tiempo puede ser suficiente para enderezar el rumbo antes de que su frenética carrera lo conduzca directamente al precipicio. Esta es la idea que mueve a La Hora del Planeta, la iniciativa impulsada por la organización ecologista WWF. Su duodécima edición se celebra en todo el mundo este sábado 24 de marzo, entre las 20:30 y las 21:30.
Lo que comenzó en 2007 como una idea de WWF Australia llevada a cabo en Sídney, se ha convertido en el mayor movimiento global en defensa del planeta. El año pasado contó con la participación 7.000 ciudades de 187 países, que apagaron más de 12.000 monumentos y edificios icónicos.
Se trata únicamente de una breve parada. De un gesto simbólico en apariencia pequeño, pero que es capaz de unir a millones de personas en todo el mundo para transmitir la preocupación por la salud del planeta y concienciar sobre el cambio climático.
Las heridas son ya tan visibles que hace tiempo que se han encendido las luces de alarma. El mundo vive los períodos más cálidos de la historia, prolongadas olas de calor y sequías, fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, una pérdida de biodiversidad sin precedentes...
Un grito por la salud del planeta
"La Hora del Planeta es un gran grito que sirve para recordar a quienes toman las decisiones que nos importa mucho la salud del planeta en el que vivimos. Y que todos juntos, individuos, organizaciones, empresas y gobiernos, podremos conseguirlo", afirma a RTVE.es Miguel Valladares, director de Comunicación de WWF España.
"La importancia es su fuerza simbólica. Se apaga la luz por el planeta. Y lo hacemos todos a la vez. Hay pocos movimientos que consigan aunar a tantas personas, de tantas lenguas y credos diferentes", prosigue Valladares, "ninguna acción global como esta ha conseguido dejar a oscuras durante una hora los monumentos más emblemáticos del mundo, desde las imponentes pirámides de Egipto hasta el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo".
Este año, WWF pide al mundo que se conecte con el planeta y apague las luces para concienciar sobre la pérdida de biodiversidad ligada al cambio climático, que son, a juicio de la organización, “dos caras de la misma moneda”. Por ello, ha expuesto una serie de razones por las que merece la pena unirse a esta iniciativa:
- Para proteger la vida salvaje
- Para conservar el agua
- Para evitar que el mundo se desertifique
- Para usar la energía del sol
- Por seguir teniendo cuatro estaciones
- Porque no quiero 50 grados a la sombra
- Para seguir disfrutando de la playa...
Son solo algunas de las más importantes, todas ellas vinculadas al efecto devastador del calentamiento global. "En WWF creemos que es evidente que el cambio climático ya está presente, pero podemos hacer mucho para evitar que la situación empeore y paliar sus efectos", sostiene Miguel Valladares.
"Hay que actuar con urgencia"
La organización ambientalista sabe que los grandes cambios se construyen a partir de gestos pequeños, y cree que ya hay indicios significativos que apuntan hacia un cambio de mentalidad. "Los vehículos eléctricos o compartidos empiezan a ser frecuentes en nuestras ciudades, y muchas empresas están haciendo públicos y transparentes sus compromisos ambientales", dice Valladares.
"Los políticos y empresas que no adoptan un discurso ambiental sincero están fuera de juego y la realidad. De lo que aún no somos plenamente conscientes es de la urgencia con la que hay que actuar: hay que acelerar la transición energética desde los combustibles fósiles a las energías renovables, y las decisiones para ello hay que tomarlas ahora, mañana ya es tarde", expresa con rotundidad.
El cambio climático es quizá la mayor amenaza a la que se enfrenta el mundo en las próximas décadas. Si no se consigue mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC para final de siglo, los efectos serán catastróficos para el planeta. Un reciente estudio publicado por WWF, en colaboración con diferentes instituciones académicas internacionales, calcula que casi la mitad de las especies del mundo podría desaparecer en un plazo de 60 años.
El Acuerdo de París se tradujo en un entusiasmo sin precedentes a nivel internacional, pero el paso de los meses ha demostrado que puede quedarse corto y que hay que trabajar con mayor intensidad para poder cumplir con sus objetivos. Sobre todo, después de la retirada de Estados Unidos.
Aumento por encima de los 3ºC
"En diciembre de 2015 se aprobó el Acuerdo de París y fue una satisfacción que se llegara a un compromiso después de muchos años de avances mínimos y cumbres poco ambiciosas. Además, tres meses antes, en septiembre, los gobiernos del mundo habían aprobado también los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), por lo que en poco tiempo se materializaron pasos y agendas para un presente mucho más sostenible", detalla Valladares.
"Han pasado más de dos años y en WWF creemos que, aunque el camino está en marcha, es necesario tener más ambición ya que los compromisos presentados por los países nos llevarían a un aumento de temperatura global por encima de los 3ºC, y la ciencia nos dice que no deberíamos superar el grado y medio", apunta.
Y en cuanto a la retirada de Estados Unidos del mayor acuerdo climático suscrito hasta la fecha, la organización ecologista confía en que al final se imponga la lógica de la gravedad de los hechos. "El Gobierno de Trump se ha quedado solo en la negación de la lucha mundial contra el cambio climático, pero no podrá quedarse al margen durante mucho tiempo de una realidad y de una postura que está afectando a todos los países del mundo, en mayor o menor medida", declara su director de Comunicación.
"En su propio país ha surgido con fuerza el movimiento We are Still in, formado por más de 2.500 líderes de ayuntamientos, estados, empresas, universidades…, que representan a más de 130 millones de estadounidenses y 6.200 millones de dólares de la economía estadounidense, que han firmado una declaración afirmando su compromiso de continuar con la acción climática y cumplir al Acuerdo de París", prosigue.
Un problema internacional
"La lucha contra el cambio climático no se puede plantear como una opción política nacional, porque es un problema internacional. Confiamos en que Trump valore las desventajas de que Estados Unidos se quede a la zaga y de que sean China y Europa quienes encabecen esta lucha necesaria", finaliza.